Por la inflación, los presupuestos ya tienen validez menor a una semana
Todos los fines de año suelen ser complejos, pero el de 2022 –aún con el lastre que dejó la pandemia- cierra con una suerte de sabor amargo, debido a que los altos niveles inflacionarios opacan el crecimiento de la actividad. Incluso, se observa una clara diferencia entre el primer y el segundo semestre, cuando el freno y los altos precios comenzaron a impactar en todos los niveles de la economía.
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A días del comienzo de 2023, todos cruzan los dedos, cierran los ojos y hacen fuerza para que la situación mejore. Sin embargo, la mayoría ya observa una economía amesetada que no sabe bien qué hacer, no sólo ante la incertidumbre macro sino también política; en un año en el que las elecciones se jugarán con un oficialismo y una oposición, en una suerte de pelea cotidiana con todo lo que ello implica para los ciudadanos.
Desde el Consejo Empresario Mendocino (CEM), Federico Pagano comentó que el que termina ha sido un año muy difícil y que los números muestran que “ya estamos en recesión”. De hecho, las ventas han mostrado una baja generalizada desde hace, al menos, cinco meses y Pagano, también economista, sostuvo que la inflación ha sido la principal causa de la ralentización.
La caída del poder adquisitivo es un reflejo de cómo las paritarias corren detrás de los aumentos, pero, sobre todo, del alto nivel de informalidad en donde la desvalorización de los ingresos es mucho más fuerte.
Inflación mata previsión
Algo que ya sucede en la actualidad a causa de la inflación es la variación de precios, así como la pérdida de referencia de lo que cuestan las cosas. Es cada vez más cierta la idea de que “hay que caminar” para conseguir oportunidades, en parte, porque ni los consumidores ni los empresarios pueden predecir el valor de algo.
Así, los presupuestos de cualquier cosa tienen validez menor a una semana y se pueden encontrar diferencias de hasta 50% entre uno y otro. “No se sabe cuánto va a costar un insumo y si, con esos valores, se podrá vender después el producto”, ejemplificó Pagano para quien la capacidad del empresario argentino de sacarle agua a las piedras tiene un límite.
En este contexto también incide la incertidumbre y la escasez de determinados insumos importados. Si bien los faltantes van rotando entre las distintas áreas, estas demoras, así como la imprevisibilidad que conllevan, tienen un impacto en precios.
“Los actuales niveles de inflación impiden generar valor y ni hablar de crecer”, apuntó Matías Díaz Telli, presidente de la Unión Industrial de Mendoza (UIM). El dirigente también expresó que no están dadas las condiciones para que la industria aumente su capacidad instalada por lo que no hay previsiones de que se desacelere la suba de precios.
Control de precios
Desde el sector retail (comercial), la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM) y la Cámara Empresaria de Comercio, Industria, Turismo y Servicios (Cecitys) coincidieron en el sector viene sufriendo la baja de ventas; lo que atribuyen, otra vez, a la inflación, tanto por la distorsión de precios como la pérdida de poder de compra.
Daniel Ariosto, presidente de UCIM, contó que el economista Roberto Cachanosky, presente en el 70° aniversario de la entidad, “no dio un buen pronóstico para 2023” debido, entre otras cosas, al déficit fiscal, los pagos externos que debe hacer la Argentina y las bajas perspectivas de cambios en este sentido.
En este punto, Isabelino Rodríguez, presidente de la Asociación Mendocina de Expendedores de Nafta y Afines (Amena), comentó que si continúan los controles de precios el año va a ser complejo. Debido a este techo y al incremento de compras financiadas, el sector está en pie de guerra para pedir un cambio en la legislación de las comisiones que se llevan las tarjetas de crédito.
“No nos oponemos a las medidas para regular los precios, pero pedimos que se apliquen herramientas complementarias o integrales que mitiguen estos controles en un contexto de inflación de costos y salarios”, subrayó Rodríguez.
Más allá de esto, buena parte de los empresarios consultados afirmó que el control de precios no funciona, ya que o es una olla a presión que puede hacer volar por los aires el valor controlado o hace que el producto desaparezca porque no es rentable producirlo, con el riesgo que esto conlleva para el empleo.
Alejados de la realidad
Con un importante potencial para crecer, el sector ganadero de Mendoza, a través de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de General Alvear, su presidente Ramiro Labay afirmó que para 2023 el optimismo se renueva. No obstante, aclaró que la apertura de las exportaciones además del tipo de cambio, son dos variables que se pondrán en juego para poder crecer.
En esta línea, tanto Ariosto como Pagano y Díaz Telli observaron que la clase política está muy lejos de los problemas de los trabajadores y empresas, enfrascada en discusiones bizantinas y personalistas por lo que no hay indicios de cambios más allá de que desde lo discursivo –luego de la asunción de Sergio Massa como ministro de Economía- se apunta a un control del gasto y una suerte de reconciliación social.