Día del Profesor

El porqué de los dichos populares que rebalsaron las aulas y patios de las escuelas

He aquí algunas manifestaciones relacionadas con la cotidiana vida escolar, que nunca perderán vigencia, porque siempre habrá un viejo de historia que las extraiga del baúl de los recuerdos y busque encontrar el origen de tal aseveración.

Gustavo Capone
Gustavo Capone domingo, 17 de septiembre de 2023 · 20:28 hs
El porqué de los dichos populares que rebalsaron las aulas y patios de las escuelas
"La letra con sangre entra", de Francisco de Goya Foto: Museo de Zaragoza

Algunas expresiones, hasta parecen perimidas. Son “del tiempo de ñaupa” pero, aunque parezca “cosa e’ mandinga”, constantemente renacen como el Ave Fénix. Dichas expresiones o refranes populares “tienen más años que Matusalén” y sin embargo siguen diciendo presente en los patios de las escuelas argentinas.

“La letra con sangre entra”

Aunque pedagógicamente en la actualidad resulte inconcebible un planteo tal, por ahí quedan resabios de aquel modo de enseñanza tradicional. Seguramente, sin llegar a extremos de violencia como en tiempos antiguos y medievales, la expresión en su contemporánea y justa interpretación contextual (o sea: necesaria responsabilidad, dedicación, constancia, esfuerzo, el suficiente tiempo de estudio) sigue teniendo adherentes, y obviamente, lejos estamos de aceptar la concepción brutal de aquellas épocas lejanas cuando fue acuñada. 

Lo cierto es que dicha manifestación caló fuerte en España. Su gran difusor fue un cuadro de Francisco de Goya pintando en 1779 que se exhibe en el Museo de Zaragoza llamado “La letra con sangre entra”, donde el maestro está castigando en las nalgas al estudiante ante la mirada impávida de sus compañeros.

¡Este curso es “un viva la Pepa”!

La expresión hace referencia a cierto desorden colectivo, con festiva irreverencia juvenil donde parece que todo diera lo mismo. Podría complementarse con otros dichos históricos que todos hemos escudado de la Señorita, el Profe, la Prece o el Director. Este curso “es un viva la Pepa”: “¿a qué se debe tanta jarana?”; “ustedes se toman todo a la chacota”; “basta de jolgorio”; “controlen esas pachotadas los grandulones y dejen de cotorrear las comadres”. En el fondo, estamos ante un curso “bochinchero” que suele pasarse de la raya.  

Yendo a grano, diremos que esa “Pepa” de la expresión popular no es una dama. Nació como un grito de libertad y antimonárquico en España durante 1812 cuando se sancionó la primera constitución liberal. Dicha constitución (también denominada Constitución de Cádiz) establecía la soberanía en la Nación (ya no en el rey), la separación de poderes, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, el derecho de propiedad, la abolición del feudalismo, la igualdad entre peninsulares y americanos y la finalización de la Inquisición española. Evidentemente un paso muy revolucionario para ese momento.  

¿Por qué Pepa? Porque fue sancionada el 19 de marzo, justo el día de San José, a quien cariñosamente se lo relacionó con el apodo Pepe. Y cuando Fernando VII volvió al trono y derogó la constitución liberal, el grito rebelde antimonárquico se escondía desde el anonimato manifestando: “Viva la Pepa”. O sea: Viva la constitución sancionada el día de San José.

El tiempo opacó su sentido primario (revolucionario y de oposición política a la monarquía) aunque mantuvo el espíritu de distensión y libertad.

“Ustedes están en Babia”

No quisiera hablar por “boca de ganso”, pero es una expresión despectiva. Estar en Babia, era estar como en otro lado. Distraído. Una especie de “zanguango” (torpe) que estaba, diríamos comúnmente: “en La Luna”. El típico “cabecita de novia” que parecía “caído de un catre”. Disperso; hasta ingenuo.  

Pero debemos acotar que lo que parece un adjetivo, sigue siendo, tras siglos, un sustantivo propio. Babia es una comarca (un pueblo) de la provincia de León (España). Posee una gran cantidad de arroyos que riegan sus praderas, convirtiéndola en una zona históricamente ganadera.

¿Pero quién se fue a Babia, y durante que circunstancia? Cuenta la historia que el Rey Alfonso VIII (1158 – 1214) en vísperas de librarse en Jaén la trascendental Batalla de Navas de Toledo (16 de julio de 1212) que enfrentaba a los ejércitos cristianos (castellanos, aragoneses, navarros, leoneses y hasta portugueses) anhelando reconquistar el sur español contra los bereberes del califa Muhamad Al – Nasir, se desligó de sus responsabilidades reales y partió al veraniego castillo de descanso que poseía (precisamente) en Babia. ¿Dónde está el rey?, preguntaban. Distendido, relajado, despreocupado, disperso, estaba en Babia.

No quiero “sembrar cizaña” (cizaña: yuyo malo que crece junto al trigo; por aquella parábola bíblica del Antiguo testamento: Mateo 13: 24-30), pero debemos reconocer que Alfonso estuvo “papando moscas” mientras los suyos se jugaban el pellejo. Él estaba en Babia.

Final de nota: Adelante maestro

“Cada maestrito con su librito”, es por eso que elegimos esta manera de homenajear a todo ese inmenso colectivo docente que hizo, y hace diariamente, grande a la escuela pública (de gestión estatal o privada) recordando con afecto algunas expresiones tan caras a nuestros sentimientos y que seguirán perdurando por siempre en nuestra memoria.

Y si bien “la música amansa las fieras”, espero que de una vez y para siempre, los discursos (cantos de sirenas) se conviertan en hechos concretos y quede absolutamente enterrado para siempre ese peyorativo dicho: “con más hambre que maestro de escuela”. Lo digo, porque el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo. Entonces, por favor, “a ponerse las pilas”.

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