Vive en un parador, consiguió empleo formal y está más cerca de poder alquilar con su hija
Tras pelearla por años, Roxana Obregón finalmente podrá mudarse con su hija, luego de que le dieran la posibilidad de obtener un empleo formal.

Roxana se sumó a un programa de empleabilidad con el fin de reconstruir su vida.
ShutterstockRoxana Obregón tiene 44 años y una hija a cargo. Gran parte de su vida tuvo que afrontar todo tipo de adversidades. Aun así, pese a lo difícil que se ponía el camino, ella siempre se las arregló para salir adelante, por su bien y el de su hija. Desde hace años vive en un parador de la Ciudad de Buenos Aires-los famosos CIS (Centro de Inclusión Social)- y, allí, un día, decidió reconstruir su vida.
Por años, Roxana vivió en carne propia la crudeza del abandono y la situación de calle. Sintió frío, hambre, desilusión; sufrió violencia y enfrentó adicciones. Pero con su llegada al parador América (CIS), ubicado en el barrio porteño de Constitución, poco a poco, su vida empezó a cambiar.
Te Podría Interesar
En el lugar, pudo pedir ayuda y vincularse con un equipo de actores sociales que promueven la inclusión sociolaboral como parte central de su identidad. Se trata de Grupo L, una compañía que cuenta con programas de empleabilidad. Al conocer esa posibilidad, Roxana no lo dudó. Estaba convencida de que quería una verdadera transformación y que un empleo formal le daría la autonomía que necesitaba para empezar de cero en una nueva casa con su hija.
Fue así que Roxana se sumó al programa de empleabilidad, con el sueño de conseguir un trabajo formal. “Le dije a mi referente del centro de inclusión que necesitaba trabajar. Y así empecé a armar el currículum. Ya tenía experiencia como bachera”, recordó la mujer que, entonces, estaba esperanzada por crecer.
El trabajo que le cambió la vida a Roxana
Luego de un tiempo, finalmente, la oportunidad laboral llegó. El quipo de Grupo L le anunció la posibilidad de trabajar como bachera -lavaplatos- en una confitería de la Ciudad de Buenos Aires, a lo cual dijo que sí de inmediato. Con la felicidad a flor de piel, Roxana inició un nuevo capítulo de su vida, yendo a trabajar para ganarse el sueldo de cada día y poder cumplir con su mayor sueño: mudarse a una casa alquilada junto a su hija.
“Con este trabajo mi vida cambió un montón. Lo logré con mucho esfuerzo. Ahora ya tengo mi alquiler. Me voy este fin de semana del parador”, aseguró Roxana, y agregó: “Se armó un grupo lindo y me siento cómoda. Es lo que más me gusta, tengo buenos compañeros”.
Asimismo, la mujer destacó que la posibilidad de acceder a un empleo formal realmente permite una transformación en la vida de cualquier persona, por lo que resaltó el rol de los actores sociales que vinculan a las personas que más lo necesitan con las empresas ansiosas de contratar más personal capaz. “Los trabajos no vienen adonde estás viviendo. Si uno quiere salir adelante, con empeño y constancia se puede”, ratificó.