Mundial de Rugby

Inglaterra-Nueva Zelanda: cuatro partidos épicos

Recuerdos inolvidables de Lomu, Wilkinson, la tortura en la 'Casa del Dolor' de Dunedin o un Tuilagi superior

jueves, 24 de octubre de 2019 · 15:50 hs

Inglaterra y Nueva Zelanda se medirán tan solo por tercera vez en cinco años, cuando salten al verde del Yokohama International Stadium el próximo sábado.

Pero aunque ambos equipos se hayan evitado recientemente, le daremos un vistazo a la historia de rivalidad entre el XV de la Rosa y los All Blacks que nos revela una serie de encuentros clásicos. Un compendio de cuatro partidos que por un motivo u otro se revelan como inolvidables para ambas selecciones.

18 de junio de 1995, Ciudad del Cabo, Semifinal de la RWC

Nueva Zelanda 45-29 Inglaterra

Quizás este sea el partido más recordado de todas las Copas Mundiales de Rugby gracias, en gran medida, a un Jonah Lomu que en el cénit de su potencial dejó imágenes para el recuerdo. Ese día, Lomu atacó desde todos los ángulos de la cancha para desbordar a la defensa inglesa con cuatro tries.

¿Quién podría cansarse de la magia de Lomu? Ni siquiera su víctima favorita en Ciudad del Cabo, el fullback inglés Mike Catt, que en la RWC 2019 estuvo encargado de coordinar la defensa italiana y que recuerda con cariño el try que el wing de los All Blacks apoyó tras golpearlo: “Lo amo, yo hice todo bien, aparte del tackle incompleto de Will Carling que lo desestabilizó e hizo venir sobre mi. En los otros tres, simplemente corrió alrededor mío”.

Lomu acaparó tantas miradas que es fácil olvidarse de cómo luchó Inglaterra para volver a un partido en el que todo el mundo los daba por muertos y enterrados, con el 35-3 con el que vencían los All Blacks con media hora por jugar. Sus cuatro tries en la segunda parte mientras se exponían a un Lomu desencadenado, bien merecen reconocimiento.

Y, por otro lado, hubo otro momento inolvidable en ese partido en el que el inconmensurable wing no estuvo involucrado.

Al cuarto de hora de partido, Nueva Zelanda ya ganaba por 17-0 cuando, tras recuperar la pelota en media cancha, el octavo Zinzan Brooke se internó en campo inglés. Lo que estaba a punto de pasar sorprendió a propios y extraños.

“Está intentado un drop desde un millón de millas”, gritó el narrador de la televisión kiwi. “Qué patada. Nunca dejará de hablar de esto en toda su vida”, añadió cuando la pelota cruzó los postes.

14 de junio de 2003, Wellington, test match

Nueva Zelanda 13-15 Inglaterra

Habían pasado 30 años desde que el capitán John Pullin lideró a Inglaterra a su primera victoria en suelo neozelandés. Cuando los hombres de Clive Woodward hicieron acto de presencia bajo la tormenta, en Wellington, no solo trataban de convencer a los All Blacks sino al mundo entero, de que eran los auténticos favoritos para lograr la RWC 2003 que se celebraría en Australia meses después.

Lo que ocurrió se ha convertido en leyenda del rugby. Los seis forwards que le quedaban a Inglaterra en la cancha luego que de que Neil Back y Lawrence Dallaglio vieran sendas tarjetas amarillas, se las ingeniaron para aguantar cuatro scrums consecutivos frente a su ingoal. Frente a un poderoso pack de los All Blacks hicieron valer, así, los 15 puntos que había logrado Jonny Wilkinson que añadió a sus cuatro penales, un drop marca de la casa.

Sorprendentemente, Inglaterra anotó puntos durante los minutos que llegó a jugar con 13 hombres en un partido en el que todo parecía tener un extraño guión. Carlos Spencer falló kicks decisivos, el medio scrum Justin Marshall se lesionó a punto de llegar al ingoal y al octavo Rodney So'oialo el árbitro le anuló un try por realizar doble movimiento al apoyar.

