Tres libros para desconectarse durante este verano
Jazmín Nogaró, de Viajar en Palabras, recomienda tres libros para olvidarse del estrés de la cotidianeidad durante estas vacaciones de verano.
No es novedad que la lectura conlleva una serie de beneficios. Nadie cuestiona lo estimulante que es para la mente, o lo positivo que es reemplazar las pantallas por los libros. Aún así, muchas personas no se consideran “lectoras”. Pero ¿qué es ser un lector? Según la Real Academia Española, un lector es alguien: “que lee o tiene el hábito de leer”.
Por ende, cualquiera podría serlo. Quienes niegan ser lectores, suelen argumentar que no disfrutan de los libros. No obstante, uno podría contraargumentar que en verdad, no han encontrado un libro del cual disfrutar. Ser un lector no radica en la capacidad de leer, sino en encontrar el libro indicado, para el momento indicado.
Jazmín Nogaró, creadora del proyecto literario @viajarenpalabras, responde que para ella la literatura no es útil. Aunque es esencial en su vida, considera que, por lo general, la lectura se impone en el colegio, la facultad, la familia, cuando en realidad debería ser algo que uno encuentra. “Para mí los libros son aliados, un refugio. Encuentro en las historias respuestas, preguntas y un lugar donde puedo ser yo. Encuentro una manera de conectar con lo analógico, salir de la pantalla y ver a los libros como un juego”, explica Nogaró.
Para Nogaró, la literatura es importante en la medida que genera algo en sus lectores. Entiende que en etapas formativas es indispensable para ayudar a crear el hábito de lectura, pero para que perdure, debe haber un interés genuino que nazca en la persona. “No creo que nadie lea más o construya un vínculo con la literatura desde la imposición”, razona.
Asimismo, señala que no hay libros “pochocleros”. Un libro puede aportar valor desde el conocimiento o el entretenimiento. Continúa: “Hay un libro para cada momento y es importante entender para qué tipo de libro estamos en cada situación”. Uno no tiene que leer Austen o Tolstói para ser considerado lector, su definición no específica qué clase de libros deben leerse. Como destaca Nogaró: “Superar ese prejuicio de ‘no leo libros difíciles’ o ‘solo me gustan las novelitas’ es clave para no desestimar las ganas de leer”.
Siendo así, ¿qué mejor momento para buscar el libro perfecto y trabajar este hábito, que las vacaciones de verano? Para evitar el temor paralizante de no saber por dónde empezar, Jazmín Nogaró recomienda tres obras atrapantes y fáciles de leer.
Cómo (no) escribí nuestra historia, de Elísabet Benavent
Este libro de ficción escrito por una autora española, es ideal para los adultos jóvenes que buscan desconectarse. A pesar de su longitud de casi 600 páginas, Nogaró insiste en no dejarse asustar porque es un libro que “atrapa de principio a fin”. En su contratapa lee:
"Porque a veces la verdad (no) es solo aquello que queremos creer. Elsa Benavides es una escritora de éxito con una crisis creativa y una obsesión: matar al personaje que la catapultó al éxito. Pero la solución a sus problemas no pasa por electrocutar a Valentina con un móvil en la bañera. Es la punta del iceberg de una herida más profunda. Decidida a huir para volver a abrazar la escritura, se topa con Darío, un músico recién llegado de París que además es su vecino. Empieza así una nueva historia en la que Elsa es la protagonista. ¿Será capaz de contarlo todo?"
Jazmín Nogaró argumenta que Benavent logra un gran desarrollo de personajes. Señala que su aspecto favorito es la cercanía que logra con los lectores, el juego con la verosimilitud y su capacidad de manejar el humor con la sutileza necesaria para dar lugar a una subtrama más profunda (como es la autoexigencia o el falso amor propio que abunda en las redes). “Juega en el límite de la realidad y la ficción, por momentos te olvidás que es una novela y creés que es una amiga contándote sus anécdotas”, explica.
Antes de que se enfríe el café, de Toshikazu Kawaguchi
Este otro título de ficción, recomendado para adultos, es en realidad una saga de cuatro libros. A pesar de que por el momento solo los dos primeros textos están traducidos al castellano (son originales del japonés), los últimos pueden encontrarse en inglés. Nogaró destaca que es una saga “ideal” para poner en práctica el idioma, ya que es “ágil y profunda”. La descripción sostiene:
Un rumor circula por Tokio... Oculta en uno de sus callejones hay una pequeña cafetería que merece la pena visitar no solo por su excelente café, sino también porque, si eliges bien la silla donde sentarte, puedes regresar al pasado. Pero como incluso lo increíble está sujeto a limitaciones, no podrás salir de la cafetería mientras dure el viaje, volverás cuando el café se enfríe y, hagas lo que hagas, el presente no cambiará. A través de las emocionantes historias de cuatro clientes que se atreven a embarcarse en esta aventura por motivos diferentes, Antes de que se enfríe el café nos ofrece un relato atemporal sobre el amor, las oportunidades perdidas y la esperanza de un futuro que siempre está por llegar.
Nogaró comenta que es una saga sobre el tiempo y sus ciclos. “Te deja la piel de gallina, los ojos llorosos y una sonrisa que solo puede lograr la literatura contemporánea japonesa”, añade. Explica que, a pesar de que todos los libros parecen repetir la misma escena (“un café, una silla, una historia por revisar”), en esa repetición “vive la esencia de la historia”, y que los diálogos incluidos llenan de sentido el proceso de sanación de los personajes.
Julio Cortázar y Cris, de Cristina Peri Rossi
Por último, un libro que no es de ficción, pero es igualmente apasionante. Julio Cortázar y Cris es un compilado de cartas escritas a lo largo de los años por la autora uruguaya Cristina Peri Rossi, a su mejor amigo, Julio Cortázar. Es un texto que recopila diferentes momentos de su vida, y según señala Nogaró: “Parece una misma carta dosificada en años y despedidas”. Su contratapa describe:
A veces se produce el encuentro entre dos grandes escritores y de esa conmoción surgen risas, relatos, poemas, cartas, viajes, diálogos chispeantes y fascinación mutua. En la última década de su vida, Julio Cortázar y Cristina Peri Rossi, treinta años más joven, se encontraron y vivieron una relación intensa, llena de complicidades, de viajes, de literatura, de humor y de amor, de relatos y de seducción entre dos ciudades: París y Barcelona.
Nogaró agrega en su reseña, que no solo es una gran introducción a la autora Peri Rossi para quienes las desconocen, sino que para cualquier fanático de Cortazar -como ella se audo identifica- es un “mimo al alma”. “Este libro me toca en un lugar especial porque creo que sentarse a escribir una carta es uno de los actos más íntimos y analógicos que nos quedan”, reflexiona.
Con estos tres títulos, ya no queda excusa para no intentar convertirse en lector. Este verano podría ser el momento indicado para descubrir una pasión por las palabras y empezar a llevar un libro a todos lados -como Jazmín Nogaró- simplemente por su compañía.