Historias

El elegido de San Martín: quién fue el hombre que cambió Mendoza y sufrió la ingratitud del olvido

Era peruano, pero se convirtió en un hombre "continental". Tomó las riendas de Mendoza de manos de San Martín, y ejecutó gestiones clave para el futuro. Quién fue Luzuriaga.

Gustavo Capone
Gustavo Capone domingo, 27 de abril de 2025 · 07:25 hs
El elegido de San Martín: quién fue el hombre que cambió Mendoza y sufrió la ingratitud del olvido
Foto: Archivo

El legado sanmartiniano para con Mendoza fue enorme. Tras el tiempo de preparación del ejército libertador, la provincia quedó con las arcas en bancarrota, pues todo recurso (monetario o productivo) estaba destinado al objetivo sustancial: la independencia americana. Aunque en paralelo, una serie de acciones dejarán instaladas industrias y notorios beneficios, que al tiempo claramente reflejarán la efectiva impronta del paso de San Martín por Mendoza. 

Un nuevo ordenamiento territorial e hídrico con la extensión de las zonas cultivadas, la ampliación del centro urbano capitalino, el resurgimiento de la minería abandonada en tiempos coloniales, los talleres metalúrgicos de El Plumerillo, los salones de costuras, las fábricas de camperas y calzados, el gigante batán de Tejada, los mataderos y tambos del Valle de Uco, la construcción de puentes sobre las acequias de la ciudad, el embellecimiento de los paseos públicos como la Alameda, la multiplicación de postas en torno a los caminos de Mendoza, la ampliación de capacidad productiva de los molinos harineros, los seis nuevos canales del Este mendocino, un sistema sanitarios renovado con toda la población vacunada contra la viruela, un progresista marco normativo que le otorgó la libertad a indios y esclavos, el apoyo a la educación y las bibliotecas, los bandos regulatorios persiguiendo “vagos y mal entretenidos”, el combate contra la vinchuca, la defensa gubernamental ante los aranceles nacionales que sufrían los productos mendocinos (entre ellos, el vino), el blanqueo de paredes, la lucha contra la rabia y los perros vagabundos, la ampliación de la red de acequias, etc.  Pero habrá algo más, y trascendental: dejará como su reemplazante en el gobierno de Cuyo a Toribio Luzuriaga. 

El inigualable Luzuriaga 

El relato tiene ribetes de novela. “Comandante Luzuriaga; he decidido con la anuencia del gobierno central que Usted se haga cargo como Gobernador de Cuyo”; fueron probablemente las palabras del Libertador para con el militar nacido en Perú, a quien San Martín conocía desde los tiempos cuando conducía el Ejército del Norte.

Luzuriaga es un prócer al que no le han dado el lugar que merece por su obra. 

construirá un verdadero equipo de mujeres para sostener en pie la cultura y la economía de Mendoza. Encontrará en la provincia solo niños y ancianos

“Necesito que Usted continúe al frente del noble pueblo de Mendoza. Le tocará administrar lo poco que le dejamos; las pocas mulas; las pocas herramientas que se salvaron de no ser fundidas para construir armas o cañones. El Tesoro mendocino no tiene un peso. Cuyo se quedará sin hombres y confió que Usted construirá un verdadero equipo de mujeres para sostener en pie la cultura y la economía de Mendoza. Encontrará en la provincia solo niños y ancianos. En esa senda, valoro además su capacidad de persuasión y su vocación por priorizar el rol educativo".

"Usted, es uno de mis mejores hombres, sino el mejor. Conozco su enorme capacidad militar corroborada en combate. Usted fue nuestro primer director en la Academia General de Oficiales que se creó en Jujuy. Usted ya fue gobernador en Corrientes y conoce de administración como nadie por haber trabajado al lado de virreyes. Se de sus dotes intelectuales y su probada honestidad. Usted se formó en las mejores academias de América; peleó en las invasiones inglesas, tuvo heroica acción durante el sitio de Montevideo, fue protagonista directo en mayo de 1810, se destacó bajo las ordenes de Balcarce y Castelli en las expediciones al Alto Perú. Todos recuerdan su coraje y astucia en la batalla de Suipacha, siendo un artífice clave en ese triunfo. Todos ponderamos su actividad al frente del regimiento de Dragones de Buenos Aires y como Jefe de Fronteras en Salta, pero también lo merecido de sus nombramientos como Ministro de Guerra y General Brigadier en 1815".

"El ejército partirá. Usted se queda. Y prácticamente sin ningún personal administrativo, ni militar. Lo extrañaremos. Seguramente, Yo más que nadie. Pero será el único favor que puedo hacer para retribuir en algo al corajudo y leal pueblo de Mendoza. Usted continuará en Mendoza, contra la oposición de todos mis camaradas. Condarco, Escalada, Necochea, Zapiola, Olazabal, Las Heras, no entienden como podré prescindir de un hombre como Usted para pelear en Chile. Lo tengo decidido. Acá se quedará el mejor de nosotros”.

