Conflicto histórico en 1989

La decisión drástica que tomó Australia para terminar con las huelgas aéreas

Mientras los pasajeros de líneas aéreas sufren las consecuencia de un nuevo paro es bueno repasar la experiencia australiana ante una huelga histórica en 1989

Horacio Alonso
Horacio Alonso miércoles, 28 de febrero de 2024 · 14:00 hs
La decisión drástica que tomó Australia para terminar con las huelgas aéreas
Miles de pasajeros vuelven a sufrir las consecuencias de un paro aéreo, El contraste con el modelo australiano Foto: Alf Ponce Mercado/MDZ

Más de 35.000 pasajeros están afectados hoy por el paro aéreo dispuesto por sindicatos del sector ante la falta de acuerdo por el aumento salarial.

No es algo nuevo. Esta situación se repite permanentemente y forma parte del debate sobre la política a llevar adelante con la apertura del mercado aerocomercial y, en especial, con Aerolíneas Argentinas.

Es un sector que está manejado por varios sindicatos que tiene una posición combativa contra el cambio de las reglas de juego y, en esa disputa, los que pierden son los usuarios que están condenados a sufrir las consecuencias.

El caso de la medida de fuerza de hoy sirve para recordar lo que sucedió en 1989 en Australia, un país que hace década tenía problemas similares a los de Argentina en materia económica y, tras un cambio profundo de modelo, se convirtió en una potencia con alto nivel de vida.

La histórica huelga de los pilotos australianos de aquel año formó parte de ese giro político que llevó al país al desarrollo.

Se trató de de las disputas industriales más duras en la historia de Australia. Se llevó adelante por la Federación Australiana de Pilotos Aéreos (AFAP), después de un prolongado período de congelamiento salarial, en reclamo de un aumento de sueldos del 30%.

Como parte de los reclamos, los pilotos de la AFAP exigieron además a las aerolíneas que operaban (Ansett Australia, East-West, Ipec y Australian Airlines ) una limitación en las horas que estaban dispuestos a trabajar.

La disputa afectó gravemente los viajes aéreos nacionales en Australia y tuvo un impacto perjudicial importante en la industria del turismo y muchas otras empresas.

La situación transitaba en el marco clásico de un conflicto entre gremios y empresas hasta que el primer ministro laborista Bob Hawke declaró una emergencia nacional.

La medida tenía consecuencias drásticas ya que permitió que aviones y pilotos de la Real Fuerza Aérea Australiana (RAAF) y aviones y pilotos extranjeros prestaran servicios en sustitución a las compañías que estaban siendo presionadas por el gremio.

Pero a su vez, el funcionario alentó a las aerolíneas a iniciar juicios al gremio y los trabajadores por los daños y pérdidas económicas que provocaban la huelga que había sido declarada ilegal.

Ante el temor de tener que afrontar pagos millonarios en caso de perder el juicio -probabilidad muy alta teniendo en cuenta las leyes de ese país-, los pilotos desistieron de la demanda, miles renunciaron a sus trabajo para evitar responsabilidades legales y centenares se fueron del país por el mismo motivo.

Incluso, el Gobierno difundió una publicidad, que se emitía en Estados Unidos, para atraer a pilotos de ese país a que fueran a trabajar a Australia en reemplazo de los pilotos australianos que dejaron sus trabajos.

Esta batalla entre el nuevo modelo que impulsaba Australia y un sector como el de los pilotos de avión que no querían resignar sus privilegios de años de proteccionismo marcó un antes y un después en el país.

Se produjo en un momento de apertura económica, incentivo a la competencia y recortes de subsidios en toda la economía.

Hasta ese momento, el país sufría las consecuencias de una economía cerrada, bajo nivel de vida y aislada del mundo económico.

Lo más curios es que Hawke no era un político tradicional. Provenía del ámbito gremial y de liderar la central obrera de ese país. Se sumó al Partido Laborista y, en poco tiempo, llegó a gobernar a Australia. Fue electo legislador, pero rápidamente compitió por el máximo cargo.

Su estilo de gobernar era totalmente distinto al de los políticos clásico, una situación que puede asemejarse, aunque con sus diferencias, a la irrupción de Javier Milei.

Logró importantes acuerdos con el Partido Liberal y fundaron las bases del cambio profundo que vivió el país que le permitió tener 28 años de crecimiento continuo sin conocer la recesión.

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