Los seis héroes, que aguantaron frente al scrum de los hombres de negro, fueron los pilares Graham Rowntree y Phil Vickery, el hooker Steve Thompson, el capitán Martin Johnson acompañado en la segunda línea por Ben Kay, y el actual mánager del equipo Richard Hill, al que los citados Dallaglio y Back habían dejado solo en la tercera línea.

Siete de aquellos forwards acabarían jugando un papel fundamental en la victoria de Inglaterra en la RWC 2003, pero no hubo medalla para Rowntree. Finalmente no fue seleccionado y, pese a la decepción personal, al menos sabe que ayudó a su equipo en el camino hacia la Web Ellis Cup con una victoria que los llenó de confianza.

12 de junio de 2004, Dunedin, test match

Nueva Zelanda 36-3 Inglaterra

Casi un año después de que Inglaterra emergiera victoriosa en Wellington, como preludio de su campaña en la Copa Mundial de Rugby, Nueva Zelanda, que había sido derrotada en semifinales por Australia, estaba ansiosa por demostrar a los vigentes campeones quién mandaba en su casa.

La del ‘dolor’, como se conocía al icónico Carisbrook Stadium de Dunedin y donde comenzó la era de Graham Henry como entrenador de los All Blacks. Fue una actuación ejecutada a la perfección en la que consiguieron 30 puntos en la primera parte, para hacer que el recuerdo de la RWC en tierra australiana se alejara.

El partido llegó al final de una larga temporada para varios jugadores clave en Inglaterra como Martin Johnson, Jonny Wilkinson y Jason Robinson, pero su todavía poderoso pack, liderado por Dallaglio, se vio sobrepasado por los All Blacks. Afirmó entonces el capitán que, pese a ello, no cabían excusas.

Con tries de Carlos Spencer, Doug Howlett y Joe Rockocoko, los All Blacks colocaron el marcador fuera del alcance inglés antes del descanso. Con un Richie McCaw dominador en los agrupamientos y Dan Carter convirtiendo todo lo que pateaba para amasar 21 puntos, el partido fue un boceto de lo que los kiwis lograrían años más tarde bajo el control de la pareja que ambos formaron.

“No hay nada como un verdadero golpe para ponerte en marcha”, afirmó el medio scrum Matt Dawson mientras trataba de alentar a los suyos antes del segundo test de la gira en Auckland. Un segundo partido que Inglaterra también perdería por 36-12. El viejo orden había sido restaurado sin piedad.

Twickenham, 1 de diciembre de 2012, test match

Inglaterra 38-21 Nueva Zelanda

Fue un partido que Inglaterra construyó alrededor de la potencia, la velocidad y la astucia del centro Manu Tuilagi. Un choque con el que Stuart Lancaster comprobó que podía reunir en torno al centro un equipo capaz de borrar los malos recuerdos de la RWC 2011, cuando los problemas fuera del campo se convirtieron en un factor determinante.

Tuilagi había sido advertido por la policía neozelandesa por saltar al mar desde un ferry en el puerto de Auckland pero, un año después, su nombre acaparó titulares por las razones correctas. Lo que entonces no sabían ni Lancaster ni los aficionados era que las lesiones y los problemas disciplinarios apartarían al jugador continuamente mientras se preparaban para recibir la RWC 2015.

Empleando su potencia para perforar la defensa de los All Blacks, el de Leicester tuvo una actuación magnífica para frenar la racha de 20 partidos invictos de los de negro. Anotó uno de los tries de Inglaterra interceptando un pase y construyó sendas jugadas para que apoyaran Brad Barritt y Chris Ashton.

Aunque en un momento dado del partido Nueva Zelanda consiguió colocarse a un punto en el marcador tras el 15-0 inicial, el margen de 17 con el que se impuso Inglaterra fue un récord en el historial de ambas selecciones. Por otro lado, aunque los All Blacks pudieran haber usado como excusa que varios jugadores habían estado enfermos por un virus durante la semana, nadie negó el impacto de Tuilagi en aquel encuentro.