La cara del horror: los crímenes intrafamiliares que conmovieron a la sociedad argentina

El barrio porteño de Villa Crespo continúa conmocionado por el hallazgo de cuatro cuerpos sin vida en el interior de un departamento. Las víctimas de la masacre conformaban un grupo familiar completo y fueron brutalmente asesinadas. Hasta el momento, la principal hipótesis apunta a Laura Fernanda Leguizamón de 51 años, quien tenía junto a Adrián Seltzer, de 53 años, dos hijos: Ian, de 15 años e Ivo, de solo 13.
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El descubrimiento fue protagonizado por la empleada doméstica de la familia, quien se encontró con la terrible escena aproximadamente a las 13.30 horas. Tras ser hallado sin vida, los investigadores corroboraron que el padre de la familia aún tenía el cuchillo en una de sus manos y las sospechas de los sabuesos se posaron sobre él. Sin embargo, un giro en las investigaciones cambió el foco hacia Laura que, aparentemente, estaba bajo tratamiento psiquiátrico. Descartada la posibilidad de un robo, con el correr de las horas comenzó a tomar fuerza la posibilidad de un triple asesinato seguido de suicidio.
De comprobarse la principal hipótesis, la masacre de Villa Crespo se convertirá en uno de los crímenes intrafamiliares que conmocionaron a los argentinos. Pero no será el primero.
El parricidio de los Schoklender
En 1981, el barrio de Belgrano fue escenario de un crimen aberrante cuando Mauricio Schoklender y Cristina Silva fueron asesinados por sus propios hijos, Pablo y Sergio Schoklender. No fue un caso más. Además de la brutalidad, la historia escondía los secretos y las miserias de una familia que se encontró con un final macabro.
Todo comenzó durante la noche del 30 de mayo, cuando Sergio decidió celebrar su cumpleaños junto a sus padres y su hermana en un restaurante de la Costanera. Mientras tanto, su hermano Pablo, esperaba escondido en un departamento familiar en Belgrano. Consumado el festejo, Mauricio, Cristina y Sergio se dispusieron a regresar a la vivienda. Cuando cruzaron por la puerta principal comenzó el horror: los hermanos los atacaron brutalmente con una barra de acero de 30 centímetros. También los ahorcaron.
Fueron dos niños los que descubrieron los cuerpos de Mauricio y Cristina tras observar que un rastro de sangre salía del baúl del Dodge Polara que pertenecía al padre de la familia. Lo cierto es que el crimen desencadenó una ola de hipótesis y teorías respecto al grupo familiar que abarcaron la orientación sexual de Mauricio, problemas de consumo problemático de la madre y hasta una posible relación incestuosa con Pablo.
Mientras tanto, Pablo y Sergio escaparon a Mar del Plata a bordo de otro auto familiar y se registraron en el Gran Hotel Dora. Utilizaron identidades falsas y comenzaron a idear un plan para huir del país. Finalmente, fueron atrapados y fueron a juicio.
Pablo y Sergio Schoklender fueron condenados a cadena perpetua y, el caso, seguido por los medios de comunicación y la sociedad argentina durante el proceso judicial.
Barreda, el femicidio que conmocionó a los argentinos
Ricardo Barreda se levantó como cualquier día el domingo 15 de noviembre de 1992 sin saber -o sí- que estaba a punto de cometer uno de los peores crímenes intrafamiliares de la historia argentina. Pensaba escuchar el partido entre Estudiantes de la Plata e Independiente que terminaría 1-0 a favor del equipo platense.
Tras el cotejo, el padre de familia se disponía a realizar tareas en el jardín cuando su cabeza detonó. Ya había realizado otras tareas hogareñas cuando se cruzó con Cecilia, su hija mayor. La joven lo observó de arriba abajo -según el relato de Barreda- y lanzó: "Parece que Conchita se levantó temprano y se puso a trabajar”. Entonces se desató la locura.
Segundos después, Barreda se dio vuelta, ingresó a su cuarto, tomó tomó una escopeta Víctor Sarasqueta calibre 16 y se dirigió al living. Primero se topó con Gladys Mac Donald, su mujer y la remató con dos disparos. Después fue el turno de Cecilia, quien recibió tres disparos. Cuando apareció Adriana, la hija por quien sentía devoción, le pegó dos tiros. Su última víctima fue Elena Arreche, su suegra.
Tras masacrar a toda su familia. El odontólogo salió a la calle sin ningún tipo de pudor. Decidió reunirse con "pirucha" Guastavino, una de sus amantes. La mujer decidió evitarlo. Barreda siguió su camino y fue en busca de Nilda Bono. Con ella, concurrió a un hotel alojamiento, tuvieron sexo y, después, regresó a su casa.
En horas de la madrugada, Barreda llamó a la policía. Los investigadores dudaron desde un principio. El odontólogo aportaba muchos detalles y sus explicaciones reflejaban contradicciones. Dos días después, Barreda confesó el crimen.
Tres años después del hecho, en 1995, el odontólogo fue condenado a prisión perpetua por los delitos de “homicidio calificado por el vínculo (tres hechos) y homicidio simple, todos en concurso real”, ya que entonces no existía la figura de femicidio.
Emanuel y Santiago da Bouza, rencores y asesinato
El caso Bauza fue otro de los hechos que conmocionó a la sociedad argentina. Santiago Bouza había conseguido un nuevo puesto en su trabajo y quiso contárselo a su padre Ramón, gerente de Techint. Llegó hasta la oficina de su padre, recorrieron juntos la empresa y terminó la visita con una frase destructiva: "Nunca en tu vida vas a lograr algo así".
Esas palabras desnudaron algo que venía ocurriendo hace tiempo: Ramón trataba a sus hijos con rencor y afecto Emanuel, el hermano mayor de Santiago, también venía manteniendo enfrentamientos con su padre.
Tiempo después, sus hijos Emanuel y Santiago lo asesinaron a sangre fría a golpes y balazos en su departamento de San Telmo tras cenar con él. Tenía 44 años.
Primero lo golpearon con un tarro de leche que había en el living y después lo ultimaron de dos disparos en la cabeza. Los investigadores encontraron elementos que probarían que todo había sido meditado y preparado con minuciosidad.
Durante la investigación los hermanos afirmaron que a su papá lo asesinaros dos ladrones que escaparon por la terraza. Sin embargo, los policías nunca les creyeron. Aún menos cuando encontraron una pistola calibre 22 largo en el baño. Tiempo después, se comprobó que semanas antes la había comprado Santiago.
Finalmente, los hermanos fueron condenados a cadena perpetua.