Victoria Ocampo: cuál fue el fracaso que la llevó a la grandeza de las letras

Victoria Ocampo fue una de las grandes protagonistas de la cultura del siglo XX. Nació en 1890 y fue la primera de seis hermanas, todas mujeres, con la esperanza de su padre, Manuel Ocampo, de tener algún varón. Manuel y Ramona «La Morena» Aguirre, madre de la escritora, pertenecían a la aristocracia argentina. Corría en las venas de Victoria sangre de un español de la época de Isabel la Católica que vino a América y también del autor del Martín Fierro, José Hernández (por parte de su padre).
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Escritora, editora, traductora y mecenas. Visionaria, feminista y revolucionaria. Intelectual, decidida y con un gran anhelo de libertad. No se dejó limitar por “lo que correspondía a una mujer” de su época y de su clase social, a la vez que instauró espacios que encabezaba ella misma, tales como la Unión Argentina de Mujeres, la revista Sur y los encuentros en su casa que reunían a reconocidos escritores y personajes de otros ámbitos, como la psicología y la filosofía.
Educada desde su infancia por institutrices, su primer idioma fue el francés, sucedido por el inglés y el español. Además de su pasión por la literatura (que la llevó a deleitarse desde pequeña con autores como Julio Verne, Charles Dickens y Maupassant, entre otros), también era aficionada a la música de Chopin, al teatro y al tenis. Su deseo de ser actriz fue censurado por su padre, quien no veía con buenos ojos esa profesión para alguien de su clase social. “Renunciar a esta vocación fue para mí un desgarramiento… consideré mi vida fracasada”, confesaría más tarde Victoria. Tal vez ese aparente fracaso le permitió abrirse aún más a la literatura, que profundizó cuando vivió con su familia en Europa, a sus 18 años. En París pudo estudiar en La Sorbona y acrecentar sus conocimientos literarios.
Victoria se casó en 1912 con Luis «Mónaco» Estrada y se fueron de luna de miel durante aproximadamente dos años. En ese viaje en el que recorrieron Europa, la escritora conoció lo que ya empezaba a modernizar el siglo XX occidental, en materia de pensamiento así como de arquitectura y decoración (que luego trasladaría a su casa de Béccar). Y también conoció a Julián, el primo de su esposo, de quien se enamoró para siempre.
La fundación de la revista Sur, de la que estuvo a cargo durante 40 años, fue el modo de difundir y promover las obras de tantos autores que pasaron por su casa y por su vida, por su pensamiento y por su corazón.
Victoria fue una precursora: fue la primera mujer en obtener una licencia de conducir, que utilizaba para manejar un auto sin ningún hombre que la acompañara, lo cual era motivo de escándalo en ese tiempo. Además, incursionó en la moda de los pantalones (que eran algo insólito para el género femenino de esa época). Y en cuanto a lo intelectual, fue la primera mujer miembro de la Academia Argentina de Letras, en 1977.
Victoria fue una mujer comprometida con su tiempo y su realidad: levantó la voz ante distintas injusticias y persecuciones, generó discusiones y proyectos con el fin de alentar el diálogo entre culturas, luchó por la igualdad de género, por la tolerancia y por la paz en un mundo convulsionado por la violencia.
Villa Ocampo
En 1941, Victoria se instaló en la hoy conocida Villa Ocampo. Redecorada por ella misma, luminosa y vanguardista, esta casa la alojó hasta su muerte, en 1979. Por allí pasaron (visitaron o se instalaron durante algún tiempo) figuras reconocidas como Albert Camus, Rabindranath Tagore, Gabriela Mistral, Le Corbusier, Ortega y Gasset, Saint Exupéry, André Malraux, García Lorca, Jacques Maritain, Indira Gandhi, Neruda, Atahualpa Yupanqui y una infinidad de personas. Era también lugar de reuniones que agrupaban a distintos escritores locales, como Borges, Bioy Casares y su esposa Silvina Ocampo (la hermana más chica de Victoria).
La escritora decidió donar a la UNESCO esa casa y su residencia de verano en Mar del Plata. Esta casa museo, que en 1997 fue nombrado Monumento Histórico Nacional, sufrió un gran incendio en 2003, donde se perdieron libros, muebles y cartas. Su refacción terminó en 2013 y actualmente se puede visitar.
Además de ser utilizado para diálogos, debates y exposiciones, se realizan visitas guiadas. En ellas se puede ver no solo la arquitectura externa e interna (como su cuarto y una vieja sala de baño), la decoración (donde se destacan objetos de la Bauhaus y un antiguo piano), la extensa biblioteca, sino que también se puede respirar el aire de Victoria, que se puede resumir en su espíritu de mujer decidida, comprometida y apasionada por la vida.