Mundo laboral

Del oficio a la vocación y la profesión

Hace tiempo, facilitando un seminario outdoor en la naturaleza, conocí a un simpático equipo de cinco bomberos voluntarios de la ciudad de Balcarce, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Compartimos un día completo de actividades y descubrimientos.

Daniel Colombo
Daniel Colombo domingo, 18 de diciembre de 2022 · 07:04 hs
Del oficio a la vocación y la profesión
Los bomberos en Balcarce Provincia de Buenos Aires

Hace tiempo, facilitando un seminario outdoor en la naturaleza, conocí a un simpático equipo de cinco bomberos voluntarios de la ciudad de Balcarce, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Compartimos un día completo de actividades y descubrimientos.

En un tramo, conversando con ellos, me comentaron que varios habían comenzado su carrera de bomberos a los seis años, cuando la mayoría de los niños prefieren estar jugando a asumir responsabilidades. Inmediatamente esto me hizo un click interno: en mi caso, trabajo desde los ocho años, en que empecé en la emisora de radio de mi pueblo (Maipú, justamente muy cerca de
Balcarce). Sentí empatía. Allí surgió la idea de este artículo: ¿qué determina un oficio? ¿es posible que el oficio sea tu vocación, y que pase a ser tu profesión? Para entender el tema, es necesario hacer algunas observaciones:

  • La diferencia entre oficio, vocación, ocupación y profesión

Oficio” es una actividad laboral que requiere el dominio de una habilidad específica. Por eso muchas veces se la asocia con actividades físicas, como la del albañil y el mecánico. Un oficio no siempre requiere estudios formales, ya que la característica es que su aprendizaje se da con la práctica. Es como aprender a cocinar: si no se practica, no dominarás la habilidad. Si quisieras avanzar, podrás estudiar y convertirte en chef. Hay ciertos oficios que requieren matrícula (como los gasistas); sin embargo, otra inmensa mayoría, no. Suele ser en muchos casos el primer escalón de desempeño de una persona que, si sigue adelante, podrá transformarlo en su profesión.

La palabra “vocación” proviene del latín, y significa “llamada”; entendida aquí como un mensaje subjetivo que recibe la persona, para insertarse y desarrollarse de acuerdo a sus gustos, afinidades e inquietudes personales, para entrar en el mundo profesional que desee. La vocación es individual y se basa en una síntesis de la historia personal. No siempre tiene rasgos hereditarios (como puede ser en el caso de un oficio, al que ya se dedicaban los antecesores de una persona), sino que expresa la voluntad y el deseo innato. Esto, en sí mismo, le da un sentido de trascendencia y visión de un legado, de aporte al mundo -aunque no se lo tenga siempre consciente-.

El concepto de “ocupación” se circunscribe a una actividad que impide emplear tu tiempo en otra actividad, sin diferenciar si es un oficio, profesión o cualquier otra cosa que se lleve adelante tomando tiempo de desempeño. No necesariamente respeta la vocación ni sigue un llamado en particular; es el empleo, oficio, profesión o cualquier otra actividad que llene el tiempo de una persona. La profesión, que muchas veces coincide con la vocación, es el oficio que una persona lleva adelante; generalmente requiere de un estudio, capacitación y hasta habilitación formal.

Daniel Colombo en Radio Maipú, Buenos Aires.
  • El propósito de vida

Si a los seis años, como en el caso de los pequeños bomberos de entonces y de hoy -ya convertidos en hombres con sus hijos y familias, trabajadores en una empresa en la zona, y, por vocación, bomberos voluntarios- sentiste una llamada tan grande para dedicarte a tu sueño, hay una indudable sintonía interna que supiste escuchar. Muchas personas atraviesan su vida puramente ocupados trabajando, y no tienen la experiencia de conectarse profundamente con su deseo y con sus sueños de su hacer en
el mundo. Déjame decirte que es una bendición muy grande tener en claro desde niños lo que quieres Ser en el mundo; que se manifiesta en el Hacer cotidiano.

