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Una nueva vía para combatir el cáncer fue descubierta por científicos argentinos

Investigadores del Conicet descubrieron cómo el gen p53, apodado “vigilante del genoma”, puede volverse cómplice del cáncer por un fallo interno.

Científicos del Conicet revelan cómo el cáncer se alimenta de fallos internos.

Científicos del Conicet revelan cómo el cáncer se alimenta de fallos internos.

Freepik

El cáncer es una enfermedad que aparece cuando las células del cuerpo se multiplican sin control. Lo que pocos saben es que todas las personas tienen un sistema interno para frenar ese caos: se llama p53, una proteína que patrulla el organismo detectando errores y eliminando las células peligrosas antes de que se transformen en tumores.

Por eso, a esta proteína se la conoce como el “vigilante del genoma”. Es el guardia que mantiene a raya cualquier amenaza interna. Sin embargo, en la mitad de los casos de cáncer, este vigilante falla.

Ahora, científicos del Conicet acaban de descubrir por qué sucede ese error. El equipo liderado por Gonzalo de Prat Gay demostró que, cuando el p53 muta, empieza a acumularse dentro de las células hasta colapsar. En lugar de proteger al cuerpo, se convierte en aliado del cáncer.

Conicet descubrimiento genoma cáncer (3)

Similitudes con el Alzheimer

El mecanismo es sorprendente: es similar a lo que ocurre en enfermedades como el Alzheimer. En lugar de trabajar de manera ordenada, las proteínas que produce el p53 empiezan a formar “pegotes” dentro de las células, lo que permite que el cáncer avance.

Para entenderlo, los científicos usan una imagen sencilla. Dentro de cada célula hay pequeñas gotitas de distintos líquidos —como aceite y vinagre en una ensalada— que deberían mantenerse separadas. A esas gotitas las llaman condensados biomoleculares. Cuando el p53 funciona, cada líquido cumple su tarea sin mezclarse. Pero cuando falla, esas gotitas se mezclan y forman grumos que tapan el funcionamiento celular.

Conicet descubrimiento genoma cáncer (2)
El vigilante interno de las células puede fallar y dejar que el cáncer avance.

El vigilante interno de las células puede fallar y dejar que el cáncer avance.

El camino hacia una posible cura del cáncer

El hallazgo argentino explica cómo ese proceso, que empieza como una simple acumulación, termina ayudando a que las células dañadas sobrevivan y se multipliquen. El vigilante que debía eliminarlas se convierte en su cómplice.

La buena noticia es que este descubrimiento podría abrir caminos hacia una cura futura. Si los científicos logran intervenir antes de que el p53 colapse, podrían frenar el avance del cáncer desde dentro. El estudio, publicado en una revista científica internacional, propone dos estrategias: frenar la acumulación de proteínas dañadas o enseñar al sistema inmune a reconocer y eliminar las células que las contienen.

Desde el Conicet, el equipo ya trabaja en el desarrollo de anticuerpos especiales que permitirían detectar este fallo a tiempo, mejorando el diagnóstico y seguimiento de diversos tipos de cáncer.

Conicet descubrimiento genoma cáncer (1)
El equipo del Conicet, de izquierda a derecha: Gonzalo de Prat Gay (director del trabajo), Gabriela Camporeale, Silvina Borkosky (autora principal), Araceli Visentin, Catalina Pirro y Cynthia Zizola, del laboratorio que dirige Prat Gay.

El equipo del Conicet, de izquierda a derecha: Gonzalo de Prat Gay (director del trabajo), Gabriela Camporeale, Silvina Borkosky (autora principal), Araceli Visentin, Catalina Pirro y Cynthia Zizola, del laboratorio que dirige Prat Gay.

Este avance se suma al renacimiento de la ciencia argentina, que sigue produciendo hallazgos de nivel mundial, pese a las dificultades. Cada descubrimiento como este ayuda a entender mejor cómo funciona el cuerpo y cómo enfrentarlo cuando falla.

Aunque el hallazgo parece prometedor, queda una pregunta inevitable: ¿cómo se traduce esto en algo concreto para las personas? ¿Cuánto tiempo puede pasar entre entender por qué falla el p53 y lograr un tratamiento real? Desde afuera, cuesta imaginar cómo ese descubrimiento microscópico puede transformarse, algún día, en una cura o una terapia efectiva. Tal vez sea el primer paso de un camino largo. ¿Cómo saberlo?