Alerta en mercados

Superdólar: el FMI pone en alerta a países emergentes

Los países de todo el mundo sufren el impacto de la fortaleza de la moneda estadounidense. Cada cual ha reaccionado como pudo o como quiso. Pero las economías emergentes, como la argentina, pueden ser las que más sufran. Los principales economistas y funcionarios del FMI dieron la receta adecuada.

Jorge Herrera
Jorge Herrera miércoles, 26 de octubre de 2022 · 09:08 hs
Superdólar: el FMI pone en alerta a países emergentes
Foto: Prensa Ministerio de Economía

El dólar está en su nivel más alto desde el año 2000, tras apreciarse un 22% frente al yen, un 13% frente al euro y un 6% frente a las monedas de mercados emergentes desde principios de este año, siendo mucho mayor en el caso argentino por la elevada aceleración inflacionaria. Esto no es inocuo, ya que un fortalecimiento tan fuerte del dólar en pocos meses tiene implicancias macroeconómicas considerables para casi todos los países, dado el dominio del dólar en el comercio y las finanzas internacionales.

Vale señalar que la participación del dólar en las exportaciones mundiales se mantiene en torno al 40%. Por ende, para muchos países se ha dificultado la lucha antiinflacionaria debido al debilitamiento de sus monedas con relación al dólar. Al respecto, un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) (“Dominant Currency Paradigm”) estima que, en promedio, una apreciación del dólar de un 10% tiene un traspaso a precios (inflación) del 1%. Claro que estas presiones son especialmente agudas en los emergentes, por su mayor dependencia de las importaciones y su mayor participación en las importaciones facturadas en dólares respecto de las economías avanzadas.

Pero la fortaleza de la moneda estadounidense también está repercutiendo en los balances de todo el mundo, ya que cerca de la mitad de todos los préstamos transfronterizos y títulos de deuda internacionales están denominados en dólares (sobre todo los corporativos). De modo que a medida que aumentan las tasas de interés mundiales, las condiciones financieras se endurecen y un dólar más fuerte solo agrava las presiones, especialmente para algunos emergentes muy sobre-endeudados.

Frente a este panorama los principales economistas del FMI, Gita Gopinath y Pierre Olivier Gourinchas se preguntan si, ¿deberían los países respaldar activamente sus monedas? Porque varios países están recurriendo a intervenciones cambiarias, y las reservas extranjeras totales en poder de los emergentes cayeron más del 6% en los primeros siete meses de este año.

Días atrás, ambos economistas y funcionarios del Fondo, difundieron la receta adecuada frente a esta disyuntiva: “La respuesta de política adecuada a las presiones de depreciación requiere un enfoque en los impulsores de la variación del tipo de cambio y en las señales de perturbaciones del mercado. Específicamente, la intervención cambiaria no debe sustituir el ajuste garantizado de las políticas macroeconómicas. Hay un papel para intervenir de forma temporal cuando los movimientos de divisas aumentan sustancialmente los riesgos para la estabilidad financiera y/o interrumpen significativamente la capacidad del banco central para mantener la estabilidad de precios”.

En buen romance, frente a las presiones devaluatorias, se debe actuar sobre los factores que influyen en el tipo de cambio y en las señales que afectan al mercado; pero además, dejan en claro que las intervenciones cambiarias no sustituyen los ajustes de las políticas macroeconómicas. O sea, con devaluar no basta, ni con intervenir tampoco.

Explican que el rápido aumento de las tasas de interés de Estados Unidos y los términos de intercambio más favorables causados por la crisis energética (por la guerra en Ucrania), son los factores que ahora están detrás de la fortaleza del dólar

En cuanto a los emergentes más allá de China, muchos se adelantaron en el ciclo mundial de subas de tasas, quizás debido a la preocupación por la fortaleza del dólar, mientras que los emergentes exportadores de materias primas experimentaron un impacto positivo en los términos de intercambio. En consecuencia, las presiones cambiarias para el promedio de los emergentes fueron menos severas que para las economías avanzadas, y algunas, como Brasil y México, incluso se han apreciado.

“Dado el importante papel de los factores fundamentales, la respuesta adecuada es permitir que el tipo de cambio se ajuste, mientras se utiliza la política monetaria para mantener la inflación cerca de su objetivo. El precio más alto de los bienes importados ayudará a generar el ajuste necesario a los shocks fundamentales, ya que reduce las importaciones, lo que a su vez ayuda a reducir la acumulación de deuda externa. La política fiscal debe usarse para apoyar a los más vulnerables sin poner en peligro las metas de inflación”, aconsejan Gopinath y Gourinchas.

Pero a la vez advierten que “también se necesitan pasos adicionales para abordar varios riesgos a la baja en el horizonte. Es importante destacar que podríamos ver una agitación mucho mayor en los mercados financieros, incluida una pérdida repentina de apetito por los activos de los mercados emergentes que provoque grandes salidas de capital, ya que los inversores se retiran a activos seguros”.

La receta sigue: “En este entorno frágil, es prudente mejorar la resiliencia. Si bien los bancos centrales de los emergentes han acumulado reservas en los últimos años, lo que refleja las lecciones aprendidas de crisis anteriores, estos colchones son limitados y deben usarse con prudencia”. “Los países deben preservar reservas de divisas vitales para hacer frente a salidas y turbulencias potencialmente peores en el futuro. Aquellos que puedan deberían restablecer las líneas de canje con los bancos centrales de las economías avanzadas".

"Los países con políticas económicas sólidas que necesitan abordar vulnerabilidades moderadas deben aprovechar de manera proactiva las líneas de precaución del FMI para satisfacer futuras necesidades de liquidez. Los que tienen grandes deudas en moneda extranjera deben reducir los descalces cambiarios mediante la gestión de flujos de capital o políticas macro-prudenciales, además de operaciones de gestión de deuda para suavizar los perfiles de pago".

"Por último sostienen que “solo en caso de perturbaciones graves en el mercado de divisas, la intervención cambiaria temporal puede ser apropiada, también puede respaldar la política monetaria en circunstancias en las que una gran depreciación del tipo de cambio podría desanclar las expectativas de inflación, y la política monetaria por sí sola no puede restaurar la estabilidad de precios”.

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