Godoy Cruz encontró concordia dirigencial en medio del caos

Godoy Cruz Antonio Tomba camina por la cornisa del descenso y, aunque por ahora no aparezca en la zona roja, el próximo torneo será prácticamente lapidario para el Tomba si es que no logra repuntar y de forma sustancial en lo deportivo y numérico.

Lo de Godoy Cruz este año fue penoso, con un arranque en Copa Libertadores de América a terminar el 2019 en el último puesto de la Superliga, en una tabla con 24 equipos y con muchos de ellos realmente de muy bajo nivel, lo que hace aun más grave el desacierto de los responsables de tomar decisiones por calle Balcarce.

Pasaron muchos entrenadores este año luego de la salida de Diego Dabove allá por diciembre de 2018, desde Marcelo Gómez, Lucas Bernardi, Javier Patalano, los interinatos de Walter Daniel Oldrá y ahora el turno del ex DT de Patronato, Mario Sciacqua.

En el año tortuoso en el que nada salió como se lo había planeado, desde la llegada de refuerzos que no reforzaron, la falta de idea de los cuerpos técnicos y también el bajo rendimiento individual de muchos futbolistas, el presidente José Mansur, el cual es máximo responsable de este presente, debió escuchar y llamar al consenso. La vuelta de Alejandro Chapini a la mesa chica no resulta un tema menor. Por momentos hubo divergencia dirigencial, pero hoy la llegada de Mario Sciacqua, alejado de los tratados de Cristian Bragarnick y de la mano de Andrés Guglielminpietro, resulta alentador para toda la cúpula en general.

Sin diferencias en el primer veredicto con la llegada de Sciacqua, ahora avendrán muchas decisiones más y sobre todo fundamentales que tendrán que ver con la refundación del equipo. Se falló y habrá tiempo de barajar y dar de nuevo. Pero, un error más, terminará con el equipo en la segunda categoría tras más de una década de codearse con los grandes del fútbol argentino.