¿Por qué alguien querría vivir en la calle?
Hay mucha gente ayudando a mucha otra gente. Todos podemos ayudar. El fenómeno de la gente que vive en la calle, fácil de ser etiquetado desde afuera, pero difícil de comprender si no nos involucramos más.
El caso de Luis
Luis vivía con su familia en Dorrego, Guaymallén. Era una familia pobre con aspiraciones, en una época en que se entendía que ser pobre no era algo para siempre, sino una estadía en una escalera que era posible de seguir escalando, con esfuerzo, claro. Empleado de comercio, trató de hacer todo lo posible para ir más arriba, a pesar de cargar sobre los hombros a tres hijos en edad escolar. Su esposa ya era, décadas atrás, de las que sabían que eran iguales y trabajaba a la par. por supuesto que le pagaban menos, por ser mujer. Pero de un día para el otro Luis se hartó y largó todo al demonio.
¿Qué significa eso? Que abandonó el trabajo. "Se volvió loco", dijeron a su alrededor. Se puso agresivo. "Insoportable", sintetizaba, pronunciándolo casi en un silabeo, Nilda, su esposa, que se fue con los chicos y lo dejó rompiendo cosas en la casa, solo. Pero la vivienda era alquilada y hubo que entregarla. la deuda por las roturas y la falta de reparaciones la pagaron los muebles, los únicos testigos directos de aquellas situaciones, que se quedaron. Más de prepo que por voluntad propia, aunque se sabe: los artefactos no tienen capacidad de razonamiento.
El asunto es que parecía que Luis tampoco. lloró y gritó mucho (en cantidad) y durante mucho (en extensión) tiempo. Nunca más fue alegre.
El atildado vendedor, encargado de salón, que usaba camisa y saco y que, aunque fuera siempre la misma ropa, siempre lucía correctamente, se fue a vivir a la calle. Uno, que no se imagina en tal situación, piensa y se pregunta, por lo general, en las cuestiones materiales: ¿dónde dormía?, ¿con qué se cubría en las noches de frío?¿qué paso con su ropa y sus pertenencias?, ¡cómo hacía para bañarse? ¿y para mantenerse aseado?, ¿y con las necesidades fisiológicas?... Y así podríamos seguir.
Decir sobre él, tan distinto a estar en donde él está
De inmediato surgieron las etiquetas: "Se volvió loco" fue lo más simple y al alcance de la mano para calificar a Luis a partir de entonces. Los rumores en torno a los por qué alimentaron a su barrio y su familia durante largo tiempo, porque sucede algo que muchos que viven dentro de su cerca roja desconocen del mundo exterior al de la clase media: jamás se les ocurrió que, a pesar de tildarlo de "loco" podía haber una respuesta profesional desde la psiquiatría, la psicología y hasta la neurología a su padecer.
Y además, ¿era un padecimiento vivir en la calle o un deseo de liberación, estilo hippie, de los condicionamientos comerciales, sociales, económicos y hasta familiares? Ningún médico revisó a Luis hasta muchos años después, cuando ya era un habitante de las calles de Mendoza.
El hombre de las cajas de cartón
Juntó cajas y armó su mundo con ellas. Nómade por necesidad de no juntar más enemigos y, quien sabe si no por su propio juego, por necesidad o por lo que fuere, Luis conectaba una caja con otra y circulaba por las calles como locomotora de esa cadena de vagones cargadas de casi nada.
Respetuoso de todos, fue respetado y fue así que un día un efector sanitario llegó a él y pudo definir que sufría de un trastorno que lo llevaba a vivir así. Intentaron hospitalizarlo pero se fue a "su casa" tantas veces como las que lo intentaban internar. Le pagaron una pensión pero los horarios y rituales habituales le resultaban ajenos.
Para sintetizar esta historia que es real, valga señalar que solo el cansancio del peso y paso de los años lo empujaron a un hogar. Allí murió recluido, de viejo.
Sobre la "vagancia" ajena y la supuesta utilidad de quienes critican desde la tribuna
¿Un vago? No, para nada. Trabajó de sol a sol para satisfacer los requerimientos familiares, cuando pudo. ¿Loco? Sí, ¿y qué? ¿Acaso los que viven en los lugares estandarizados y con los modos señalados como "normales" no sufren ninguna afección mental? ¿Lo han chequeado, realmente?
Como Luis hay cientos en las calles de Mendoza y miles en las de Buenos Aires, por ejemplo, por citar una gran ciudad.
La mano tendida: para una cosa o para la otra
El abordaje de las "personas en situación de calle" -así se les llama- es complejo. Difiere según los lugares y, en general, el Estado actúa. A veces con políticas de acompañamiento y chequeo de su situación sanitaria. Siempre, con el respaldo de instituciones sociales que, por ejemplo, cocinan para ellos a diario, les consiguen ropa o los guían en cuestiones que les interesan. Pero su lugar de vida, por elección o por desgracia, es la calle.
En Mendoza trabajaron mucho los Luciérnagas. Y hay una entidad que reúne a fieles de los jesuitas que se llama Puente Vincular, que ayuda sin hacerse notar.
Justamente en esta entidad se desempeñaron dos chicas que llegaron a la fama tristemente y no por su accionar en favor de los desfavorecidos. Se trata de Majo y Marina, asesinadas en la ciudad ecuatoriana de Montañita.
Puente Vincular se sostiene gracias al aporte voluntario de sus socios colaboradores. No recibe ayuda económica por parte del Estado ni de organizaciones políticas o con fines electorales. Cada socio colaborador elige un monto que se adapta a sus posibilidades y aporta una cuota mensual fija. La Fundación, además, recibe donaciones extraordinarias de parte de cualquier persona que se sienta inspirada a colaborar con la tarea. Y todos pueden elegir cuánto aportar haciendo clic aquí.
