Tensión Mundial 2022

El trasfondo del partido que todos están esperando

Estados Unidos e Irán se enfrentarán en un partido que acapara las miradas de todo el mundo, más por las implicancias geopolíticas y culturales que por el potencial futbolístico que puedan desplegar en la cancha. ¿Qué implica para el mundo un partido de esta trascendencia que excede lo deportivo?

Iván Zirulnik
Iván Zirulnik martes, 29 de noviembre de 2022 · 11:35 hs
El trasfondo del partido que todos están esperando
Foto: EFE

Este martes a partir de las 16 horas se enfrentarán a los Estados Unidos e Irán en lo que definirá la clasificación de uno de ellos a la siguiente ronda dentro del Grupo B en el Mundial de Qatar 2022. Se trata de uno de los encuentros que más expectativas genera de la fase de grupos, aunque no tanto por el desarrollo futbolístico que pueda tener el encuentro entre ambos, sino por lo que genera más allá del espíritu deportivo.

Es que Irán y los Estados Unidos se encuentran envueltos en una relación sumamente tensa desde hace más de 50 años, y seguramente el choque mundialista tendrá encima las miradas de todo el mundo por las diferencias culturales y políticas de ambos países.

Ignacio Rullansky, sociólogo y doctor en Ciencias Sociales, explicó a MDZ lo que significa este acontecimiento más allá del ámbito deportivo: “El partido entre Estados Unidos e Irán estimula un tipo de reflexión que permite poder ver y hablar sobre dos países cuyos gobiernos se reconocen como antagónicos en ciertos puntos, pero que reúnen a sus selecciones de fútbol -en este caso- para participar en una actividad deportiva, que en principio no está mediada por política, pero que obtiene la atención de todo el mundo sobre la política y relaciones de estos países”.

“Un ejemplo claro de estos tipos de reflexión es el caso de Qatar: a partir del Mundial se empezó a hablar de los derechos de los trabajadores, de las mujeres y los trabajadores inmigrantes en el país qatarí. En este caso, la participación de Irán en el Mundial de Qatar tal vez sea una oportunidad más para que algunos actores iraníes puedan mostrar, internacionalizar o ganar cierta autoridad en cuanto a las demandas que están expresando en las calles sostenidas por más de dos meses por el asesinato de Mahsa Amini. Creo que el partido, y el Mundial como acontecimiento deportivo, tiene esa connotación de acontecimientos culturales y políticos”, agregó.

En cuanto a las diferencias que rodean a ambos países, Rullansky explicó que “al hablar de Estados Unidos e Irán, hablamos de regímenes políticos distintos, no necesariamente opuestos, que expresan tradiciones y modos de instituir la representación política de una manera diferente. Uno a partir de una matriz laicisita, y el otro con un fundamento teológico, con base en el pueblo pero con la tutela de la hierocracia, es decir, los doctores en jurisprudencia musulmana chiitas. "En Oriente conviven una multiplicidad del formas políticas distintas, eso no las hace ni opuestas ni contrarias a Occidente. Son diferentes, como comparar el régimen norteamericano y el saudí o el qatarí, por ejemplo", indicó.

Foto: EFE

También señaló que, dentro de una misma sociedad, el espectro cultural es amplio y coexisten agrupaciones con miradas políticas y sociales distintas: "Ninguna sociedad es un todo sustancial, allí pueden convivir expresiones liberales laicas, o bien conservadores religiosas, entre otras. En ese sentido, las culturas de uno y otro país también son muy heterogéneas, Estados Unidos tiene grupos absolutamente conservadores supremacistas, y en Irán encontramos este movimiento de mujeres jóvenes de distintas clases, etnias y regiones del país que están protestando juntas. Y a la vez en el país persa existen sectores súper conservadores tradicionalistas religiosos que no esperan ningún cambio”, explicó.

En la previa, la temperatura del encuentro entre Estados Unidos e Irán fue aumentando luego de que la federación estadounidense publicara en sus redes sociales una imagen de la bandera iraní distorsionada, que omite el símbolo representativo de la República Islámica, y en un comunicado explicaran que se realizó con el objetivo de apoyar el reclamo de las mujeres iraníes que luchan por sus derechos. Al respecto, Rullansky indicó que “alterar cualquier emblema institucional de otro Estado se trata de un acto obviamente provocativo”. “Hay que entender que este hecho no es solamente un acto de solidaridad plena o del todo genuina hacia las mujeres iraníes. Hay otras tensiones entre Estados Unidos e Irán. En ese sentido, el Mundial puede tomarse una ocasión para politizar y, no solamente para politizar hechos concretos, sino también para profundizar esas tensiones”, agregó.

Los orígenes del conflicto

Para entender las tensiones entre ambos países hay que remontarse a la década de 1970 y al régimen del sha Pahleví, la última dinastia en Irán: "Fue un régimen asociado evidentemente a las potencias occidentales, apoyado crecientemente por Estados Unidos primero, y también por Gran Bretaña. El sha cayó tras años de disconformidad, producto de una gran crisis económica y a partir del rechazo generalizado de la población ante los excesos. Se empezó a ver asociado a esos intereses extranjeros de las potencias que apoyaban al emperador, de manera tal que se tradujo en un descontento también con Occidente, y Estados Unidos como cabeza de este Occidente -de esos intereses extranjeros que iban en desmedro de la prosperidad del pueblo iraní-. Esa tensión se va exacerbando en la década de los años 70 y de esa manera, también se acerca el contexto de la revolución y aparecen hechos concretos como el atentado contra la embajada norteamericana".

"La revolución, en términos de construcción de una identidad nacional y también en la tarea de darle un sentido al lugar que Irán ocupa en el mundo frente a ese otro extranjero. Irán es una especie de defensor de ciertos valores que se habían visto amedrentados por esa intrusión de empresas con capitales de influencia política extranjera, y Estados Unidos pasa a ser visto como el gran Satán, una figura demoníaca", explicó.

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