Tenían esclavizada a toda una familia, incluyendo a un hijo con cáncer

Un campo de polo ubicado en Cañuelas, en el sur de la provincia de Buenos Aires, resultó ser el escenario de un caso de explotación laboral que sorprendió a las autoridades. Fundamentalmente porque una de las personas reducidas a la servidumbre era un joven paciente oncológico que vivía en condiciones paupérrimas junto a dos hermanos y a su madre.

Gerdarmes de la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales “Zona Sur” llegaron al lugar luego de que el Ministerio de Trabajo provincial supiera que la señora y los chicos de 11, 14 y 19 años habían estado allí, trabajando por salarios paupérrimos y con jornadas laborales ilimitadas. 

Según trascendió, la mamá cobraba 35.000 pesos y le descontaban el techo, el traslado desde Córdoba -de allí era oriunda- y la comida. Al comunicar su situación, los efectivos se presentaron en el lugar para que las víctimas no perdieran sus pertenencias al retirarse.

Allí, a 18 kilómetros de la Ruta Provincial 6, Gendarmería requisó además elementos de interés para la causa, que está caratulada en función de la Ley 26.842; “Prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a sus víctimas”.

La trata de personas es una constante en Latinoamérica. En Argentina, las cifras del año pasado indicaron que la mayoría de cautivas son mujeres de entre 18 y 35 años, de nacionalidad argentina, paraguaya, boliviana, china o dominicana.

También hay niños y niñas bajo esas condiciones: padecen explotación laboral, delitos sexuales y reducción a la servidumbre, entre otros vejámenes. Y les cuesta escapar de esa circunstancia porque están bajo amenaza o porque sus condiciones socioeconómicas son miserables.