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María Luján Rey: "Veo reflejada en mi nieta, la nobleza de mi hijo"

Se cumplen 11 años de aquella mañana de febrero donde murieron 52 personas en la estación Once, cuando una formación de tren Sarmiento no pudo frenar a tiempo. MDZ conversó con María Luján, sobre el paso del tiempo, su trabajo en la política y el recuerdo de su hijo reflejado en Paz, su nieta.

Víctor Balseiro
Víctor Balseiro miércoles, 22 de febrero de 2023 · 09:02 hs
María Luján Rey: "Veo reflejada en mi nieta, la nobleza de mi hijo"
María Luján en los tiempos de reclamo por justicia. Foto: MLR

Nuestro país tiene en su historia esas fechas dolorosas que nos recuerdan tragedias totalmente evitables como la Once, esa mañana soleada del 22 de febrero llegaba la noticia que un tren no había podido frenar en la estación de Once, de a poco llegaba el reporte de heridos, de algún fallecido y con el correr de las horas, del paso del día, aparecía el pedido de búsqueda de paradero de Lucas, el hijo de María Luján, y Lucas no aparecía por ningún lado, los bomberos rastreaban cada metro de la formación una y otra vez. 

Muchas veces nos preguntamos qué hacemos con lo que nos pasa, como le damos un fruto a ese dolor, y en la vida de María Luján fue una causa para ponerse a trabajar para que otros no tengan que pasar por otra tragedia evitable. Y así fue como de a poco se convirtió en una referente de la lucha por la justicia de esta causa. Conversamos con ella al cumplirse 11 años de aquel fatídico día.

Familiares de víctimas de la tragedia.

-María Luján, pasaron ya 11 años desde aquella mañana del 22 de febrero de 2012, ¿Qué sentís que cambió en todo este tiempo?
En 11 años hubo muchos cambios, especialmente en lo personal. Todo cambió en mi vida, dejé de tener a mi hijo mayor, dejé de ver cómo se convertía en un gran papá para su hija, cómo trabajaba para concretar sus sueños;  dejé de tener la posibilidad de imaginarlo hecho un gran hombre, en mi vida todo cambió. Si miramos más ampliamente no puedo dejar de recordar que hace 11 años viajamos en trenes que nos llevaron a la muerte, trenes que no tenían mantenimiento, de más de 60 años de antigüedad, trenes que estaban con su chapa podrida, con los sistemas de frenos degradados, sin ningún tipo de seguridad, sin ningún tipo de garantía para los pasajeros.
Hoy eso cambió, y fue así gracias a la lucha de los familiares de las 52 víctimas de la tragedia de Once. En el 2012 nos quisieron hacer creer que los trenes funcionaban de maravilla, sin embargo al año siguiente salieron a comprar trenes a China y hoy tenemos trenes más nuevos y se ha avanzado bastante aunque me parece que aún falta mucho por hacer. Creo que en el sistema ferroviario vemos muchas veces parches y eso no alcanza, se necesita una política de estado en materia de transporte ferroviario que no tiene que ver sólo con los trenes, sino también con las vías, con los pasos a nivel, con algunas cosas que se empezaron a hacer y que luego fueron abandonadas.
Pero entiendo que es necesario saber y recordar que, si tenemos trenes nuevos recorriendo la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, tiene que ver con 52 muertes evitables y no con la  voluntad política de mejorarle el viaje a los trabajadores que tienen en el tren su única opción de llegar a la ciudad de Buenos Aires.

