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Cuatro casos que demuestran que "llevar despacio" a los juveniles no es excusa para Boca

En su última conferencia de prensa, Hugo Ibarra dijo que el Xeneize tendrá paciencia para darle lugar a sus pibes, que son los más pedidos por los hinchas ante la falta de buen juego del equipo.
Langoni y Zeballos, dos de los pibes muy queridos por los hinchas de Boca que son suplentes.
Langoni y Zeballos, dos de los pibes muy queridos por los hinchas de Boca que son suplentes.

"Lo vamos a llevar despacio" fue la frase de Hugo Ibarra sobre Luca Langoni que enervó a los hinchas el último domingo. El Boca de los pibes, ese que tanto ilusiona a los fanáticos con Alan Varela, Exequiel Zeballos, Cristian Medina y otros más, no fue visto hasta el momento en 2023. Honestamente, la explicación del DT de la nula participación del chico estrella del Torneo LPF 2022 suena a excusa.

Más allá de que los pedidos de los hinchas no siempre se traducen en resultados en cancha, lo cierto es todo parece indicar que el único que no ve preparados a los juveniles para tener muchos minutos en Boca es Ibarra. En las dos primeras fechas, el técnico puso como titular solo a Varela, mientras que Langoni, figura total en el último título, y Medina casi no sumaron minutos.

Lo más llamativo es que esta nueva postura de tener paciencia con los chicos es bastante contradictoria a lo que se vio sobre el final del 2022: Gonzalo Morales, Simón Rivero y Maximiliano Salazar hicieron su debut en plena definición del campeonato. Por ejemplo, el Toro fue clave con un gol a Vélez en cancha de Boca. ¿No es que hay que llevarlos despacio?

Seis goles en 12 partidos de Boca en el Torneo 2022. Ahora, lleva sólo 19 minutos en 2023.

El primer ejemplo que refuta la declaración de Ibarra es, justamente, Langoni. El oriundo de Laferrere no había tenido gran impacto en sus primeros partidos desde su debut en abril de 2022, pero fue la pieza clave para zafar de un momento de mucha tensión e iniciar una remontada impensada hasta ese momento.

Ante Atlético Tucumán, la Bombonera estalló y cantó el famoso "movete, dejá de joder" cuando Boca se fue 1-0 abajo al entretiempo y quedaba afuera del campeonato. En esa cancha que era un hervidero, Ibarra metió al delantero de 21 años a falta de 20 minutos, este clavó un doblete para un triunfo decisivo y el resto es historia: seis goles que se tradujeron en 18 puntos y un título local.

Julián y Enzo, dos ejemplos claros de que, si los jóvenes son buenos, hay que ponerlos.

Por más recientes que sean, los casos de Enzo Fernández y Julián Álvarez en el Mundial de Qatar 2022 pueden ser los más emblemáticos de por qué "llevar despacio" no es excusa cuando hay un joven bueno. O, en el caso de los ex River, dos: cuando las papas quemaban en la Selección argentina tras la derrota con Arabia Saudita y un mal primer tiempo con México, Lionel Scaloni los mandó a la cancha y ambos fueron tan fundamentales como necesarios para la mejora del equipo.

Con apenas 13 partidos para Julián y cuatro para Enzo, al DT no le tembló el pulso para sacar a dos jugadores insignia de su ciclo como Leandro Paredes y Lautaro Martínez. Luego, los pibes respondieron con creces: goles, asistencias y rendimiento instantáneo para ser campeones del mundo.

17 años tenía Barco cuando consagró campeón a Independiente en el Maracaná: ¿alguien dudó de él por su juventud?

Si el 5 del Chelsea y el 9 del Manchester City parecen ejemplos poco terrenales, la irrupción de Esequiel Barco en Independiente es uno mucho más identificable con el de los juveniles de Boca. En 2017, Ariel Holan confió en un pibe categoría 2000 para ser titular indiscutido en un Rojo que funcionaba muy bien. Más allá de que había jugadores de sobrada experiencia, el joven santafesino no titubeó a la hora de tomar el penal que le dio la Copa Sudamericana en pleno Maracaná.

En el fútbol argentino, son muchos los jugadores veteranos que hacen la diferencia y marcan el camino. Nacho Fernández en River, en su momento Carlos Tevez en Boca y Lisandro López en Racing. Nadie le pide el número de DNI a Mauro Boselli, que sigue metiendo goles en Estudiantes, o al Pulga Rodríguez. Esto se debe a algo muy simple: la calidad no tiene fecha de vencimiento. Entonces, ¿por qué sí tiene fecha de inicio?