Cándido López, un artista singular
Cándido López fue un pintor argentino célebre por sus cuadros históricos sobre la guerra de la Triple Alianza. Nuestro columnista de arte, Carlos Pinasco, honra su memoria este domingo en MDZ
De nuestros pintores históricos, los del siglo XIX, Cándido López es, seguramente, el más interesante por las vicisitudes que enfrentó con entereza durante su vida y sobre todo por la originalidad extraordinaria de su producción.
Recordemos su historia
Nacido en Buenos Aires en 1840, su acercamiento al arte se inicia en un taller de daguerrotipo donde trabaja como ayudante. Conoce así a dos maestros italianos con cierta fama en el Buenos Aires de entonces: Baldassare Verazzi y Carlos Descalzo lo introducen en la pintura. Se dedica al retrato sin demasiado éxito.

Su temprano (1858) autorretrato que conserva el Museo Nacional lo muestra dueño de un oficio poco común pero de un estilo convencional. En la primera mitad de la década del sesenta recorre distintas ciudades cercanas a Buenos Aires sin conseguir afianzarse. Vuelve y traba amistad con otro maestro, Ignacio Manzoni con el que completa su formación. En 1865, estando en San Nicolás sin destino cierto, se engancha como voluntario en el ejército de la Triple Alianza que inicia la funesta guerra al Paraguay.

Al año siguiente en el desastre de Curupaytí pierde su mano derecha. Luego debe ser amputado a la mitad del antebrazo. En su corto periodo bélico realiza una gran cantidad de dibujos de las vivencias cotidianas. Serán la semilla de su gran obra. En los años siguientes mientras intenta distintos oficios para sobrevivir educa trabajosamente su mano izquierda.
A los 34 años se casa con Emilia Magallanes. Tendrán doce hijos.
Instalada la familia en Carmen de Areco con penurias económicas Cándido continúa su actividad pictórica. Aparece un mecenas, el doctor Quirno Costa y el 1885 consigue exponer en Buenos Aires 29 óleos representado distintos episodios de la guerra. La serie es bien recibida pero la exposición no da ninguna solución a las dificultades económicas. Dos años después el General Bartolomé Mitre a quien el artista apela, decide la adquisición por parte del Gobierno Nacional de la serie a ser destinada al Museo Histórico. Publica además un catálogo descriptivo.

López continúa con sus recuerdos de los infaustos días de la guerra, hasta completar 58 obras. Las que quedaron en el estudio fueron donadas por sus herederos al Museo Nacional de Bellas Artes. En esa época, en que se le facilita un taller en el Cuartel de Inválidos, en la calle Azcuénaga y Melo, pinta también algunas naturalezas muertas que revisten escaso interés.
Su serie de la guerra es singularísima y de una calidad artística excepcional.

Prácticamente ignorada durante todo el siglo XIX, a partir de qué José León Pagano incorpora al “manco de Curupayti” en su monumental obra “El Arte de los Argentinos “ la crítica primero y el público luego empezaron a valorar la serie, reconociéndole sus incuestionables méritos.
Cándido (profético su nombre) fue un naif, avant la letre, que supo encontrar un estilo personal, despegándose del adocenamiento academicistas de sus maestros y creando un arte lleno de gracia y valores plásticos.
Sus escenas pre-bélicas describen con lujo de detalle (y un rigor histórico que el propio presidente Mitre reconoció) escenarios casi edénicos que recuerdan a las obras del francés Henri Rousseau. Incluso las duras batallas en las que cayeron miles de sus camaradas y el mismo quedó invadido están contadas con un lirismo en el que la pasión por el arte y la belleza se sobrepone al horror de la guerra.
Cándido López murió el último día del año 1902. Su arte y su ejemplo ha de perdurar para siempre.
* Carlos María Pinasco es consultor de arte.
carlosmpinasco@gmail.com

Menos de 10.000 personas fueron a Chile por el fin de semana largo

Se acercan las tormentas que cambiarán radicalmente el tiempo en Mendoza

Endometriosis: lo que toda mujer debe saber

Qué cambios habrá en la Ciudad de Buenos Aires por el feriado de este lunes

Heridas emocionales: sanar en la adultez lo que traemos de la infancia

Las zonas del Gran Mendoza en las que hay cortes de agua este sàbado

No maltratemos nuestro idioma: calcos semánticos, esos falsos amigos
