Desafíos virales: del código de la piña al shampoo, ¿una amenaza potencial para menores?

En una nota anterior, exploramos cómo los depredadores sexuales emplean lenguajes simbólicos para atraer a sus víctimas, subrayando la importancia de reconocer estos signos para prevenir el abuso infantil. En esta ocasión, abordaremos otro fenómeno emergente en redes sociales: el "Desafío de la Piña", que ha mutado en Argentina a una versión que utiliza una botella de shampoo. Aunque parece un reto inofensivo, puede representar un riesgo para menores si participan sin conocer el verdadero trasfondo de este fenómeno viral.
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¿Qué son los desafíos virales?
Los desafíos virales son un elemento central de la cultura digital actual, especialmente entre adolescentes que buscan entretenimiento y aceptación social. Si bien la mayoría de estos retos parecen inofensivos, su rápida difusión y participación masiva en redes sociales pueden convertirlos en actividades riesgosas. La falta de control sobre quién los replica o con qué fines puede exponer a los jóvenes a situaciones potencialmente peligrosas.
¿Qué es el “Desafío de la piña”?
El "Desafío de la Piña" surgió en España como un código discreto entre personas que deseaban indicar que estaban abiertas a relaciones “románticas”. Para hacerlo, colocaban una piña al revés en su carrito de compras en supermercados. Sin embargo, esta tendencia ha evolucionado en diferentes países, incluida Argentina, donde se ha popularizado una variante que utiliza una botella de shampoo de la marca Plusbelle. Este producto, fácil de encontrar en cualquier supermercado, ha hecho que el reto sea más accesible y atractivo, aumentando su alcance en redes sociales.
El peligro detrás de la viralización
A medida que estos desafíos se propagan y modifican, las intenciones originales pueden desdibujarse, generando confusión sobre su verdadero significado. Los menores que participan sin entender el contexto podrían exponerse a situaciones peligrosas tanto en el entorno virtual como en la vida real.
Un escenario preocupante es que adultos con intenciones maliciosas utilicen estos códigos virales para acercarse a menores en espacios públicos, como supermercados, simulando seguir la tendencia. Además, en el entorno digital, la falta de supervisión sobre quién participa en estos desafíos aumenta la vulnerabilidad de los adolescentes.
Foto: Archivo MDZ.
La influencia de los creadores de contenido
Los influencers juegan un papel crucial en la popularización de estos retos. Al compartirlos sin considerar las posibles consecuencias, impulsan a miles de jóvenes a involucrarse en actividades que perciben como divertidas e inofensivas. Este deseo de pertenencia y de estar al día con las tendencias populares lleva a muchos adolescentes a sumarse sin reflexionar sobre las repercusiones.
Aunque no se han reportado incidentes graves hasta la fecha relacionados con el "Desafío de la Piña" o sus distintas versiones, la posibilidad de que estos retos sean utilizados con fines maliciosos sigue siendo una amenaza latente. Sin una adecuada supervisión adulta, los adolescentes pueden verse involucrados en interacciones no deseadas o peligrosas.
Riesgos potenciales para los menores
Entre los principales riesgos que enfrentan los menores al participar en desafíos virales, se destacan:
- Exposición a adultos con intenciones maliciosas: los códigos utilizados en estos retos podrían ser manipulados por depredadores para acercarse a menores en espacios públicos o en redes sociales.
- Interacciones no deseadas: los menores podrían verse envueltos en interacciones con desconocidos sin conocer sus verdaderas intenciones.
- Falta de control sobre los desafíos: la rápida adaptación y modificación de estos retos dificulta que padres, educadores e incluso las plataformas digitales identifiquen cuándo un desafío aparentemente inofensivo se vuelve peligroso.
Foto: Archivo MDZ.
Responsabilidad compartida
Los creadores de retos virales, las plataformas digitales y los medios de comunicación deben asumir un rol activo en la protección de los menores. Es crucial que se implementen advertencias claras sobre los peligros potenciales de estos desafíos y se establezcan controles más estrictos para limitar la participación de menores sin supervisión. Estas acciones no solo reducirían los riesgos, sino que también aumentarían la conciencia sobre los posibles abusos derivados de la viralización descontrolada.
Aunque el "Desafío de la Piña" y su variante Argentina de la botella de shampoo puedan parecer inofensivos, presentan riesgos cuando los menores participan sin entender los peligros.
La rápida difusión y transformación de estos retos, y su potencial uso con fines malintencionados, exige una colaboración entre creadores de contenido, padres y plataformas digitales para garantizar la seguridad de los menores, tanto en el entorno virtual como en la vida real.
* Lic. Eduardo Muñoz. Criminólogo y criminalista. Especialista en prevención del delito. Consultor de seguridad integral
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