Educación

Preocupa el aumento de casos de maltrato entre niños en la escuela

A poco más de un mes del inicio del ciclo lectivo, las agresiones entre niños y niñas se han vuelto motivo de quejas. Especialistas en infancia y educación ponen el foco en la necesidad de priorizar los espacios de escucha y reflexión, pero también destacan la necesidad de "enseñar con el ejemplo".

Zulema Usach
Zulema Usach jueves, 24 de marzo de 2022 · 10:58 hs
Preocupa el aumento de casos de maltrato entre niños en la escuela
La reflexión dentro del aula es clave para abordar situaciones de maltrato entre compañeros Foto: Alf Ponce

Las situaciones difieren en cuanto a sus protagonistas y escenarios, aunque tienen una matriz en común: golpes, insultos, gritos, expresiones de menosprecio y llantos repentinos que irrumpen en medio de la clase forman parte de la cotidianeidad que docentes y directivos deben resolver en el interior de las escuelas. La complejidad de las situaciones de maltrato entre los niños y niñas del nivel inicial, de hecho, ya ha vuelto a ser un tema que preocupa y se plantea como uno de los desafíos a resolver con las familias a tan solo un mes de iniciado el año lectivo.

Docentes y especialistas dedicados a la psicopedagogía han puesto, una vez más, el foco en esta problemática que -según advierten- forma parte de la ola de consecuencias que trajo aparejado el aislamiento preventivo decretado en 2020, en el marco de los peores meses de la pandemia de covid.

En las reuniones de padres, los hechos de inconducta y malos tratos entre pares han sido un tema de debate. En las redes sociales ya hay madres y padres que reclaman respuestas por parte de las escuelas para frenar las agresiones vivenciadas por sus hijos por parte de sus propios compañeros. “Volvemos de la reunión del jardín. Resumen: el nene es violento con todos los compañeritos y docentes. Los padres niegan la situación. El colegio sólo puede continuar insistiendo que lo lleven al psicólogo. Mientras la chiquita recibe golpes todos los días. ¿Esto es así?”, planteó una mamá días atrás en su cuenta de Twitter.

Lo cierto es que no se trata de una situación alejada del contexto ni tampoco única. El maltrato entre niños y niñas es moneda corriente en los colegios primarios, por lo que las autoridades en cada caso están planteando alternativas para responder frente a las situaciones que se van planteando se acuerdo a su complejidad. “Nos comentaron las maestras que hay varios niños y niñas que tienen mala conducta, pegan a otros, dicen groserías y demuestran malos hábitos de conducta. Es seguro que van a ir llamando a las familias a reuniones puntuales para que hablen con sus hijos en la casa”, comenta el papá de una niña de primer grado de una escuela primaria de Ciudad, a poco de salir de una reunión informativa.

"Sin filtro"

Al tomar el pulso a estas situaciones, los especialistas en educación apuntan que, a diferencia de la etapa adolescente cuando el pensamiento abstracto se consolida, en la niñez es más factible que las formas de expresión aparezcan “en bruto”. Esto significa que en esta etapa (que puede extender hasta cuarto grado) no existe aún el filtro que se logra a medida que se avanza en el desarrollo. Por eso, el comportamiento dentro del aula (sin mencionar los casos menos típicos, ligados a diferentes manifestaciones del desarrollo) es el reflejo más puro de aquello que al niño o niña le sucede en su interior.

Alejandro Castro Santander es psicopedagogo institucional y tiene a cargo el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo. Asegura que a partir de las investigaciones realizadas sobre el tema, “hay evidencia científica” de que en la infancia las agresiones físicas y verbales entre compañeros/as de la misma aula son siete veces más frecuentes que en la adolescencia. Al marcar la diferencia con esta etapa, el especialista aclara que en la niñez no es adecuado hablar de situaciones de bullying (acoso escolar) con la intensidad que sí se produce en la adolescencia.