Mejor ayudar que criticar, ¿no? Mejor hacer clic en una opción para comprender la tarea de unas personas y la situación de sus auxiliados que la mano rápida y la mente estrecha para hablar macanas en las redes, como muchas veces ocurre.
No. En esta nota no podemos responder a la pregunta que hicimos en torno a por qué hay gente que vive en la calle. Podríamos buscar más parámetros y voces. Podríamos hacer una galería de fotos con gente durmiendo en las entradas de edificios, en los túneles debajo del Acceso Este o en los puentes; en cañerías de desagüe y en tantos otros lugares.
Entendemos que la situación de calle no es una urgencia, no es una problemática habitacional, no es problemática individual y que su abordaje no admite protocolos predefinidos. Pero, por sobre todas las cosas, no depende de las voluntades personales.
¿Y entonces?
Humanos, no "casi"
Buenos Aires es una de las grandes ciudades del mundo y, como tal, allí vive más gente. Más gente, además, sufre de más asfixia social, económica y hasta familiar. Más personas son empujadas a situaciones que los pueden hacer colapsar y que, al final, les pone domicilio postal en la calle.
Según una historia que contó la agencia Sputnik, a mediados de 2017, más de 40 organizaciones realizaron el Primer Censo Popular de Personas en Situación de Calle, que arrojó un número cuatro veces mayor a las registradas por el Gobierno y con estadísticas alarmantes: 23% de los encuestados aseguró que el año anterior no se encontraban desahuciados.
Aunque es cierto que un número importante de las personas sin techo ahora ya no pueden usar las principales plazas y parques públicos como refugio debido a que hoy la mayoría se encuentran cercados, se ha multiplicado considerablemente en los últimos años la visibilización de gente durmiendo en portales de edificios, callejones, veredas y bajo las precarias coberturas que ofrecen las ochavas de las esquinas porteñas.
"Las estadísticas lo confirman y nosotros lo vemos en cada recorrida, aunque también depende mucho de la zona porque hay muchas personas que no se instalan en un lugar fijo sino que se mueven, entonces es difícil contabilizar a todos los que no son los que vemos siempre desde hace años", dijo a la agencia Sputnik Martín, coordinador de las recorridas nocturnas que realiza la ‘Fundación Sí' todos los días en la capital y el Gran Buenos Aires, así como en otras 12 ciudades del país.
Carlos Alberto Orrego, "Charly", vive en la esquina de Yatay y Rocamora. Dice tener 59 años y haber nacido en Posadas, provincia de Misiones; su acento lo delata. Mientras toma una sopa instantánea con bizcochos de grasa que le ofrecieron los voluntarios, cuenta historias entre risas como que trabaja tres días a la semana en una panadería o, algunas más difíciles de creer, como que pasó 14 años preso por haber decapitado con un machete a un vecino que le faltó el respeto a su mujer.
Desde su llegada a la ciudad de Mendoza, los voluntarios se han propuesto un crecimiento sostenido en el tiempo para poder generar proyectos de largo plazo que ayuden a mejorar la situación de los sectores más vulnerables. Así, llevan adelante actividades que apuntan a incluir a aquellas personas que se encuentran desplazados por diferentes razones.
Las Recorridas Nocturnas se realizan los días jueves a las 21 con el objetivo de conocer y acompañar a las personas que viven en situación de calle. "Nos acercamos con la excusa de convidarles una sopa y establecemos lentamente un vínculo de confianza que nos permite ayudarlos a pensar una estrategia de salida", informaron a MDZ.
Con el fin de extender los proyectos y generar nuevas propuestas, la Fundación invita a todos los interesados en conocer y formar parte del equipo de voluntarios, a la reunión el día 6 de Abril a las 17, en Lobby Club (San Martín 366, esquina Peltier, Ciudad, Mendoza).
¿Serías voluntario o voluntaria?
En la nota que contamos antes, de Buenos Aires, se mencionó a la Fundación Sí. Desde hace un año también está en Mendoza. Podría decirse, de algún modo, que son la evolución de una gran organización que nació en medio de la crisis del 2001 y que se llama Red Solidaria. Desde la nada todos se conectaron para complementar al que necesitaba algo con lo que otro podía aportar. Juan Carr fue su gran ideólogo.
En 6 años la Fundación creció en todo el país hasta llegar a cada rincón donde hace falta mirar un poco más allá y trabajar en la inclusión, por eso creemos que es necesario despertar a los vecinos de Mendoza a formar parte de una propuesta diferente para cambiar aquello que no nos gusta de nuestra ciudad. Solo hace falta un ratito de tiempo e involucrarnos un poco más.
¿Con quiénes contactarte? Paula y Matías: mendoza@fundacionsi.org.ar - Facebook/Instagram: Fundacion si Mendoza
?Los que ayudan a ayudar
La comunidad mercedaria de la ciudad de Mendoza tienen un consultorio médico y de los talleres de costura que funcionarán en calle Córdoba 551, de Capital. Ambos proyectos forman parte de la Pastoral Social que se desarrolla en la Casa de Asistencia, de nuestro Centro de Espiritualidad y está dirigido a gente en situación de vulnerabilidad social.
Sin embargo hemos querido que esta nota sea una trampa: preferiríamos que en lugar de llorar en Instagram u opinar reactivamente y con enojo en Twitter, te arrimés y preguntés en qué podés ayudar vos. Sí, vos. ¡Vamos! ¡No seas vago! Que en esta sociedad vivimos todos y un día estamos arriba y el otro podemos estar bien abajo. Pero si tenés empatía, cuando caigás en desgracia muchos saldrán a acompañarte.