Día Nacional de la Sanidad

Ian, el "niño milagro" que venció nueve veces a la muerte gracias a los médicos

Hoy, el pequeño tiene siete años. Debido a su crítico estado de salud a cuatro días de nacer, necesitó de un abordaje complejo que incluyó intervenciones extremas en su cerebro. Paola Pescara, su mamá, no deja de agradecer a los equipos de salud que, con amor y dedicación, salvaron su vida.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 21 de septiembre de 2022 · 08:32 hs
Ian, el "niño milagro" que venció nueve veces a la muerte gracias a los médicos

Hace más de siete años atrás, Paola Pescara (38) jamás imaginó las batallas  y desafíos que la vida le pondría en el camino. Feliz y orgullosa, esperaba a su primer bebé con un embarazo que hasta bien avanzado no había presentado complicaciones de ninguna clase. Ian había llegado a la semana 38, cuando los estudios le indicaron a su mamá que cursaba un cuadro en el que su placenta estaba envejecida. Cinco días más tarde, Ian llegó al mundo así, como un luchador nato que aferrado a la vida no está dispuesto a darse por vencido. "Me explicaron que como consecuencia de esa situación, el crecimiento de mi bebé se había detenido", recuerda Paola mientras rememora las secuencias vividas en el hospital de Maipú, Diego Paroissien.

Era el 22 de diciembre de 2014. Ian había nacido por parto natural. Con solo cuatro horas de vida sufrió un paro cardíaco y un ataque cerebro vascular en grado cuatro producido por una hemorragia. "Esa situación le provocó a mi hijo una hidrocefalia. Gracias a los médicos y todo el equipo de profesionales que actuaron en el momento, se pudo salvar", comparte la mamá mendocina al dar cuenta de aquellas horas críticas en las que su pequeño luchaba por su vida. Lo que vino luego, no fue menos complejo: en cuestión de minutos la situación del bebé podría cambiar debido a que su diagnóstico era extremadamente delicado. "Nos dieron el alta porque pensaban que Ian no iba a sobrevivir; querían que lo tuviésemos para estar con él en sus últimas horas de vida", recuerda Paola.

Fue luego de un episodio en el que Ian, con apenas unos días de vida estaba con una intensa descompostura, cuando llegó en brazos de su mamá al hospital Humberto Notti. Paola tiene en su mente y corazón dos nombres marcados a fuego: el doctor Ariel Bravo (por entonces residente del nosocomio) y el reconocido neorucirujano infantil Omar Urquizu. El paso siguiente para salvar la vida del pequeño Ian fue colocarle una válvula en el cerebro, de manera de lograr que el líquido cefalorraquídeo, drenara. Fue la primera de nueve operaciones. "Luego de que le dan el alta, a los días noté que algo en mi bebé no estaba bien. Lo llevé de nuevo al hospital y en los análisis de sangre se evidenció que había adquirido una bacteria rara, que se da entre un millón de pacientes", rememora la mamá de los momentos previos a que los especialistas le practicaran a su pequeño de 20 días una segunda cirugía cerebral. Durante la intervención, Ian sufrió un nuevo paro cardiorespiratorio. Nuevamente, los médicos lograron salvarlo.

Esperanza anclada al amor

"Nos dijeron que debíamos esperar que pasaran 48 horas. Casi no había esperanza de sobrevida. Así pasamos más de un mes mientras evolucionaba de manera favorable", cuenta Paola, quien hasta hoy no puede alejarse de esas secuencias donde no se movió ni un segundo de la puerta de la sala de neonatología, donde su pequeño permanecía intubado, con cuidados extremos por parte de todo el personal del hospital pediátrico. Paola recuerda el amor con que las enfermeras, médicos y especialistas hacían todo lo posible por lograr alargar la vida de su pequeño. Un minuto, horas, días. Días que fueron meses en que Paola dormía en una silla o se quedaba esperando en los pasillos cuidando de su pequeño, abriendo paso a la esperanza.

Hoy, cuando mira a su niño de siete años aprendiendo de la vida, descubriendo el amor en la cada caricia suya, siente que el camino recorrido tuvo una recompensa infinita.

"Todo el equipo de salud nos dio fuerzas; nos hizo secarnos las lágrimas, nos contuvo para seguir luchando con valentía por nuestro hijo", asegura Paola.

El desafío siguió con nuevas intervenciones debido a que la bacteria había hecho estragos en el cerebro de Ian. Nuevas cirugías que se extendían por más de seis horas fueron necesarias para salvar la vida del pequeño.

"En una oportunidad llegamos a decirle al doctor que ya no lo operara más; que lo dejara irse. La bacteria le había provocado a mi bebé malformaciones en la mitad de su cerebro. Pero ellos nunca se dieron por vencidos, siempre nos sostuvieron para poder seguir adelante", sigue con su testimonio la mamá de Ian y destaca que inclusive fueron los propios médicos del hospital Notti quienes se movilizaron para conseguir, en cuestión de días una costosa válvula que se debía conectar al cerebro de Ian. "En ese tiempo, costaba más que una Ferrari; ellos lograron lo que nadie y la consiguieron", dice la mamá con el profundo agradecimiento que no quiere dejar de destacar hoy, en el Dia Nacional de la Sanidad.

Un presente marcado por el aprendizaje constante

Como consecuencia de su delicado estado de salud, Ian regresó a su hogar parapléjico. Tenía tan solo cinco meses de vida. Fue el amor sin límites de su mamá lo que le permitió alejarse de cualquier diagnóstico limitante. Hoy, con siete años, sus días pasan entre las terapias de fonoaudiología, hidroterapia, kinesioterapia, terapia ocupacional y terapia visual. Si hay algo que ama, es ir a la escuela donde juega y aprende con otros niños de su edad; la Vicente Polimeni, de Las Heras.

Cuenta su mamá, que Ian es feliz compartiendo momentos con sus amigos del cole pero que también está aprendiendo a sentarse solo y camina con un andador. "Es un día a día; muchas de las cosas que hace hoy, son logros increíbles para las personas que saben cómo estuvo al nacer. A veces no pueden creer el nivel de avances que va teniendo", cuenta Paola y reconoce que durante los peores momentos de la pandemia, la evolución en el aprendizaje de Ian sufrió de algunos retrocesos. Sin embargo, ella sigue apostando al futuro con el amor y la esperanza renovados al andar. Hoy, su agradecimiento también es infinito. 

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