Filas, viajes y ninguna respuesta: la odisea que viven los jubilados del PAMI
La entrega a domicilio no se cumple como debe y el nuevo sistema traslada a los jubilados la carga de conseguir los pañales.

Pese a que la entrega de pañales de PAMI está tercerizada, jubilados y familiares deben acudir personalmente a buscarlos.
Rodrigo D'Angelo / MDZHoy, el lugar de entrega de pañales del PAMI en Mendoza no tiene ni carteles, ni dirección visible, ni acceso claro. Quienes llegan hasta los depósitos de Correo Urbano Express en Rodríguez Peña al 4900 para buscar los insumos higiénicos de los jubilados deben ingresar por una calle de tierra sin nombre la cual conocen gracias al boca en boca de otros que han llegado al mismo lugar.
“Esto no es Rodríguez Peña 4900 como te dicen, está metido para adentro por una calle de tierra, sin señalización, con un cartel de propiedad privada. ¿Cómo hace un abuelo para llegar acá solo?”, se preguntó Javier, dialogando con MDZ, que fue a buscar pañales para su madre. Como él, muchos vienen desde departamentos alejados como Rivadavia, Santa Rosa o Lavalle, para poder llevarse los pañales a los cuales antes accedían a través de una farmacia cercana.
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La queja más repetida es la misma: la supuesta entrega domiciliaria no se cumple. “Malísimo. Es mentira que llevan los pañales a la casa. Es un problema interno de PAMI con Urbano y las malas logísticas. Se tiran la pelota entre ellos y nadie se hace cargo”, explicó a MDZ Eugenia, visiblemente indignada. Además del tiempo perdido, está el gasto: “Entre venir, pagar un remis o perder el día de laburo, se te va más plata que comprarlos. Y muchos terminan haciéndolo, porque esto está pensado para que la gente se canse”, agregó Javier.
Según los registros, hay envíos “entregados” a domicilios donde no vive nadie. “Fueron a la casa donde vivía mi vieja, que está vacía y tiene cartel de venta. Dejaron un papelito como si hubieran ido y listo”, contó otro de los entrevistados en el lugar.
De la farmacia al galpón
Hasta hace poco, el trámite era simple: se retiraban los pañales en farmacias con una orden del médico cargada en sistema. Hoy, esa modalidad quedó atrás. “Siguen comprando la misma cantidad de pañales, para la misma gente. Solo que cambiaron el sistema y lo hicieron más complicado. No entiendo por qué”, sostuvo Eugenia, que cuida a un familiar.
El cambio dejó afuera a muchos: personas sin acceso a internet, sin movilidad o sin quien les haga el trámite. Lo que antes era parte del circuito de atención básica, ahora se transformó en una odisea por un insumo esencial para muchos jubilados como los pañales.
Quienes esperan en el predio coinciden en algo: PAMI no está presente. No hay nadie fiscalizando, orientando ni respondiendo. “Acá tendría que haber una persona de PAMI que controle que la entrega se haga bien. Porque ellos pagan por ese servicio. ¿Y quién controla si se hace?”, cuestionó otra de las personas entrevistadas.
Los reclamos se acumulan y las respuestas se hacen esperar. “Vas a PAMI y te dicen que la culpa es de Urbano. Vas a Urbano y te dicen que la culpa es de PAMI. Nadie sabe nada”, resumió la ausencia de responsabilidades Adriana, que se trasladó hasta el lugar desde Las Heras.
La gran duda que circula entre quienes hacen la fila es si este nuevo sistema vino a mejorar la entrega o simplemente a recortar en silencio. “El costo logístico que supuestamente ahorran lo terminamos pagando nosotros”, concluyó Eugenia.
De esta manera, los jubilados y quienes se mueven y realizan estos trámites por ellos se muestran agotados por el cambio en un sistema que antes funcionaba y que ahora lo único que ha hecho es sumarle complicaciones a quienes deberían ser beneficiarios del servicio. La incógnita hoy es cuánto tiempo más continuará esta situación.