Cámara testigo

La experiencia de vivir en una cárcel siendo un niño

En el RAM, Régimen Abierto de Mujeres, no hay rejas ni uniformes penitenciarios, pero sí ambientes coloridos. Aquí viven niños junto a sus mamás que se encuentran cumpliendo condena.

Felicitas Oyhenart
Felicitas Oyhenart domingo, 29 de agosto de 2021 · 13:39 hs
La experiencia de vivir en una cárcel siendo un niño
Los niños pueden vivir junto a sus madres en el RAM hasta los 4 años. Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

En esta unidad penitenciaria de Mendoza no hay rejas, no hay celdas, tampoco pabellones, ni candados. En el Régimen Abierto de Mujeres hay un jardín con árboles, hay ambientes abiertos, hay cortinas, paredes  y uniformes con colores y hay que tener cuidado donde se pisa, porque quizás uno puede encontrarse con un juguete de niños dando vueltas por allí.

Este sitio es el hogar de menores que, por disposición de la justicia, pueden vivir con sus mamás que se encuentran privadas de la libertad cumpliendo condena. El fin principal es que los niños mantengan el vínculo afectivo con su madre y que sus derechos no se vean vulnerados. 

El RAM se encuentra en el predio de Dinaf ubicado en Godoy Cruz. Foto: Alf Ponce

Fue así como llegó Camila (22 años) al RAM cuando estaba embarazada de 6 meses. El pequeño Jerome nació hace 6 meses y los dos conviven con el resto de las internas y sus hijos. “Estar con él acá es algo muy loco. Yo nunca supe que había un lugar para que las mamás presas estén con sus hijos, me enteré cuando llegué con él embarazada”, cuenta Camila y agrega:  “Hubiese sido muy feo tenerlo y que después me lo quiten, pero tuve la oportunidad de caer presa embaraza y que los dos nos quedemos acá”.

Jerome tiene 3 hermanos más grandes que él, con los cuales se ha comunicado en dos oportunidades por videollamada. “Es algo muy raro convivir acá con un hijo y que él no tenga comunicación con sus hermanitos, es feo. Yo evito que mis otros hijos vengan, ellos al ver niños creen que se pueden quedar también y se van muy tristes”, sostiene Camila.

Fernanda (32) es otra de las mujeres que hoy vive en el RAM junto a su hija, Aitana de 1 año y 5 meses. A diferencia de Camila, Fernanda primero estuvo en la Unidad Penal de Mujeres de El Borbollón, luego fue trasladada a la unidad de Agua de las Avispas (Cacheuta) y en diciembre de 2020 fue trasladada hacia el RAM para reencontrarse con su pequeña. 

Fernanda recuerda que cuando recibió la notificación que le informaba de que no la desvincularían de su hija cambió totalmente su situación. “Fue una alegría muy grande. La bebé tenía 5 meses cuando yo la tuve que dejar, era muy chiquita. Cuando llegó lloró como dos horas, hasta que se calmó y vió que era yo”, comparte.

Aitana en el RAM se relaciona con su madre, con el equipo y con los demás niños que viven allí. Foto: Alf Ponce

Camila por su parte, marca las diferencias que existen entre criar un niño dentro del RAM y criarlo en la casa y afirma que ella ahora es una mamá muy distinta a lo que fue cuando estaba en libertad. 

“Aprendes mucho acá. Estoy como a la defensiva porque quiero protegerlo y que nada le pase, ya demasiado con estar acá encerrado. El crecimiento de mis hijos afuera fue muy diferente, pero esto es lo que hay y lo que me tocó vivir”, reflexiona Camila.

Fernanda plantea que el RAM “no es el lugar adecuado para criar una criatura” y cuenta: “Acá no tiene libertad como ella quisiera, antes de que la traigan acá ella andaba en las playas, la llevaban al centro y ahora no puede”, explica Fernanda.

Sin embargo, la mamá de Aitana destaca la labor del personal del Área de Niñez, con quienes los chicos salen a pasear por el predio, aprenden y juegan. 

“Acá tienen todo lo que necesita un niño”, expresa Fernanda y afirma que que la mejor opción es que ambas estén juntas y sostengan el vínculo, “yo prefiero que esté conmigo porque sus hermanos varones ya son más grandes, uno tiene novia y el otro va a la escuela, están todo el tiempo ocupados. Prefiero que esté acá hasta que yo pueda salir”.