-Un ciudadano de  nuestro país ¿puede sentirse respaldado por la justicia Argentina, una justicia tan bastardeada por algunos sectores?
-Cuando hablamos de justicia, uno entiende el descreimiento de la ciudadanía, que es el mismo que teníamos los familiares cuando empezamos con esta lucha, con la búsqueda de justicia por la tragedia de Once. Era la misma justicia que dejó impune la causa de la AMIA, y que le llevó más de una década la causa por la tragedia de Cromañón pero, en principio, es lo que corresponde, y yo creo que en la causa por la tragedia de Once demostró que cuando quiere y cuando tiene la mirada puesta en una causa, puede avanzar con celeridad, puede avanzar más allá de quienes sean los involucrados e implicados.
La causa de la tragedia de Once demostró eso, fue un juicio que avanzó pese a la magnitud que tenía y que iba en contra del poder económico y político de nuestro país, porque había políticos, había empresarios muy cercanos al poder y sin embargo terminamos un juicio con todos condenados, que cumplieron sus penas;  la gran mayoría. Y es una buena demostración de que cuando se quiere, se puede. Es cierto que faltan algunas reformas y cambios, pero no son lo que se están proponiendo, no tienen nada que ver con lo que estamos viendo hoy.
Cuando vemos los cambios que proponen desde el oficialismo y que están dirigidos a la justicia federal, que poco tienen que ver con el ciudadano común. Ese ciudadano es el que sufre la liberación de presos, lo que se llama "la puerta giratoria", de lo que se demora un juicio laboral, lo que tardan los tribunales de familia, esa justicia es la que le preocupa a los ciudadanos de a pie. La justicia que le interesa hoy al gobierno y por la que van es la justicia federal, esa que se ocupa de los casos de corrupción, narcotráfico, los delitos cometidos por los políticos, pero no es la misma justicia de la ciudadanía.
Nos debemos muchos debates, especialmente de actualizar leyes en el tiempo que vivimos, es un debate que nos debemos dar. Me acuerdo cuando salieron las condenas por la tragedia de Once y muchos opinaban que las condenas eran bajas, y sin embargo hemos conseguido penas  lo más cercana a las máximas que preveía el código, entonces lo que nos preguntamos, es si el código refleja lo que espera la ciudadanía. ¿Da lo mismo, en nuestro país, matar a 1 persona que matar a 50? ¿Es lo mismo cuando el delito lo comete un funcionario público, que tiene una gran responsabilidad?
Y es ahí donde me doy cuenta de que hacen falta esos debates para reformar algunas partes. Siempre pienso que los funcionarios deberían tener una escala diferente de penas. En eso hay que trabajar, pero más allá de todos los cambios que se requieran en la justicia, lo principal es que todos los argentinos mantengamos la independencia del poder judicial.

Aquel 22 de febrero de 2012 el tren no pudo frenar a tiempo.

-Llevás unos pocos años en la política, ¿En qué te gustaría dejar huella?
-Cuando decidí dar el paso de involucrarme en la política, sabía que tenía que acercar la voz de la gente al Congreso, aportar como una ciudadana más, y así empecé a presentar proyectos de ley que vengo luchando desde entonces y que tienen que ver con las necesidades concretas de los ciudadanos. Hemos logrado la ley de oncopediatría, que ayuda a muchas familias, vengo peleando por reformas en la justicia, que encuentran cierta resistencia, por ejemplo la ley de alcohol cero o una ley contra las picadas de autos que endurecen las penas a quienes lesionen o causen la muerte de un peatón.
Estoy segura de qué es lo que quiero seguir haciendo, ir por esos pequeños logros que pueden modificar sustancialmente la vida de quienes les toca atravesar determinadas situaciones. Cuando uno lo ve de lejos , parece poco importante, pero cuando uno se encuentra en determinadas situaciones, saber que hay una  ley que te ampara, es importante. Lo vemos hoy, con la ley de víctimas que tanto hemos luchado. ¡A cuántas familias se les ha dado una oportunidad que muchos no tuvimos!
Claro ejemplo es, en el caso por la muerte de Fernando Báez Sosa, que Graciela y Silvino puedan hablar frente al tribunal;  es gracias a la lucha que dimos las víctimas antes, para que se nos tome en cuenta, para que se nos escuche, para que se nos informe y así es cómo hay que dar las pequeñas batallas de cada día. Y así es como estoy dispuesta a seguir trabajando para ir llevando la voz del ciudadano común al Congreso y no permitir que la política se aleje de la realidad.

-Cuando estas con Paz, tu nieta y la mirás a los ojos, ¿Qué ves de Lucas en ella?
-
Paz es todo lo que está bien, es hermosa y está enorme, en Paz veo muchas veces cómo pasa el tiempo, creo que le debe pasar a todos los abuelos, y en ella veo la nobleza de Lucas, veo esa calidez, ese corazón. Paz es de la misma manera que Lucas. A veces busco un parecido físico y por momentos lo encuentro, pero mucho más lo encuentro en lo interno, es cariñosa, es alegre y creo que una gran parte de Lucas está en Paz.

María Luján, mamá de Lucas y abuela de Paz.

-¿Cuál es tu mirada de la situación en nuestro país?
-
La situación de nuestro país no es buena porque me preocupa, no se ve el avance sobre los problemas que vivimos desde hace rato. Hoy tenemos una inflación que nos empobrece día a día, con una inseguridad que cobra víctimas todos los días, con problemas cotidianos que afectan al ciudadano de a pie, no escuchamos que el gobierno se preocupe por eso y encima nos quieren convencer de que la inflación es autoconstruida, que estamos creciendo a los niveles de China; siento que eso genera una gran angustia en todos, no saber qué es lo que va a pasar si esta gente toma conocimiento de los sufrimientos de los argentinos.
Espero que, si nos dan una oportunidad, podamos poner al país en un crecimiento, en una cercanía a todo el mundo, de orden. Tenemos que volver a recuperar valores que se han perdido y más allá de la economía, que es un problema para todos, recuperar el respeto por las instituciones, fomentar el trabajo, la educación. Hoy me duele mucho mi país pero  tengo la esperanza y para eso trabajo todos los días.  

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