Historias de Fe

El Padre Nuestro tal como lo rezó Jesús: qué decía la oración en arameo

Mirando a Jesús recuperamos el sentido y el sonido del primer Padre Nuestro de la historia. Qué sentido tenían las palabras y qué significa esta oración para la humanidad.

Giza Almirón martes, 14 de diciembre de 2021 · 23:39 hs
El Padre Nuestro tal como lo rezó Jesús: qué decía la oración en arameo
A Jesús lo seguían pescadores, campesinos, mercaderes, hombres y mujeres de la Galilea del siglo I

El Padre Nuestro es una de las oraciones más extendidas de la Tierra. Miles de millones de personas repiten las palabras con confianza y esperanza aun sin saber cuándo, dónde y cómo se rezó por primera vez. Esta es la historia del Padre Nuestro. Así sonaba la oración cuando Jesús la dijo por primera vez. 

Quizá fue en 2004 cuando muchas personas descubrieron que Jesús de Nazaret hablaba en arameo, gracias a la película La Pasión de Cristo, de Mel Gibson. Bajo el nombre de Yeshúa lo bautizó José, su padre, que significa Yahvé salva. Era común llamarse así, por lo cual había que añadirle algo más para poder identificar a la persona. Yeshúa bar Yosef –Jesús, el hijo de José– o Yeshúa ha-notsrí –Jesús, el de Nazaret– eran los nombres con los que conocían a este hombre, según explica el sacerdote José Antonio Pagola en su libro Jesús, aproximación histórica.

 

Conocer el Padre Nuestro en arameo es, sin duda, conocer más a Jesús, pero también es conocer más sobre la historia y la cultura. Su lengua materna fue el arameo y lo hablaba según una forma dialectal corriente en Galilea. El nazareno hablaba un tipo de arameo.

No hay que olvidar que Jesús era judío, que nació en el seno de una familia judía y que durante toda su existencia practicó la fe judía. El Padre Nuestro tiene en sus dos primeras peticiones cierta afinidad con una plegaria judía muy antigua llamada Kaddish, que significa, en arameo, santo o santificado. Es una de las oraciones principales de la religión judía que en tiempos de Jesús concluía la oración en la sinagoga y se recita –aún hoy en arameo– tres veces al día, además de las ocasiones especiales, como los funerales o al final de una explicación de la Ley. En ella, se le pide a Dios que manifieste su santidad, que apresure la llegada de su reino y la venida de su mesías.

Los Evangelios de Mateo y Lucas nos cuentan que Jesús de Nazaret, inspirado probablemente en el Kaddish y en su experiencia personal de Dios, crea el Padre Nuestro. Es importante recordar que a Jesucristo lo seguían personas muy sencillas: pescadores, campesinos, mercaderes –entre otros grupos–, hombres y mujeres de la Galilea del siglo I. Por lo tanto, su oración es también sencilla, no es una plegaria compleja dirigida a gente erudita o con muchos conocimientos académicos ni a sacerdotes de la época.

Jesús era judío e iba a la sinagoga

La primera palabra del Padre Nuestro (y tal vez la más conocida del arameo, justamente gracias a esta oración) es Abbá, que significa papá.

Santificado sea tu nombre es el primer deseo que nace del alma de Jesús. “En la cultura semita, el nombre no es solo un término para designar a una persona; indica el ser o la naturaleza de esa persona. El nombre de Dios es su realidad de Dios bueno y salvador”, afirma Pagola. Es ese el nombre que el nazareno desea que el pueblo bendiga: Dios bueno y salvador.

Tete malkutak (venga tu reino), pide Jesús. El reino de Dios es el motor del nazareno, es lo que lo apasiona y lo lleva a proclamarlo a todas las personas, especialmente a los más pobres, a los marginados, a los que se sienten muertos en vida. Jesús le pide a su Padre que venga ese reino que ya está cerca y que se puede ver en cada gesto de amor.

El Padre Nuestro en arameo, una oración breve y sencilla

El nazareno ruega lajmana hab lana sekom yo yom beyoma es decir, pide a su Padre por las necesidades concretas de toda persona: el pan de cada día. Jesús hace una petición librada de avaricia, basada tan solo en lo necesario para vivir, sin ansias de acumulación.

Cuando decimos en español “Perdona nuestras ofensas”, en arameo, lo que se pide a Dios es que nos libre de las deudas, de las hipotecas (awba: deuda económica), así como nosotros liberamos de sus compromisos a quienes nos deben dinero, literalmente, a los que están a merced nuestra. El hecho de perdonar las deudas es el pago que hace el esclavo por su libertad, por ejemplo. En la época de Jesús de Nazaret había mucha gente angustiada por las deudas económicas, campesinos que perdían sus tierras a causa de eso. Es un concepto, entonces, que no tiene que ver con pecado, culpa o castigo, sino con aquello que hace que alguien dependa de otra persona. Y, sin duda, Jesús cree en un Dios cuyo perdón es gratuito, no condicionado por el perdón que demos o dejemos de dar.

Los teólogos Leonardo Boff y Mark Hathaway explican que la palabra utilizada por Jesús para “bueno” (taba) significa esencialmente “maduro”, mientras que la utilizada para “malo” (bisha) significa “inmaduro” o “podrido, echado a perder”. Así, basándonos en las antiguas raíces de los vocablos arameos, la frase “No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de mal» podría expresarse quizá, con más exactitud, como “No dejes que nos engañemos con la superficialidad, ni que nos dejemos seducir por las apariencias, y líbranos de toda acción inadecuada (estéril)” o incluso “No nos dejes ser cautivos de la incertidumbre ni empeñarnos en actividades infructuosas”.  Más que de una cuestión moral, se trata, entonces, de encontrar la acción adecuada para cada momento.

En su versión aramea, tal como la expresó Jesús, el Padre Nuestro está más cerca de la vida cotidiana, ya que nos habla del pan, de la necesidad, de la enfermedad, de la tristeza, de las trampas económicas, de las esclavitudes, de lo inmaduro y de nuestras acciones y sus frutos. La plegaria que salió del corazón de Jesús está lejos de los conceptos de pecado, tentación, mal. El nazareno quiso dejar una oración breve y sencilla, una invitación para dirigirse al Dios que es un Padre Bueno, que no pertenece a ninguna religión, que es Nuestro porque es de todos los seres humanos.

Traducción del Padre Nuestro

ABUNA DI BISHEMAYA  / Padre nuestro que estás en el cielo,
ITQADDASH SHEMAK, / santificado sea tu nombre,
TETE MALKUTAK / venga a nosotros tu reino,
TIT'ABED RE'UTAK / hágase tu voluntad
KEDI BI SHEMAYA KAN BA AR'A / en la tierra como en el cielo.
LAJMANA HAB LANA SEKOM YOM BEYOMA / Danos hoy nuestro pan de cada día,
U SHEBOK LANA JOBEINA / perdona nuestras ofensas
KEDI AF ANAJNA SHEBAKNA LEJEIBINA / como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
WEAL TA'ALNA LENISION, / no nos dejes caer en la tentación
ELA PESHINA MIN BISHA. / y líbranos del mal.

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