Mejorá la señal de tu WiFi en minutos con este truco sencillo
Hay una configuración en tu módem que puede estar afectando la calidad de tu conexión de WiFi y la solución está a un clic de distancia.

Muchas veces nos acostumbramos a convivir con una mala conexión y pensamos que es lo que hay. Pero no siempre hace falta cambiar de plan ni comprar aparatos nuevos.
¿Te pasa que en algunas partes de tu casa el WiFi simplemente no llega? O peor: llega, pero va tan lento que te dan ganas de apagar todo. Aunque lo primero que pensamos es que el problema es de la empresa de internet, muchas veces la respuesta está en un rincón más cercano. Literalmente, en el módem.
Ese aparatito que te conectaron el primer día y que probablemente no volviste a tocar desde entonces, guarda en su configuración una función que puede estar perjudicando tu conexión. No es una falla, es una opción que viene activada por defecto para asegurar compatibilidad con dispositivos más viejos. El tema es que eso, hoy, te puede estar frenando toda la red y no emita señal sin que lo sepas.
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Lo que hace que todo funcione más lento
Para entender qué pasa, hay que saber que los routers usan ciertos “protocolos” para comunicarse con tus dispositivos. Son como reglas de conexión, que con los años fueron mejorando: más rápidos, más seguros, con mejor alcance. Pero muchos módems siguen usando, además de los nuevos, protocolos antiguos como el 802.11b o el 802.11g.
¿Y por qué eso es un problema? Porque si tenés aunque sea un solo aparato conectado que usa ese protocolo viejo —como una impresora antigua o un parlante que heredaste— toda la red se adapta a ese ritmo. Es como si todo el tráfico de una autopista tuviera que ir a 40 km/h porque un auto viejo no puede ir más rápido.
La buena noticia: podés desactivar esos protocolos viejos en menos de cinco minutos y sin arriesgar nada.
Cómo hacer el cambio en WiFi sin complicarte
No necesitás llamar a nadie ni ser técnico. Solo abrí el navegador de tu compu o celular y escribí la dirección IP del router (suele estar escrita en una etiqueta en el mismo módem). Ingresás con usuario y contraseña, que también están ahí.
Una vez adentro, buscá una sección que diga algo como “Red inalámbrica”, “Wireless” o similar. Entrá al apartado de 2.4 GHz y ahí vas a ver una lista de modos de red. Lo único que tenés que hacer es desactivar las opciones que digan 802.11b o 802.11g. Dejá activadas las versiones más nuevas.
Aunque no lo uses, cuando está encendido, el teléfono sigue buscando redes WiFi todo el tiempo. Y eso, además de consumir energía, puede ponerte en riesgo. ¿Cómo? Existen personas que crean redes falsas con nombres parecidos a los que ya conocés (“WiFi gratis”, “Subte”, “Bar de siempre”) y si tu teléfono se conecta sin que te des cuenta, pueden robarte información como contraseñas, correos e incluso datos bancarios.
Apagar el WiFi cuando no lo necesitás no solo te da un plus de seguridad, también alarga un poco más la batería cada día. Y con eso, ya estás un paso adelante.
Muchas veces nos acostumbramos a convivir con una mala conexión y pensamos que es lo que hay. Pero no siempre hace falta cambiar de plan ni comprar aparatos nuevos. A veces, solo basta con conocer bien lo que ya tenemos, animarse a tocar un par de opciones y hacer que internet vuelva a andar como debería.