La polémica decisión de Riquelme y la dirigencia que está afectando a Boca

Boca Juniors, que cayó anoche ante Racing en la ida de cuartos de final de la Libertadores, está lejos del buen momento que tuvo a principios de este año, cuando se consagró campeón de la Superliga, y del mostrado en el regreso a la actividad, luego del largo parate por la pandemia, y la merma en su rendimiento coincide con una polémica decisión de la dirigencia y Juan Román Riquelme.

Es que a principios de noviembre el Xeneize decidió colgar a Guillermo Pol Fernández, quien aún tiene contrato vigente con el club hasta el 31 de diciembre próximo, porque el jugador no aceptó la oferta que le hicieron para renovar su vínculo a préstamo, algo que Boca ya había acordado con el Cruz Azul, dueño de su pase.

En lugar de aprovechar al futbolista, pieza clave en el andamiaje del equipo de Miguel Ángel Russo, hasta el último día de su vínculo, el Consejo de Fútbol y la dirigencia lo declararon prescindible y le generaron un dolor de cabeza al DT, quien perdió a un jugador con el que logró doce victorias y tres empates, siendo titular en todos los partidos y manejando el funcionamiento del equipo junto a Jorman Campuzano, con una efectividad del 86,6 por ciento.

Por la decisión dirigencial, Russo tuvo que apostar por el juvenil Nicolás Capaldo, cuyos rendimientos no están ni por asomo a la altura de un club que tiene como principal objetivo ganar la Libertadores, y Boca se vino en picada: desde que no juega Pol, el Xeneize perdió más de lo que ganó ya que cosechó tres triunfos, dos empates y cuatro derrotas, con una efectividad de apenas el 40,7 por ciento.

El Xeneize cayó anoche ante Racing y una vez más se notó que falta un jugador que maneje los tiempos del equipo en la mitad de la cancha y aporte el orden táctico que supo tener para consagrarse campeón de la Superliga de manera contundente. Román y la dirigencia no quisieron dejar los egos de lado y Boca lo está pagando muy caro.