Si es tu caso sabes a qué me refiero: sientes que posees una inagotable fuente de expansión dentro, alineada muy profundamente con tu forma de llevar adelante las actividades. El cansancio, que irrumpe muchas veces, se ve disminuido y energizado por el entusiasmo, la pasión y la vocación devoradora, que se alinea con los sueños para ayudarte a persistir. A su vez, es posible que encuentres puntos de contacto entre aquel niño y quién eres hoy, como si esa línea de tiempo estuviese definida desde siempre. Y realmente es así: has venido a cumplir una misión de vida en tu paso por el mundo, con todo lo que eso implica.

De niños, estos muchachos soñaban con estar al servicio de los demás, salvar vidas, contener en accidentes e incendios en el caso de los bomberos voluntarios. Saltar de la cama a cualquier hora, llegar al cuartel y salir, presurosos, ante el dolor ajeno. El propósito es aquello que vienes desarrollando desde siempre, aunque no te hayas dado cuenta. Cuando te vayas de este mundo pensarás: “valió la pena. Mi vida tuvo sentido.” Hay un hilo conductor que te produce una profunda satisfacción, y no tiene que ver con el afuera (“hacer para otros”) sino con lo que sientes internamente. Puedes ser una mamá o un papá con propósito; el mejor albañil o electricista; un vendedor de alma; un capacitador; comunicador; diseñador; escritor; médico; enfermera… ¡todo lo que siempre
soñaste!  Aunque hay días agotadores, quienes viven desde su propósito de vida tienen una fuente adicional de energía que los realimenta cotidianamente. Es el propio sentido del propósito lo que les da fuerza y entusiasmo.

  • Cómo convertir tu actividad en tu vocación y profesión

Si eres de aquellos que están ocupados, o tienes un oficio que quisieras cambiar, hay varias cosas que puedes empezar ya mismo, para alinearlo y convertirlo en tu vocación (“tu llamada”) y eso, en tu profesión. Empieza por reconocer tu valía. Necesitas darte cuenta de tu aporte al mundo, por insignificante que a ti te parezca. Cierta vez Pablo Picasso, el famoso pintor, estaba vendiendo su famosa Paloma de la Paz en una calle en París. Se acercó un transeúnte, y le pidió que le dibuje una. El maestro lo hizo, la firmó, y le dijo “son 10 dólares”. El comprador le retrucó: “¡10 dólares por unos simples trazos!”. Picasso le dijo: “Los trazos valen 1 dólar; los otros 9 son por tantos años practicando para hacer esto que a usted tanto le gustó”.

Pon tu sello personal distintivo. En cada cosa que hagas, incluso si de momento trabajas en algo que no te gusta demasiado, haz la diferencia. Pronto encontrarás el comienzo de un nuevo camino. Si lo haces tedioso, multiplicarás esa emoción en ti y en los demás. Si lo haces de corazón, poniendo un toque individual, crearás experiencias de valor (nuevamente, para ti y para los otros). Esto es lo que marca un salto de calidad hacia la excelencia. Desapégate de los mandatos familiares y sociales. Si vienes de estructuras rígidas y quieren que sigas ese camino, deshazte de eso ya mismo si no es tu camino: es el pasaporte para tu infelicidad. Ten el valor de decir “no” cada vez que sea necesario, y reafirmarlo con la evidencia de tu acción en el rumbo que quieras darle a tu vida.

Comprueba cómo va cambiando tu vida. Una vez que empiezas a vivir de corazón en tu vocación, no te llevará demasiado tiempo para que tu profesión se afiance. Empezarás a ser considerado para nuevos proyectos. Estarás tan entusiasmado que no te detendrás en tu expansión. Aparecerán los recursos, energía y compañeros de ruta para facilitar el camino. Ahora ya lo sabes: si quieres, quédate como estás, si te sientes cómodo. Si hay algo que te hace dudar, cambia. No eres un árbol: puedes transformarte en todo lo que quieras. Empieza de a poco, paso a paso. Conecta con aquel espíritu, al igual que el del niño bombero de los seis años. Proyéctalo en el tiempo, y crea tu nueva realidad.

Deja tus miedos: la vida es muy corta para estar mirando cómo pasa, sin sentirla ni vivirla a pleno.

Daniel Colombo es facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos.

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