El caso Salas y la doble vara: el papel de víctimas de quienes muchas veces son victimarios
En los mercados de pases, a veces te toca ganar y a veces perder. En el negocio del fútbol hay reglas y el que está en él no debe desconocerlas. Lo demás, es puro relato.

Maximiliano Salas, el protagonista del mercado de pases.
Instagram @racingclubEl pase de Maximiliano Salas de Racing Club a River Plate, tras varios idas y vueltas, tras versiones cruzadas y con muchos personajes en el medio como protagonistas, es el tema del momento en el fútbol argentino.
El Millonario ejecutó la cláusula y se hizo con los servicios del jugador, que "supuestamente" le dio la palabra a los dirigentes de la Academia de que se quedaba en el club. A partir de allí, empiezan a surgir las versiones de unos y de otros respecto a lo que es ético o no en el fútbol, a lo que está bien o lo que está mal.
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Meterse en el juego de las declaraciones y encontrar víctimas o culpables en ese contexto, es difícil. Es una palabra contra la otra. Es Marcelo Gallardo o Diego Milito, es Maxi Salas o Gustavo Costa, es Jorge Brito o la dirigencia de Racing. Es creerle a uno u a otro. En ese escenario, no se analizan hechos, se analiza el relato, el que le conviene a cada uno a la hora del debate.
La única realidad
Detrás de todo esto, hay una realidad, imposible de desconocer en el mundo del fútbol: el que hoy es víctima, ayer fue victimario. Y viceversa. Son las reglas del juego. A veces te toca ganar, a veces, perder.
Los clubes que hoy se lamentan porque otros "le sacan" jugadores y toman el papel de víctimas, ayer le sacaron futbolistas a otros equipos más chicos y de menor poder. Pero parece que no tienen memoria o que no les conviene tenerla.
Hay una imaginaria escala o pirámide en el fútbol y desde allí parte todo. River y Boca aprovechan su grandeza para sumar a los mejores de Racing, San Lorenzo, Independiente, Vélez y de allí para abajo. Tal como les pasa a River o a Boca con los clubes europeos. Allí hay un rédito económico más importante, lógicamente, tratándose de los dos clubes más grandes del país. Aunque también ocurre que vienen equipos menores, pero con mayor billetera (por ejemplo el mercado ruso) y se los lleva. Allí, los dos gigantes dejan de ser victimarios para ser víctimas.
Los clubes de segunda línea del fútbol argentino también se aprovechan de los más humildes. Por caso, San Lorenzo, por ejemplo, y aun estando en crisis económica, se llevó a Matías Reali, futbolista figura en Independiente Rivadavia, para ser suplente. Y así miles de casos de jugadores que los equipos del interior del país no pueden retener, sobre todo, por cuestiones económicas. Allí, se olvidan de lo ético.
Al mismo tiempo, Independiente Rivadavia y Godoy Cruz, por dar un ejemplo de nuestra provincia, se quedan con los mejores proyectos de los demás clubes de Mendoza. Por plata, y porque hoy son los equipos que pueden ofrecerles a estos jugadores un mejor futuro deportivo. Y muchas veces, en la mayoría de los casos, hay una disconformidad absoluta en la manera en la que estos chicos abandonan las instituciones que los vieron crecer. Se van sin dejar un sólo peso.
Son las reglas del juego. Imposible desconocerlas. No hay víctimas ni victimarios. Es verdad que si existen las formas, las maneras, lo ético. Pero eso ya pasa a un terreno de los valores de cada club, de cada persona. Y allí, quién tiene la verdad, quién tiene la última palabra.