A las madres: ¡todo el Poder!
El profesor Ignacio Mazzocco, de la Universidad de San Andrés, reflexiona sobre la violencia desatada en Israel y la Franja de Gaza
Este Día de la Madre en Argentina está eclipsado por un hecho desgarrador. El sábado 7/10 pasado Hamás entró a Israel y cometió todo tipo de crímenes. El más impactante fue cortarle el cuello a más de 50 bebés. Algunos de ellos fueron quemados vivos, tal como se desprende de videos difundidos en señal de victoria. También existen imágenes de miembros de Hamás comiendo y festejando, sentados a la mesa en Gaza, con bebés secuestraos a upa suyo. Fingiendo que son hijos propios, haciendo la mímica irónica de tratarlos con amor.
Estas imágenes me rompen el corazón. No sirvo para nada después de verlas. Pierdo toda vitalidad. Me muero por un rato. Lo que más me cuesta es conectar esta matanza de niños con la realidad. Estoy formado para analizar problemas morales y legales. Estoy entrenado para detectar argumentos, posiciones antagónicas y objeciones. Conflictos. Pero estas imágenes me apagan toda capacidad y lucidez: no logro conectarlas con nada. Ni con el conflicto en Medio Oriente, ni con Palestina, ni con Israel, ni con judíos, ni con árabes… con nada. No logro entender el vínculo entre un bebé y un conflicto geopolítico. Me pierdo. Como un niño a la deriva. Descorazonado.
El conflicto territorial palestino-israelí es eterno y complejo. Sobre esto existen varias posturas, y ninguna parece imponerse sobre otra. Podría decirse que palestinos tienen un poco de razón; y judíos también. Pero esto es abstracto, irrelevante. Nada puede explicar la muerte intencional de un recién nacido. No hay política, religión ni moral capaz de justificarlo. El valor de la vida de un bebé es una verdad moral absoluta.
Pero los hombres no hemos sido capaces de preservar esta verdad. Hemos fracasado. Y quizás sea el turno de las mujeres: seres química y biológicamente más conectados con la vida. Y más lúcidas. Es momento de aceptar que los hombres hemos fracasado en nuestra misión de cuidar lo más sagrado. Nos hemos distraído con espejos de colores; y hemos destruido nuestro tesoro ancestral más sagrado. Esta afirmación no requiere fundamento alguno. Es una verdad intuitiva y revelada (por el Dios de cada uno). Y por el corazón de quien no tenga Dios.
Ahora, más que nunca, es urgente recordar a Golda Meir. Esta mujer fue la cuarta primera ministra de Israel, y? fue clave en su desarrollo y supervivencia. Ella fue testigo del terrorismo, y vio como estas organizaciones utilizan escudos humanos inocentes para lograr su objetivo militar, sacrificando a sus propios hijos. Esta madre judía podría ser hoy un faro de luz. Que nos guíe a todos. A las mujeres hacia su urgente liderazgo. (¡Ellas no hubieran cortado el cuello de bebés; sin importar su causa!). Y que nos convoque a los hombres al llamado humilde de reconocer que estamos rompiendo lo más sagrado que tenemos. Golda Meir, refiriéndose al conflicto entre árabes y judíos, nos dejó la más maravillosa frase que, como un mantra, podría salvarnos de nosotros mismos: “Cuando [ellos] amen a sus hijos, más de lo que nos odian a nosotros, entonces habrá paz”.
Ignacio Mazzocco - Profesor de la Universidad de San Andrés