Tratamiento

El emotivo mensaje de la mamá de Mateo, un nene con leucemia que desde hace 4 meses vive en Casa Garrahan

Mateo tiene 4 años y vive con Candela, su mamá, y su hermanita en la localidad bonaerense de Chacabuco. Desde hace casi 4 meses, luego del diagnóstico de leucemia, se aloja con Candela en la Casa Garrahan, para poder hacerse un tratamiento. Cómo es la experiencia en ese hogar

Giza Almirón
Giza Almirón jueves, 3 de marzo de 2022 · 14:03 hs
El emotivo mensaje de la mamá de Mateo, un nene con leucemia que desde hace 4 meses vive en Casa Garrahan

Candela Herrera es la mamá de Mateo, quien tiene 4 años. “Estuvo enfermo todo septiembre, tenía una anemia severa que no trataron, solo le dieron vitaminas y ácido fólico. Tenía el estómago inflamado, el hígado, el vaso. También le había salido un herpes en la espalda y en la pierna. De ser un nene muy activo pasó a estar todo el día acostado con el teléfono, no quería jugar ni comer, solamente tomaba líquido”, cuenta Candela. La pediatra lo derivó desde la localidad bonaerense de Chacabuco, donde viven junto a la hija menor de la joven.

Llegaron al hospital de Niños Ricardo Gutiérrez el 28 de octubre de 2021 y el 1° de noviembre le dieron el diagnóstico: leucemia linfoblástica aguda tipo B común, de alto riesgo. Una semana más tarde empezaron las quimioterapias, los tratamientos y las punciones. “Va por el tercer bloque de quimio, que consiste en estar una semana internado y otra descansando”, explica Candela.

Días más tarde, en el Gutiérrez le preguntaron a esta mamá si tenían un lugar donde quedarse, que estuviera como máximo a media hora del hospital, por cualquier urgencia. Ante la respuesta negativa, le dijeron que fuera a la Casa Garrahan. En ese hogar se aloja a pacientes pediátricos con sus madres, que se atienden en los hospitales porteños Elizalde, Garrahan Gutiérrez, y residen a más de 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Sin límite de tiempo, pueden permanecer ahí mientras dure el tratamiento ambulatorio o a la espera de diagnósticos que no requieren internación.

“Estoy en un cuarto para Mateo y para mí, que tiene baño. Ahora se abrió la posibilidad de comer en el comedor, para quienes queremos ir, pero Mateo es muy tímido, así que comemos en la pieza”, dice Candela y agrega que es “muy cómodo. También hacemos tareas, a veces nos toca limpiar algún sector”. Por las tardes, tienen un rato para salir, por piso, pero no siempre lo hacen porque, debido a los tratamientos, “hay días que tienen ganas y otros, prefieren estar acostados o mirar la tele”.

Esta mamá y su hijo van y vienen a la Casa Garrahan desde el hospital Gutiérrez, según la etapa del tratamiento y cómo se sienta Mateo: “Como máximo, estoy una semana o 10 días y después me voy al hospital”. Acerca del hogar, Candela dice que ya los adoptaron, que son de la familia desde que llegaron. “Lo que más rescato es la gente, la contención, siempre te tratan bien, desde el primer momento, aunque no te conozcan. Necesitás que alguien te sonría y te dé los buenos días”, expresa esta mamá.

Casa Garrahan, el hogar donde se alojan Mateo y su mamá

Con respecto a Mateo, le comunicaron que está muy bien, “le hicieron la pulsión del día 30 y no había células malas”, compartió su mamá hace dos semanas, cuando estaban a la espera de la última pulsión que le habían hecho.

Candela agradece a Casa Garrahan, donde se siente acompañada y recibe el cariño que le transmiten tanto a ella como a su hijo. En ese hogar se quedarán hasta que termine el tratamiento, si no hay complicaciones. Esta mamá les deja un mensaje a quienes tienen un hijo o una hija en una situación parecida a la de Mateo: “Sean fuertes. Son tratamientos, punciones, intervenciones, entradas y salidas a los hospitales, pero solo acompañamos, la peor parte es la de ellos. Nos queda ser fuertes y hablar por ellos”.

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