No es cosa de chicos

El bullying mata pero en Argentina parece no importar: no hay datos, campañas ni capacitación

Aún atravesados por el desconsuelo de la pérdida irreparable de su hijo los padres de Drayke Hardman encontraron la cordura para poder hacer una reflexión y resignificar su dolor con un mensaje poderoso y urgente.

Paola Zabala domingo, 20 de febrero de 2022 · 10:19 hs
El bullying mata pero en Argentina parece no importar: no hay datos, campañas ni capacitación

Una imagen habla más que mil palabras, las fotos de Drayke rodeado de su familia causaron gran conmoción en todos nosotros; sin embargo, muchos casos transcurren sin finales fatídicos, pero con dolores que a veces se cargan hasta la edad adulta, provocando un daño en nuestra autoestima que nos condiciona a la hora de tomar decisiones acerca de nuestro futuro.

De todas formas, no tenemos real dimensión de los casos en nuestro país, dado que no poseemos datos oficiales, campañas de prevención, ni actividades de capacitación docente sobre el abordaje de esta problemática. Cuando no contamos con datos e información, no es posible desarrollar un diagnóstico correcto ni políticas públicas orientadas a combatir este flagelo. Lamentablemente la Ley 5.738 de la Ciudad de Buenos Aires para prevenir el Bullying o acoso escolar sancionada en el año 2016 es muy interesante y está muy bien planteada pero no se encuentra reglamentada ni está puesta en práctica.

"Tener que atacar a mi hijo para ganar confianza significa que le faltaba algo, entonces en cierto sentido este acosador también fue una víctima, y allí es donde debemos encontrar la solución: enseñar a nuestros hijos que el mundo está roto pero que ellos son la generación que lo va a arreglar" Andy, papá de Drayke Hardman

De igual manera sucede con la Ley Nacional 27.130 que en su artículo nro. 6 establece que la capacitación de los recursos humanos en salud y educación para la detección de las personas en situación de riesgo a través de una formación sistemática y permanente.

Desafortunadamente bullying y suicidio son dos problemáticas conexas entre sí, siendo el suicidio la segunda causa de muerte en la infancia y adolescencia después de los accidentes de tránsito. Por supuesto que las causas de suicidio son multifactoriales, pero el bullying puede actuar como un precipitador, porque el estado de aislamiento y angustia donde se encuentra quién padece bullying es un factor de riesgo. Es importante cómo se difunden en los medios de comunicación noticias como la de Drayke, periodistas y comunicadores deberían estar formados a la hora de informar: si bien es cierto que no hablar de suicidio no implica que deje de suceder tampoco es necesario informar detalles innecesarios a la hora de transmitir la noticia.

"Estoy herida y rota y sin embargo una parte de mi quiere que ese niño abusador encuentre la paz, que puedan reparar el corazón de ese niño para que ningún otro pequeño caiga en sus manos", Samie, mamá de Drayke Hardman.

Debido a la pandemia la salud mental también ha tomado mayor dimensión y relevancia. Las neurociencias también se han dedicado al estudio de los efectos del bullying en los procesos de aprendizaje y el análisis de los efectos del estrés sostenido por niños y adolescentes en casos de hostigamiento escolar. Afortunadamente tenemos mayor conciencia acerca de esta problemática, hemos desmitificado frases como: “el bullying te hace más fuerte”,” te prepara para la vida”, o “es cosa de chicos”.

Bien sabemos actualmente que este tipo de situaciones, si los adultos no intervenimos, difícilmente se detengan en su escalada de violencia y en líneas generales no cesan por su cuenta, sino que se agravan. Hemos desnaturalizado el maltrato entre niños, podemos decir que tenemos mayor lucidez, pero aún hace mucha falta trabajar sobre el tema. Y somos nosotros, los adultos quienes debemos educar desde el ejemplo y preguntarnos: ¿Nos seguimos dirigiendo a alguien haciendo referencia a su peso? ¿ Seguimos consumiendo programas donde el mayor pico de rating es el momento de pelea? Como adultos, ¿somos respetuosos de las normas de tránsito o pensamos que las reglas son para los demás? ¿De qué manera nos referimos al docente de nuestro hijo? ¿Cómo nos comportamos en nuestros grupos de WhatsApp? ¿Usamos nuestro poder para obtener beneficios sobre otras personas?  Recordemos que el mejor ejemplo no es lo que decimos sino lo que hacemos.

La prevención es la herramienta más importante con la que contamos para anticiparnos a los problemas. Hablemos con nuestros hijos sobre el maltrato, la única forma de salir de esto es involucrarnos, tomar conciencia, poner el tema sobre la mesa, desde el lugar donde estemos parados: docentes, padres, alumnos, profesionales de la salud mental, artistas, comunicadores y dirigentes políticos. Pero para poner en práctica la prevención debemos informarnos, capacitarnos, exigir políticas públicas que permitan atender este problema de forma sostenida, brindarles a los docentes e instituciones escolares formación herramientas concretas, recursos.  El bullying se resuelve solo, no es cosa de chicos y detectado a tiempo evitamos casos como los de Drayke.  

Ya dimos el primer paso: visibilizar este flagelo, es hora de actuar. No estamos ante un problema menor, tiene consecuencias para todos los actores de esta dinámica: si, inclusive para los testigos que comienzan a naturalizar la violencia como algo habitual sobre los cuál nada pueden hacer; si, también para los abusadores porque el comportamiento violento comienza a cristalizarse y establecerse como una forma rápida para conseguir lo que quieren. 

Perdamos el miedo a nombrar el problema, invito también a las Instituciones escolares a aceptar cuando esto sucede, porque nombrarlo no es símbolo de una mala gestión educativa, sino una oportunidad para abordar el problema a tiempo. La escuela no sólo es un lugar para adquirir conocimientos académicos, es también el sitio donde aprendemos a socializar con otros. 

Para finalizar algunos consejos para padres: 

  • ¿Qué hago si mi hijo o hija es víctima de bullying? No se asuste ni se enoje, no lo invite a defenderse solo/a, no le reste importancia. Deje que se desahogue. Enseñe a su hijo que no hay nada en él o ella que justifique que sea tratado con violencia. No se dirija a los padres de quien hostiga sino a la Institución escolar sin el diagnóstico en la mano para solicitar ayuda.
  • ¿Y si mi hijo o hija es hostigador/a? No se asuste ni se enoje, reconozca que tienen un problema. Aunque se comporte como un acosador recordemos que es una persona en formación. Ayúdelo a entender que hace daño a los demás y es un comportamiento que tiene que cesar.
  • ¿Cómo actuar si mi hijo o hija es testigo de bullying? Su rol también es importante, no hay posturas neutrales en el Bullying, aún no participando si decide no hacer nada está siendo parte de lo que ocurre. 

Eduquemos en valores enseñando a los chicos que son personas valiosas, que merecen ser tratadas con respeto, a pedir ayuda, a ponerse a salvo, a denunciar, a no hostigar, a no abusar, a exigir respeto y a respetar. 

* Paola Zabala es directora de la Comunidad Antibullying Argentina

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