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A siete días del vencimiento, Luis Caputo acelera gestiones para cubrir el pago de la deuda de enero

El ministro de Economía negocia en los mercados internacionales para reunir los dólares necesarios, mientras define entre un REPO con bancos, swaps y otras alternativas financieras.

El ministro de Economía Luis Caputo.

El ministro de Economía Luis Caputo.

A Luis Caputo le quedan siete jornadas de operaciones en los mercados financieros internacionales. Liberado del temor de no tener el aval para poder negociar con los mercados de capitales mundiales y tomar nueva deuda —lo que quedó salvado el viernes con la aprobación del Presupuesto 2026 —, el ministro de Economía deberá ahora conseguir, aproximadamente, los 2.000 millones de dólares que restan para completar los US$4.300 millones necesarios para liquidar el compromiso del 9 de enero, correspondiente al pago de los cupones por los Bonares y Globales de la deuda reestructurada en 2020.

El Congreso Nacional, a partir de la votación del Senado del 26 de diciembre, le dio el permiso y aval legal para colocar deuda internacional voluntaria y cubrir los vencimientos del próximo año. Además, le otorgó flexibilidad para buscar la manera más sólida de hacerlo. Se supone que desde este lunes el Palacio de Hacienda ejercerá este derecho y mostrará las cartas para conseguir el dinero necesario para afrontar el próximo vencimiento.

La operación más probable es aplicar los US$1.000 millones obtenidos la semana pasada a través del flamante Bono de la Nación Argentina (Bonar) como garantía de una nueva colocación de un Repurchase Agreement ( REPO) con bancos internacionales, fundamentalmente norteamericanos. La intención es concretar una operación fugaz, antes de que termine 2025 o durante la primera semana de 2026, y conseguir entre 1.000 y 2.000 millones de dólares para cerrar la suma de divisas que se deben obtener para pagar el 9 de enero.

Hasta acá, y en las últimas operaciones financieras oficiales, el Gobierno logró obtener los 1.000 millones del Bonar, unos 800 millones por las licitaciones de cinco represas patagónicas, unos 700 millones por compras de divisas de cierre de año y otros 500 millones disponibles desde comienzos de diciembre. Faltarían obtener unos US$2.000 millones para cerrar la cuenta y poder acercarse al monto final del pago del próximo año.

En el Ministerio de Economía se transmite confianza y se espera que esta semana se terminen de desarrollar las alternativas posibles. De no concretarse la operación REPO —por el tiempo de ejecución más que por problemas de confianza de los potenciales financistas— queda la alternativa, siempre vigente, de activar el swap pactado con los Estados Unidos y habilitar las líneas correspondientes al programa de Facilidades Extendidas firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Una vez explicada la manera en que se conseguirán los US$3.400 millones restantes para cumplir con el pago del vencimiento de enero, comenzará el debate sobre el próximo compromiso: el del 9 de julio, cuando se deban liquidar otros US$4.200 millones por el segundo vencimiento anual de los Bonares y Globales. Luego habrá una réplica en 2027 de lo ocurrido en 2026. En total, aproximadamente, Luis Caputo deberá pagar por estos compromisos unos US$18.000 millones. En consecuencia, el Gobierno deberá conseguir, al menos, unos US$17.000 millones en dos años. La intención de Economía es volver en 2026 al mercado voluntario de deuda, pero recién cuando se perfore la frontera del riesgo país de los 600 puntos básicos y, en lo posible, se llegue por debajo de los 400 pb.

La estrategia original de Caputo, diseñada junto a JP Morgan, sufrió en realidad un impasse técnico por los tiempos de elaboración de garantías del Tesoro de los Estados Unidos, algo para lo que ahora hay más margen, ya que se abre la ventana del cronograma que va del 10 de enero al 9 de julio de 2027. En esas semanas se intentará reflotar el acuerdo con los bancos internacionales, sobre la base del buen cumplimiento argentino al haber cancelado la deuda del primer mes de 2026, más la posibilidad de instrumentar —ahora sí— un programa de pagos con el aval del Tesoro de EE.UU. Todo dependerá de la velocidad burocrática del gobierno de Washington.

Para el primer semestre de 2026 se espera también un cambio radical en la política oficial: el abandono, sí o sí, de la fallida estrategia de este año de no comprar dólares hasta que la divisa llegue al piso. Durante ese período, el Tesoro podría volver a sumar dólares a las reservas propias y luego enfrentar el vencimiento del 9 de julio, por más de US$4.000 millones, sin recurrir aún a la ayuda externa.

Si, igualmente, se necesitara todo o parte del dinero de Donald Trump durante 2026 para cumplir con el vencimiento de enero, el mecanismo podría tener dos opciones: un simple swap de monedas —un recambio de pesos por dólares sin registro en la cuenta de pasivos monetarios— o una recompra de bonos en poder del Estado nacional a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Lo importante de ambas alternativas es que, según la visión oficial —y la de la mayoría de los analistas del mercado—, no necesitarían una ley que respalde la operación, ya que, técnicamente al menos, no se trataría de incorporar nueva deuda, sino de recambiar vencimientos cortos por otros más largos.