Los hechos enumerados son absolutamente verídicos. Luzuriaga fue e hizo todo lo enunciado. Y si bien la presentación es novelada y obra de un juego imaginativo, lo real fue que, como gratitud a todo lo ofrecido por el pueblo mendocino, San Martín dejó como gobernador a Luzuriaga

"El prócer de cinco repúblicas"

Toribio de Luzuriaga y Mejía, nació en Huaraz (Perú), el 16 de abril de 1782 y murió en  Pergamino (Argentina) el 1 de mayo de 1842. Fue un militar peruano – argentino; primer Gran Mariscal del Perú, que participó en la independencia de Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador, siendo reconocido en todos esos países con honores.

A todo lo mencionado, agregaremos tres notas de cuando estuvo a cargo del gobierno mendocino, además de generar un respaldo militar y económico para el paso de Los Andes, manteniendo las comunicaciones y los abastecimientos durante la campaña libertadora en Chile incondicionalmente desde Mendoza.

Primero; durante el tiempo de gobierno de Luzuriaga se libró el fusilamiento de Luis y Juan José Carrera, siendo acusados de una conjuración contra las autoridades constituidas en las Provincias Unidas y Chile e intentar destituir a San Martín y O’Higgins, demostrando que cuando “las papas quemaban” al gobernador Luzuriaga no le temblaba el pulso.

El otro hecho destacado fue que, a pesar de las penurias económicas, Luzuriaga encontró los medios para estimular la educación de Mendoza. Según Jorge Scalvini: “Se abrieron dos escuelas del Estado para varones con 600 niños, seis escuelas particulares para varones con 550 niños, cinco escuelas particulares para mujeres con 300 alumnas, y cuatro o cinco en la campaña, con 200 alumnos aproximadamente; es decir en total 17 o 18 escuelas con 1.600 niños. Había además el colegio de mujeres de ‘Buena Enseñanza’ con alumnas internas y externas” (Scalvini, J.: “Historia de Mendoza”. Ed. Spadoni. Mendoza. 1965. Pág. 129). A lo que debemos agregar la inauguración del histórico Colegio de la Santísima Trinidad (17 de noviembre de 1817).

Además, a Luzuriaga se deberá la fundación del primer pueblo que nació independiente de toda nación extranjera en nuestra patria, a meses del Congreso de Tucumán: la Villa Nueva de Los Barriales (20 de diciembre de 1816), a la postre el Departamento de San Martín.  Y será durante el tiempo de gobierno de Luzuriaga cuando se recompensará merecidamente a San Martín por su servicio a la patria con tierras en el Este mendocino donde el Libertador se radicará  por ocho meses antes de su exilio definitivo.

La lealtad al servicio de una causa

Muchas serán las manifestaciones del apego a la causa libertadora de Luzuriaga y su leal admiración por San Martín. Una anécdota menor. Uno de sus hijos fue bautizado como José de San Martín Luzuriaga. Pero fue más relevante aún, cuando desatada la crisis interna en nuestra patria, siguiendo el ejemplo sanmartiniano, y tras cumplir tres años y tres meses en el gobierno en Cuyo (octubre de 1816 – enero 1820), no ambicionó continuar a cualquier precio en el cargo, prefiriendo no intervenir en la lucha entre compatriotas y renunció al gobierno para no ahondar las diferencias, partiendo a sumarse a la gesta libertadora. San Martín lo incorporó a la expedición destinada al Perú, siendo Luzuriaga quien condujo el desembarco de las fuerzas patriotas en la Bahía de Paracas (8 de septiembre de 1820), estableciendo el cuartel general en Huaura, para ser nombrado posteriormente como el primer Gran Mariscal del Perú y primer Presidente de Huaylas (uno de los cuatro departamentos de Perú independiente).

Tras la entrevista de Guayaquil (1822) entre Bolívar y San Martín, correrá la misma suerte que el argentino, no siendo considerado por el venezolano (temeroso de la reputación y ascendiente de Luzuriaga) por lo cual se vio obligado a regresar a Buenos Aires.

Se estableció como hacendado en Pergamino (Buenos Aires) donde vivió apremiado por las deudas, llegando a vender hasta sus condecoraciones, los uniformes y las armas que le quedaban como recuerdos.

Así se fue “el mejor de todos” los que pasaron por Mendoza en tiempos de la heroica gesta libertadora, según el propio general San Martín. Padeció, como muchas veces pasó en la cruel historia de Argentina, la ingratitud de los gobernantes de turno. En medio de la miseria y olvidado, el 1 de mayo de 1842 se vistió con su uniforme de Gran Mariscal y se suicidó con un tiro de pistola a los 60 años de edad. Así terminó la vida del elegido por San Martín. Doloroso final. Penas que duelen en el recuerdo de otra épica y descarnada historia: la de Luzuriaga, un gobernador injusta e inaceptablemente ignorado. 

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