#Wok

Pandemia flexibilizada: la estupidez no es exclusiva de los millennials

Como los números de cruces están lejos de Brasil o Chile, si miramos cerca, el relajamiento generalizado le da un peligroso changüí al coronavirus. Runners pegoteados, materos de bombilla fácil y asadores anónimos son parte de ese ejército anticuarentena que pone en riesgo todo lo que hicimos bien.

Rubén Valle
Rubén Valle sábado, 13 de junio de 2020 · 06:59 hs
Pandemia flexibilizada: la estupidez no es exclusiva de los millennials

#Maridaje > Musicaliza esta columna Henri Texier con Cinecitta

 

La salida en manada de cientos de porteños a los que la flexibilización les abrió la puerta para salir a correr o caminar al aire libre fue una de las noticias de la semana porque fue todo lo que no hay que hacer en tiempos de pandemia. Fue el antiprotocolo, un paso en falso en un contexto donde urge pisar firme o directamente no moverse. Tal fue el impacto (negativo) que hasta Luis Cámera, un médico que integra el Comité de Expertos y Científicos que asesora al Gobierno en la pandemia, se "sacó" y trató a los indómitos runners de "millennials estúpidos". Después se disculpó, pero ya había expresado un sentir generalizado.

En honor a la verdad, sería injusto, y sobre todo parcial, apuntarle a este grupo etario porque abundan -y no sólo en AMBA- los casos de desatinos que no son adjudicables al segmento de los nacidos entre 1981 y 1999. Para estos anarcos no hay edad ni exclusividad geográfica. 

Los números de Mendoza pueden considerarse relativamente buenos, pero no invitan a relajarse ni a archivar el barbijo. Repasemos: 98 casos confirmados (43 importados, 47 por contacto con alguien que vino de otro país o dio positivo y 8 bajo investigación epidemiológica), 81 recuperados y 9 fallecidos

Sin embargo, en las calles ese relajamiento ya se percibe y preocupa. La apertura de los persas y los shoppings fueron los principales espacios donde salvo llevar tapabocas (y hasta ahí nomás, porque la mayoría los usa "a media asta"), todo lo demás se cumplió parcialmente, en especial el elemental distanciamiento social. 

El Parque San Martín y las plazas volvieron a ser lugares copados por grupos de amigos. Es cierto, hacía mucho que no se podían juntar y con sensatez la nueva fase de la provincia lo posibilitaba. Rápidamente todo lo aprendido se desaprendió. ¿Suena exagerado? La respuesta se verá en unos días. En Colón, Entre Ríos, en un gimnasio se compartió el mate, se contagiaron 18 personas, 120 fueron aislados y esa ciudad tuvo que volver como el perro arrepentido del Chavo a la fase 1. 

Formosa, provincia que "chapeaba" orgullosamente con no tener un solo caso de coronavirus, en pocas horas pasó a tener 25 infectados. Un brote en un centro de aislamiento obligatorio había detonado la coronabomba.

Volvamos al pago. El jueves, carnívoros no identificados no tuvieron mejor idea que irse a comer un asado a Potrerillos, pese a que estaba vetado, y encima en un día de furioso Zonda. Consecuencia: un incendio muy cerca de cabañas que se salvaron de milagro. Fue un 2x1 full: violación de la cuarentena y del Código de Contravenciones de Mendoza que prohíbe hacer fuego en la zona de montaña. Los asadores mire vea se perdieron con el humo.

Debo reconocer que soy de los que (a veces) protestan por la rigidez de algunos hábitos hogareños para cerrarle la puerta al tenaz virus, pero siempre me vuelve cual mantra la frase de que si no se hace por uno mismo hay que hacerlo por el otro. Por ahora, esa simple cadena de protección mutua oficia de simbólica vacuna mientras el antídoto contra el Covid-19 madura en los laboratorios más reputados del mundo. 

Las cifras de la Policía Federal, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y Policía de Seguridad Aeroportuaria vienen a confirmar que hay más militantes de la anticuarentena de lo que pensábamos: en casi tres meses de emergencia sanitaria en el país 10.113.236 de personas fueron notificadas por violar el aislamiento social obligatorio, 93.177 fueron detenidos y se secuestraron 4.632 vehículos.

En este escenario donde todos creemos que no tenemos nada que reprocharnos, el epidemiólogo argentino Roberto Chuit, director ejecutivo del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la Universidad de Yale, dejó flotando una frase que vale considerar antes de rechazarla por apocalíptica: "Hay que volver a una cuarentena más estricta en el AMBA para no poner en riesgo al resto del país”.  

Buenos Aires hoy. Un viaje en cuarentena.

No se trata de reinstaurar la grieta Buenos Aires-Interior, pero las cifras de contagios y las acciones similares -no exclusivas- a las de los runners amerita seguir haciendo los deberes. No aflojar. Actuar con inteligencia. Fue el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, quien lo dijo no este que firma: "Lo peor está por venir". Quedamos avisados. 

#ElResaltador

¿Qué hacemos con la tecnología?

  • "El panorama tecnológico durante la pandemia es interesante porque vuelve a despertar las preguntas clásicas que tenemos ante la tecnología. Esto muestra la importancia de pensar la educación, el trabajo, las relaciones, los vínculos. Este escenario nos puso algunos desafíos. El de las personas que no están vinculadas a la tecnología es uno de ellos. Es valioso para interpretar y pensar qué hacemos con la tecnología, para qué la estamos usando y cómo. La tecnología es solo un medio, el uso y filtro que le ponemos como humanidad es lo más importante... Me imagino que habrá un antes y un después tecnológico. Las personas, al menos en un circuito, empezamos a entender que internet debería ser un derecho. Eso nos trae a escena cuáles son los desafíos que tenemos como humanidad y cuáles son las deudas. Quiénes están y quiénes no en internet  produciendo y consumiendo de manera crítica. Espero que haya un antes y un después deliberado y consciente".

{ Melina Masnatta, cofundadora de Chicas en Tecnología, en Futuro 

#LaDataFlora

La visión de los argentinos sobre la marihuana

  • El 63% de los encuestados está a favor de la legalización. El 16% se expresó en contra y el 21% dijo no tener opinión sobre el tema.  
  • Entre quienes adhieren a la legalización, las mujeres superan a los hombres: 67% contra 53%. 
  • 8 de cada 10 asocian al cannabis con la salud y le atribuyen beneficios físicos y emocionales (en especial contra el estrés, el insomnio y la depresión). 
  • El 40% de los encuestados considera que la comercialización debería estar regulada por el Estado. 

Fuente: consultora Kantar 

#ElHilo

 

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