Si bien Aitana podrá quedarse allí hasta los 4 años, Fernanda ya piensa cómo será el momento en el cual su pequeña deba dejar el lugar. “Va a ser complicado que ella se vuelva a adaptar a afuera. Pero las vinculaciones que hacen le ayudan a que se vaya adaptando y no se le haga difícil luego cuando los vea (a sus hermanos) y no los reconozca”. 

Mirá la videonota

¿Cómo funciona el RAM?

Si bien el Régimen Abierto de Mujeres fue una estructura que surgió para mujeres con beneficios, actualmente el principal objetivo es favorecer exclusivamente a los chicos, y no a las detenidas, a través del derecho a estar con su mamá en la primera etapa de vida.

El Régimen Abierto de Mujeres tiene una organización interna muy diferente al resto de las Unidades del Penal. Foto: Alf Ponce

Al establecimiento no llegan todas las madres que estén privadas de la libertad y sus hijos, sino que previo al traslado hay un trabajo en conjunto del penal con diversos organismos locales, entre ellos los juzgados de familia. Se analiza que no haya medidas de protección, medidas de excepción o cualquier tipo de impedimento que haga que esa mujer no pueda vincularse con su niño.

“Lo más adecuado fue para nuestro sistema penitenciario establecer un lugar donde los niños estuviesen lo más parecido al medio libre”, explica a MDZ la abogada Nahir Otero, directora del RAM. Por tal motivo, el establecimiento, considerado una Institución modelo a nivel nacional, se ha adaptado totalmente para ser un lugar óptimo para albergar a niños.

“El niño está acá adentro, pero el niño es libre”, enfatiza la directora del RAM y explica que el menor puede salir del lugar con su red familiar, para pasear o ir a la escuela, por ejemplo.

En lo que respecta al rol de las madres, Otero aclara que cada mamá que se encuentra detenida en el RAM es quien se encarga de cuidar a su hijo, ellas son quienes lo acompañan a las consultas médicas, quienes les cocinan, bañan, cambian y quienes están en contacto con las docentes del jardín al que asisten. 

Foto: Alf Ponce

“Existen miles de formas para maternar, no hay un manual. Pero, sí tenemos recomendaciones y sugerencias con protocolos que vienen desde Naciones Unidas que son las que trabajamos con ellas para el cuidado y el desarrollo integral de los menores”, indica la abogada.

El trabajo del equipo con los niños

Tanto Camila como Fernanda y el resto de las internas están terminando sus estudios secundarios y, a su vez, asisten en el lugar a un curso de peluquería. Mientras ellas cursan, los pequeños comparten con profesionales a cargo del Área de Niñez.

El Área de Niñez del RAM se encarga del trabajo con los niños desde la atención temprana al desarrollo. “La idea es acompañar a los pequeños en todas las actividades que ellos vayan proponiendo y trabajar con su autonomía”, explica Gisela Ferrando, quien es profesora de Educación Inicial y una de las profesionales que trabaja en el RAM junto a docentes de la Dirección General de Escuelas y psicólogos.

El Multiespacio es el área donde los niños son acompañados por profesionales. Foto: Alf Ponce

Desde el Área no solo trabajan con los niños, sino también con las madres, “les explicamos a las mamás de qué se trata este trabajo y cómo va cada niño en su ritmo y en su tiempo avanzando en su desarrollo”, agrega Ferrando.

La vinculación del niño con su red familiar

El trabajo con la red familiar de los menores es uno de los puntos más importantes de la Institución. 

Todo el equipo se encarga, a través de la vinculación con dicha red, de evitar que el menor sea nuevamente institucionalizado al salir del lugar. Es decir, que el niño tenga un hogar a donde irse. 

“La vinculación con su red es lo más trascendental para el niño, recordemos que todo el trabajo que hacemos gira en torno a ellos. Si no tiene red, la buscamos para que pueda criarse y, a su vez, mantenga el régimen de comunicación con su mamá una vez que sale del RAM y ella es trasladada al penal de mujeres”, explica Nahir Otero.

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