El truco casero que rescata una olla Essen quemada por fuera y la deja como nueva
Con una mezcla casera y algunos cuidados básicos, las marcas de quemado en una olla Essen pueden reducirse sin recurrir a limpiadores agresivos.
Descubre el truco para devolverle el brillo a tu olla quemada y dejarla como nueva.
A muchas cocinas llega una olla Essen con historia. Puede ser heredada o simplemente muy usada. La comida sale bien, pero la base empieza a oscurecerse y los costados externos acumulan una película grasosa. Se ve feo y, además, cuesta cada vez más limpiarla.
El reflejo de ir directo al raspado suele empeorar la situación. La clave es otra: aflojar primero la suciedad y recién después pasar la esponja. Con ingredientes habituales y un poco de paciencia, el resultado mejora sin maltratar el material.
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Las manchas no se forman de un día para otro. La causa más común son los derrames que caen sobre la hornalla y se queman al instante. También influye el contacto directo con la llama cuando la olla queda descentrada o cuando se cocina a potencia alta durante mucho tiempo. La grasa se pega, se seca y se carboniza. Con cada uso, esa capa se vuelve más dura, como si quedara “horneada” sobre el metal. Por eso, cuanto más se demora la limpieza, más esfuerzo exige después y más riesgo hay de rayar la superficie.
La combinación simple que ayuda a despegar la grasa pegada
El método casero más práctico usa cuatro elementos: bicarbonato de sodio, vinagre blanco, agua muy caliente y una esponja suave o fibra que no raye. Primero, dejar enfriar la olla y secar la parte exterior. Encima, agregar vinagre de a poco, solo lo suficiente para humedecer y generar burbujeo. Dejar actuar alrededor de media hora. Si la costra es vieja, extender el reposo hasta casi una hora.
Después, frotar con movimientos cortos, sin apretar de más. Enjuagar con agua muy caliente y secar con un paño. Sí queda una sombra, repetir una segunda pasada. Para esta limpieza exterior no hace falta mojar el interior.
Alternativas si no hay bicarbonato y un truco extra
Si no hay bicarbonato, existen reemplazos para manchas leves. Antes de avanzar en toda la base, conviene probar en un sector pequeño. Para suciedad muy adherida, hay un truco útil: cubrir la mezcla con una servilleta apenas húmeda. Así no se seca rápido y actúa mejor. Luego se retira la pasta, se frota con suavidad y se enjuaga. Si la mancha es profunda, repetir por secciones.
Hay cosas que conviene evitar desde el minuto uno. La lana de acero y las virutillas metálicas pueden dejar rayas. Lo mismo ocurre con polvos abrasivos o esponjas ásperas. Raspar con cuchillos o puntas duras levanta la mugre, pero también marca el acabado. Y los limpiadores industriales muy fuertes pueden opacar la superficie si no son aptos. Si se usa un producto comercial, que sea suave y compatible con este tipo de olla. La secuencia segura es simple: ablandar, frotar con cuidado, enjuagar y secar.
Para que el problema no vuelva, la prevención es la mejor inversión. Un repaso rápido de la base luego de cocinar reduce la acumulación. Evitar que líquidos se derramen sobre la hornalla encendida corta el origen de la costra. Cocinar con llama moderada, cuando se pueda, también ayuda a que la grasa no se “hornee” por fuera. Un detalle extra: si se cocina con frituras, conviene revisar la base antes de guardar la olla. Con esos hábitos, la olla mantiene mejor aspecto y sigue rindiendo como siempre.


