Hace cuánto no llueve en Mendoza y por qué esto complica a la población

Mendoza, principalmente en las zonas del llano, en invierno atraviesa la temporada más seca del año. Si bien este déficit de lluvias no afecta a la actividad agrícola, muchas personas han experimentado molestias y complicaciones de salud por la tierra en suspensión, que se ha agravado con el viento Zonda de la semana pasada. “¡Necesitamos que llueva!”, expresan muchos, pensando que algunas gotas mejorarán la situación.

En lo que va del año han caído 116mm y el promedio para esta época es de 150mm. La sequía en Mendoza se está sintiendo puntualmente en el Este y en San Rafael, según datos del Servicio Meteorológico de San Martín y San Rafael, el déficit de precipitaciones en lo que va del año es del 50%. Mientras que en el Aeropuerto El Plumerillo, es del 25%. 

“Este es el clima del desierto. Nuestra forma de vida es muy distinta a donde están sufriendo las sequías más profundas en el este del país y en la Pampa Húmeda, no dependemos de la lluvia en la agricultura”, aclaró el doctor en Ciencias de la Atmósfera, Maximiliano Viale.

El meteorólogo, también investigador del Conicet en el Ianigla, compartió que el último registro de precipitaciones en el llano en el Gran Mendoza “son unas trazas de muy poquita lluvia del 27 o el 28 de julio”, hace aproximadamente 50 días.

Cómo afecta la falta de lluvia a la salud

Más allá de la poca incidencia en la actividad productiva en el agro, la sequía afecta considerablemente a la salud de las personas y en Mendoza se suma el evento de viento Zonda que se registró el 7 de septiembre.

“No solo estamos ante la presencia de clima seco, además es época primaveral”, aclara y añade que la floración típica de la época genera que haya muchos alérgenos en suspensión y tierra por el viento. 

“Al no llover ese polvo y tierra se asientan en el piso y uno respira eso, si la persona es asmática y alérgica tiene más posibilidades de tener síntomas de su enfermedad de base”, explicó  Pablo Saez Scherbovsky médico neumonólogo de la Fundación Scherbovsky.

Quienes están en tratamiento pueden llevar de manera más tranquila los síntomas del asma, la rinitis y la conjuntivitis alérgicas. “En la rinitis algunos de los síntomas más comunes son: goteo nasal, estornudos, nariz tapada. Esto se trata habitualmente con corticoides nasales que actúan localmente desinflamando y frenan la respuesta alérgica sin pasar a la sangre. A esto se le suele asociar algún antihistamínico o antialérgico”, explica Saez.

El profesional aclara que si bien no es posible prevenir estos cuadros, en un clima como el actual en Mendoza puede ser muy útil el uso de barbijo. “No teníamos una cultura del uso de tapaboca, pero los días de mucho polén las personas que son alérgicas y que tienen síntomas difíciles de controlar si usan barbijo cuando estén al aire libre probablemente tengan menos exposición a los alérgenos”. 

Riesgo de sequía en Argentina

Desde el Servicio Meteorológico Nacional informaron que a lo largo del invierno continuó el déficit de precipitaciones, principalmente en la región Pampeana, Cuyo, NOA (Noroeste Argentino) y el norte y sur de Patagonia. Todas estas zonas se ven afectadas por condiciones de sequía leve y moderada.

Según el informe presentado por SMN, el invierno 2022 en Argentina fue un 33,3% más seco que lo normal, y se posicionó como  el séptimo más seco desde 1961 y el quinto consecutivo en registrar déficit de lluvias. 

En el marco de esta situación, se elaboró un “Plan de Acción Nacional para la Reducción del Riesgo de Sequía en Argentina”. El mismo fue diseñado por el SISSA-CRC-SAS (Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica) a fin de contribuir a la consolidación e implementación de una estrategia de manejo de la sequía a nivel nacional.  

Desde el proyecto se busca aportar mejoras en la recopilación y análisis de evidencia científica relevante y regionalizada contando con la colaboración de múltiples disciplinas; facilitar la adopción y el acceso a herramientas y métodos científicos; y contribuir con experiencias internacionales relevantes, pronósticos a mediano plazo y estudios piloto para estimar el impacto de las sequías sobre sectores sensibles como el agropecuario, hidroenergético y de navegación fluvial.