Cambio climático

Vaticinan la primera caída de nieve en la montaña: ¿qué se espera de la temporada?

Mendoza sigue en alerta por la escasez de agua en los ríos. En el Departamento General de Irrigación sostienen que la acumulación nívea para esta temporada podría ser más alentadora que años anteriores. Pero reconocen que así y todo las condiciones podrían cambiar. Hará más calor y ya llueve menos.

Zulema Usach
Zulema Usach lunes, 17 de abril de 2023 · 17:15 hs
Vaticinan la primera caída de nieve en la montaña: ¿qué se espera de la temporada?
Se espera que este fin de semana caigan los primeros copos de nieve de la temporada otoño-invierno de 2023 en Mendoza. Foto: Turismo Mendoza

Cuando el último tramo de abril esté pisando el calendario, los primeros copos de nieve de la temporada de mayor frío en Mendoza se podrán hacer presentes en la cordillera de Los Andes, sobre la zona principal y frontal. Será, pues, el primer indicio de un período de acumulación nívea que si bien podría ser algo más alentadora que años anteriores, no alcanzaría a revertir la problemática de escasez de agua registrada en los principales ríos de Mendoza en durante los últimos once años.

Conforme la provincia atraviesa la transición hacia el "pico" de otoño, la tendencia climática para esta semana que transcurre abre la posibilidad al ingreso de un frente frío acompañado de lluvias hacia el oeste, que en suma, provocará la caída de lloviznas, agua nieve y nieve en la zona cordillerana. "Será la primera precipitación de la temporada en la cordillera y hay altas probabilidades que las condiciones sean las óptimas para que caiga nieve de manera moderada", indicó el meteorólogo Fernando Jara. Sin embargo, esta situación sería tan solo el preludio de una posibilidad que genera esperanza pero a la vez cautela, ya que desde el Departamento General de Irrigación (DGI) destacaron que la temporada invernal en Mendoza podría ser algo más positiva en lo que a acumulación de nieve en la cordillera (y por los tanto disponibilidad de gua en los ríos) se refiere.

Previsiones positivas, pero con cautela

La última vez que en la zona de la montaña de Mendoza cayó nieve de manera contundente, ocurrió en el invierno de 2012, hace once años. Desde ese entonces hasta la fecha, los seis ríos que nutren a las principales cuencas de la provincia (Mendoza, río Tunuyán, río Diamante, río Atuel, río Malargüe y río Grande) atraviesan una "anemia" preocupante en relación al caudal logrado proveniente del deshielo. En un contexto de cambio climático, esta problemática obliga a redoblar esfuerzos por apuntar al máximo aprovechamiento del agua en todos los niveles.

Solo si se tienen en cuenta las perspectivas climatológicas de los meses de abril, mayo y junio de 2023, todo indica que los mendocinos afrontarán temperaturas mínimas y máximas entre 45 y 50% mayores a lo normal establecido para estas latitudes. Es decir, que el territorio atraviesa un otoño más caluroso que lo habitual y la misma tendencia se extenderá hacia el invierno. Pero Mendoza además, atraviesa un año seco en lo que a caída de lluvias se refiere.

Los ríos de Mendoza corren con escaso caudal producto de la escasez de agua proveniente del deshielo en la cordillera de Los Andes. 

De hecho, según los datos registrados hasta hoy, desde enero ha llovido en la provincia menos de un tercio del volumen habitual, que es de 142,9 milímetros de agua de lluvia sumando esos primeros meses. Lo cierto es que los datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de acuerdo a los registros de la estación de medición ubicada en la zona del Aeropuerto Internacional El Plumerillo (Las Heras), solo se lleva registardo un total de 46 milímetros de agua de lluvia acumulada.

Al referirse a las previsiones relacionadas a la cantidad de agua de deshielo que podría dar algo de tranquilidad a Mendoza, el superintendente del DGI, Sergio Marinelli, destacó que en base a la información anticipada por los organismos científicos que forman parte de la mesa consultiva del organismo, "este año podría ser algo mejor que los anteriores en lo que a acumulación de nieve en la cordillera".

Sin embargo, el funcionario prefiere ser cauteloso con la temática ya que por ahora se esperan los informes oficiales que den cuenta de esta situación y que de cualquier modo, nada garantiza hasta el momento que en términos reales esto sería así. "Esta próxima temporada, según los informes regionales de los organismos científicos por los cuales nos guiamos, que son pronósticos regionales de gran escala, indicarían que puede haber una mayor cantidad de nieve a lo habitual; es factible que tengamos un año con más nieve en comparación con los últimos años. Pero a eso lo vamos a saber una vez que se confirme a lo largo de estos meses de invierno, ya que ha pasado en otros momentos que ha habido pronósticos optimistas y luego finalmente no hemos tenido la cantidad de nieve esperada", profundizó Marinelli.

En el mismo sentido, el funcionario aclaró una vez más que la situación en relación a la disponibilidad de agua en la provincia es más que compleja, más allá de que "pueda haber años más o menos buenos". "Venimos diciendo desde hace años que la tendencia en relación a la cantidad de nieve y por lo tanto, de agua disponible, es a la baja. A medida que pase el tiempo y que transcurran los años esto va a ser así, lo que no quita que dentro de ese marco haya variabilidad. Podemos tener años buenos y años muy buenos, pero siempre la resultante es a la baja", detalló el funcionario.

Jara es uno de los meteorólogos que coincide con los fundamentos ya sostenidos por especialistas en climatología. Mendoza no está exenta de las consecuencias del cambio climático a nivel global y uno de las evidencias de ello se manifiestan en los registros de las temperaturas previstas para esta temporada. "El cambio climático se nota con el incremento de las temperaturas mínimas y máximas previstas para abril, mayo y junio", explicó Jara y detalló que lo habitual para el mes que transcurre es que se registre un promedio de 11 grados de mínima y 22 grados centígrados de máxima, en tanto que para mayo lo esperable es que los registros sean de 7 y 18 grados centígrados en mayo y de 4 y 15 grados centígrados respectivamente. "Para este otoño estamos por encima de esas temperaturas, en coincidencia con la tendencia que se registró en el verano", reforzó el profesional.

Heladas e inestabilidad hacia el fin de semana

Durante esta semana, el pronóstico indica que hacia el sábado y domingo se espera un descenso de la temperatura máxima y mínima y también son altas las probabilidades de heladas en diferentes sectores de territorio. Mientras que este lunes 17 de abril las condiciones indicaron poca nubosidad y frío con heladas parciales en lagunas zonas rurales (sobre todo en el Valle de Uco), la máxima llegó a los 20 grados centígrados y se registró una mínima de seis grados. En tanto que entre la noche del lunes y la madrugada del martes ingresará a la provincia un sistema con viento del sudeste. Por eso, la mañana de esa jornada presentará cielo cubierto: la nubosidad estará en aumento. Sin embargo, todo indica que las marcas en los termómetros serán similares a las del día lunes.

Se esperan las primeras heladas de 2023.

"Puede haber alguna que otra precipitación aislada para el martes, en tanto que el miércoles habrá poca nubosidad y aumento de la temperatura. La máxima será de 24 grados centígrados y hay probabilidad de heladas. El jueves el cielo estará despejado y será una jornada fresca a templada, con una mínima de 10 grados centígrados y una máxima de 26", precisó Jara y puntualizó que el viernes será el día en que se produzca una situación de vaguada. Desde ese día y hasta el domingo se espera que predomine la inestabilidad con probabilidad de lloviznas y nevadas en la zona de Alta Montaña. 

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