Espejo de la realidad

En el caso de los más pequeños, entonces, los problemas que se manifiestan en el plano escolar no son más que el reflejo de aquello que se vive puertas adentro del hogar, en los clubes y en los barrios. “No hay que olvidar que en la infancia es cuando los niños incorporan las conductas; el primer espacio de aprendizaje es la familia. Por eso, si un niño o niña presenta una actitud disruptiva en medio de la clase de manera muy frecuente o se expresa con actitudes de agresión hacia sus compañeros, es posible que sea necesario revisar el clima familiar en el que se está desarrollando”, recomienda Santander, quien además es escritor y licenciado en gestión educativa.

De allí la importancia de que la escuela logre gestionar la convivencia de la manera más oportuna y contenedora posible, siempre priorizando la prevención antes de la resolución urgente. “Es clave atender a las formas en que se logra la comunicación dentro del aula. La creación de espacios de intercambio y el diálogo fluido entre padres y docentes es una herramienta efectiva para afrontar las diversas situaciones que se van presentando”, reflexiona Santander.

El desafío docente

En ese sentido, es justamente que el desafío docente es complejo. Ellos y ellas son quienes muchas veces deben resolver instancias complejas y promover vínculos sanos siempre desde el respeto. “Siempre se puede charlar y reflexionar sobre una situación puntual, aprovechando lo sucedido como una oportunidad para enseñar a los chicos a que hay determinadas cosas que no se deben hacer”, aclara Santander.

Destaca, además, que de ninguna manera es recomendable alejar del establecimiento al niño o niña que ha cometido una falta. Tampoco se lo debe alejar del grupo ni enviarlo a la dirección en soledad. Por el contrario, detalla Santander, la forma más asertiva para resolver estos hechos dentro del aula es llamar a la reflexión a los niños, pero -sobre todo- a las familias.

Que la infancia haya sido uno de los blancos más afectados por el confinamiento obligado que planteó la irrupción de la pandemia de covid, no es una problemática alejada de esta situación. De hecho, aseguran los expertos, los niños y niñas no solo tuvieron que adaptarse de manera abrupta al encierro y la imposibilidad de aprender herramientas básicas de socialización. La soledad dentro del hogar –movilizada por la necesidad de las personas a cargo de trabajar de manera ininterrumpida frente a la computadora- fue la gran disparadora de cuadros de estrés, angustia y retrocesos en aprendizajes que habían comenzado a florecer.

La violencia que se vive en las calles y que se traslada al ámbito familiar no es una realidad ajena a los parámetros con que niños y niñas van desarrollando su personalidad, visión del mundo y formas de establecer vínculos. “Muchas veces, lo que se manifiesta en la escuela no es ni más ni menos que lo que el niño o niña está viviendo afuera. Si un alumno/a pega o insulta es porque en realidad está encendiendo una luz de alerta que debe ser abordada de manera adecuada”, puntualiza Eugenia Reta, psicóloga especializada en infancia y docente del Psicología del Aprendizaje.

Palabra que sana

Los límites y la manera en que los adultos los imponen a sus hijos e hijas, serán en ese sentido la herramienta clave para enseñar, contener y demostrarles amor. “Es fundamental enseñar con el ejemplo, con límites claros y aprendiendo a tolerar la reacción del niño o niña cuando le enseñamos con límites, desde el amor”, señala Reta y destaca la importancia del diálogo y la reflexión al momento de impartirlos.

“La palabra siempre es mediadora, sana, tranquiliza”, destaca la especialista y detalla que para que un límite sea operativo, es necesario que primero sea una realidad en el adulto que lo está enseñando. El niño o niña, destaca Reta, debe comprender que hay cosas que están prohibidas y cosas que no. Que hay tiempos para cada cosa y que el respeto es la manera más efectiva de establecer vínculos con otros. “Los padres deben ocupar un lugar de autoridad, sin ser autoritarios. Siempre deben posibilitar el diálogo con ellos, pero desde la seguridad de que lo que le estás diciendo le va a ayudar”, aconseja Reta.

Trabajar estos aspectos en la escuela, hablar con los docentes y directivos, consultar con los gabinetes psicopedagógicos dentro de la escuela, serán otras herramientas efectivas para poder trabajar situaciones de maltrato entre pares.

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