Historia

Juan Draghi Lucero y el universal cancionero cuyano

“El Maestro Draghí” nació en la provincia de Santa Fe, pero de muy chico llego a Mendoza. De más grande comenzó a involucrarse con el estudio de la historia y el folclore cuyano.

Gustavo Capone
Gustavo Capone sábado, 4 de noviembre de 2023 · 11:30 hs
Juan Draghi Lucero y el universal cancionero cuyano

“Como se ha afirmado, con cada viejo que muere, muere una biblioteca de Alejandría. Draghi impidió esta pérdida irreparable muy a tiempo, cuando ya los cambios sociales y los medios de comunicación empezaban a contaminar el fuego de la tradición. Y Draghi no sólo recogió canciones, romances, leyendas, sino también usos y costumbres que fijó por escrito en su narrativa. Otro de sus perfiles fue el de historiador: a él debemos la recolección de documentos coloniales realizada en archivos de la provincia, publicados por la Junta de Estudios Históricos y por Ediciones Culturales de Mendoza”. (Gloria Videla de Rivero: EN: “Marta Elena Castellino. De magia y otras historias. La narrativa breve de Juan Draghi Lucero”. Mendoza. EDIUNC. Canto y Piedra.2002).

El Maestro Draghí” había nacido en la provincia de Santa Fe, pero desde muy tempranito llegará a Mendoza. Era un niño cuando atravesó el río Desaguadero por primera vez para no dejar jamás de ser un eterno mendocino de pura cepa.

La cosa fue que llegó sin nombre y sin papeles a la provincia, a tal punto será, que recién lo anotaron en el registro civil de Lujan de Cuyo cuando la criatura ya tenía dos años. El hecho, que era común por aquellos tiempos, no demandaba una supuesta urgencia y eso hacía que los pibes muchas veces fueran asentados en el registro civil cuando las circunstancias familiares resultarán más accesibles, ya que en la vida de “campo adentro” movilizarse hasta un pueblo que contará con esa oficina pública podría acarrear varios días de viaje.

Esto del niño “sin nombre” lo confirmará el dato de su primera partida de nacimiento donde figura nacido durante 1897 en el departamento lujanino de Mendoza. En realidad, nació en los pagos santafesinos de Los Nogales (departamento de Caseros), a unos kilómetros de la histórica Posta de Arequito, que fuera hospedaje y sede de reuniones trascendentes de la historia nacional, involucrando a personajes como San Martín, Belgrano, Lavalle, Bustos. Desde ahí entonces llegaba a Mendoza, Juan Draghi Lucero, junto a sus padres: el italiano de Lombardia, Aquiles Draghi, y la cuyana mendocina Ascensión Lucero.

El estudio de la “cuyanía”

El lencinismo había ganado las elecciones provinciales en Mendoza tras un duelo electoral entre José Néstor “Gaucho” Lencinas y Emilio Civit, pero las aguas no estaban quietas en la provincia ya que al poco andar la gestión no tardaron en saltar los chispazos internos entre el gobernador Lencinas y el presidente Yrigoyen, a pesar de que ambos representaban a la triunfante Unión Cívica Radical. En ese contexto empezará Draghi a involucrarse con el estudio de la historia y el folclore cuyano.

Dos factores importantes influyeron seguramente en la vocación de Juan Draghi para volcarse a los estudios folclóricos e históricos. Nació escuchando cantar a su madre las viejas coplas y tonadas del siglo XIX escritas por Ulderico Ibañez, Nicolas A. Viilanueva y Manuel Olascoaga. Muchas de esas tonadas habían nacido en los campos de batallas, por esos tiempos de guerras civiles y de conquista del desierto. Así fue como esas tonadas trasladas oralmente llegarían a Doña Ascensión. El padre de Ascensión había sido un soldado que peleó bajo las órdenes del multifacético y genial Olascoaga. Fue en esas lides donde el abuelo de Draghi se convirtió en guitarrero y cantor.

Juan llegó solamente hasta tercer grado. La muerte de su padre hizo que tuviera que trabajar juntando leña y jarilla. Será en ese escenario además donde reafirmará su vocación, curiosa e perspicaz, de observador agudo para luego trasladarlas sus vivencias como erudito narrador.

El otro factor influyente tiene un tinte más político. Cuando Lencinas llegó al poder tomará medidas claramente distintivas a sus antecesores. Su discurso populista le había valido el arraigo ciudadano y el mote entre sus adversarios de que “el lencinismo” encarnaba “la chusma de alpargatas”. Mientras que desde la vereda radical la réplica no se hacía esperar: “ellos representan a los pitucos de zapatos de charol”, como manera de contrarrestar al discurso opositor.

Una medida lencinista fue crear cátedras e incorporar docentes en las escuelas que dictaran las materias de canto, baile y música popular, lo que dio auge a la multiplicación de tradiciones cuyanas.

Lo cierto fue que en ese tiempo Draghi Lucero empezó a estudiar la historia mendocina, como también los usos, costumbres, tradiciones. mitos y leyendas del folclore de Cuyo y la presencia Huarpe en Lavalle, quedando todo esto plasmado en varios escritos. Fundará paralelamente la primera Escuela de Apicultura de Mendoza (1929) y junto a Federico Quevedo dirigirán la “Revista de Ciencias Naturales y Pedagógicas”.

El Cancionero Popular Cuyano

Precisamente “El Cancionero Popular Cuyano” (1938) con 115 recopilaciones entre tonadas, cuecas, gatos y canciones de poetas populares y anónimas recogidas en Mendoza, San Juan y San Luis será una joya de la historia de la música cuyana. Se sumará a las obras de Ismael Moreno (El Cancionero Mendocino – 1936) y de Alberto Rodríguez (El Cancionero Cuyano – 1938) para completar un gran rescate de la antropología e historiografía popular cuyana.

“El Bailarín de la noche”, la novela “La Cabra de Plata”, “El Loro Adivino” “Cuentos Mendocinos” “La cautiva de las pampas”, serán solo algunos otros de los tantos libros del “Juan” que llegó a Mendoza sin nombre y terminó siendo una marca registrada de mendocinidad debido a su rastreo de las huellas y memorias de aquella provincia nativa y criolla.

Pero será “Las mil y una noches argentinas” (1942), una de sus obras más relevantes, en la que recreará cuentos de la literatura universal adaptados a las tradiciones cuyanas.

Entre el desierto y el Premio Konex

Habíamos expresado que solamente llegó a tercer grado. Lo que no lo inhibirá como un autodidacta convertirse en miembro del Instituto Sanmartiniano, profesor de Historia y Castellano en la UNC, presidente de la Sociedad de Historia y Geografía de Cuyo, presidente de la Biblioteca San Martín, técnico en puentes y caminos, cofundador de la Junta Histórica de Mendoza (la primera del país) y Premio Konex en 1984. Morirá en su Mendoza el 17 de mayo de 1994.

“Yo sé adónde voy. Voy tras un norte que no es simplemente el empírico de usted y los suyos, ni la seguridad científica de mis colegas profesores. Hago pie en una sospecha, amontonada en muchísima sospecha, trasegada de lecturas entre líneas, de la oposición que he percibido entre historia y folclore, sobre todo, el sopesamiento de las soledades palabreras de estos campos que anidaron Hombres en sus episodios cruciales”. (“El hachador de Altos Limpios” – 1966). Ese sigue siendo Draghi.

 

Archivado en