El duro análisis económico de Alberto Benegas Lynch sobre Argentina
El ilustre liberal se abrió en diálogo con MDZ sobre la política monetaria y fiscal que cree que debe seguir el país.
El doctor en Economía y doctor en Ciencias de dirección, Alberto Benegas Lynch, se abrió en diálogo con MDZ respecto al panorama económico de la Argentina. "Los economistas le decimos inflación, que es una palabra elegante, pero es una estafa monumental especialmente a lo más necesitados", destacó el distinguido académico.
- ¿Cómo catalogaría la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa?
- Las cuestiones personales no me resultan pero lo que estoy observando es que las medidas son puro parche y no hay nada sustancial. Hay decenas de tipos de cambio. Si me permite no quiero faltar el respeto pero es digno de una producción cinematográfica de Woody Allen.
- ¿Qué tipo de política monetaria cree que se tiene que aplicar para salir adelante?
- Bueno, esa es un una pregunta muy fundamental. Yo creo y lo vengo insistiendo desde la primera edición de mi libro "Fundamento de análisis económico" en 1972 que hay que abolir ese fetiche espantoso que se llama Banco Central. Los banqueros centrales por más que sean los más idóneos, capacitados y honestos del orbe están embretados en proceder en uno de tres canales: a qué tasa expandir, a qué tasa contraer o dejar igual la masa monetaria. Pues cualquiera de los tres caminos va a alterar los precios relativos respecto de lo que hubieran sido de no haber mediado esa intervención.
- ¿Qué rol juegan los precios en ese aspecto monetario?
- Los precios son un tablero indicador. Son las únicas señales que tienen en el mercado para operar para saber dónde invertir. Si no hay precios no sabemos si conviene hacer los caminos de asfalto o de oro. Si alguien levanta la mano diciendo que es un desatino hacerlo con metales, con el metal aurífero, es porque recordó los precios relativos antes de eliminar el sistema de precios. Entonces ahora se dice: bueno, pero qué tal tener una banca central independiente. Bueno, la respuesta es que se va a equivocar independientemente. Independiente del ministro de Hacienda o del tesoro, de Economía o del Parlamento y del propio presidente. Mientras exista la banca central, mientras exista el curso forzoso, están embretados en esos caminos.
- Un premio Nobel decía que hemos demorado 200 años en darnos cuenta del error que es unir la religión al poder político. No esperemos otros 200 años para darnos cuenta del error y el horror de mantener atada la moneda al Gobierno. Milton Friedman decía que el dinero es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de banqueros centrales. ¿Cuál va a ser el activo financiero que la gente va a elegir? No lo sé. Una vez que los bancos sean instituciones independientes y no simples sucursales de la banca central, los banqueros y las instituciones financieras van a ser los primeros en ofrecer a la gente moneda moneda sólida. Y no tener este fenómeno exógeno, extraño al mercado, político, de decisiones de manipulación que en realidad los economistas, Ignacio, le decimos inflación que es una palabra elegante pero es una estafa monumental especialmente a lo más necesitados.
- En ese caso, señor, ¿Qué opina de los tantos tipos de cambio que propone el gobierno actual?
- Para cada actividad un tipo de cambio es una cosa muy poco seria. No se puede tener la osadía de hablar de aspectos técnicos en esto. Es una cosa muy burda y lamentable. Es realmente triste sobre todo con lo que usted mencionaba antes de lo que ha sido Alberdi y sus colegas y los constituyentes y lo que ha sido la gran Argentina. Por eso hay varios andariveles que hay que pulir y reconsiderar entre ellos ya que hablo de esa época de la Argentina y los inmigrantes que compraban terrenitos o departamentos para alquilar que fueron estafados por el peronismo con las leyes de desalojo y alquileres y obligado.
- ¿Qué política fiscal cree que habría que implementar a futuro?
- Es indispensable reducir drásticamente el gasto público. Eso implica la eliminación de reparticiones y ministerios que son no sólo inútiles, sino contraproducentes. Simultáneamente hay que hacer una reforma laboral para permitir la asignación de recursos humanos que son tan vitales. Ahora tenemos sistemas copiados de la carta de Mussolini de hace décadas y décadas de asociaciones profesionales y convenios colectivos con sistemas sindicales que no son asociaciones libres y voluntarias, sino que tienen un esquema autoritario. Eso va a permitir reasignar a la gente que que que se desempeña allí. Quiero agregarle algo que me parece muy crucial: debemos revisar el sistema de coparticipación federal y comprender que son las provincias las que constituyen la Nación y no al revés. Nada de tener un Gobierno central que maneje la billetera y el látigo.