Y sí, el conocimiento todavía no mide
Mientras el mundo se rinde a la evidencia de que hay subirse rápido al tren de las ideas, por estos pagos todavía no logramos que hablar de la evolución de Mendoza sea un tema recurrente. En este contexto, la clase política sigue mirándose el ombligo. Una omisión preocupante ya que si nuestros representantes no sintonizan con la evolución difícilmente la provincia podrá salir a flote y crecer.
Mientras los docentes mendocinos esperan el regreso a las aulas debatiendo, entre otros temas, cómo debería ser la escuela del 2030, la clase política sólo discute -y puertas adentro- las estrategias para las PASO y las generales, suben y bajan nombres de las listas, pergeñan nuevas alianzas o rompen las antiguas, en una dinámica que no requiere más esfuerzo que mantener el status quo.
Por eso que una de las anotadas para pujar por el sillón de Cornejo, la referente de Cristina en Mendoza, Anabel Fernández Sagasti, hable de la necesidad de avanzar en "una industria del conocimiento", deja en offside a la mayoría de los candidatos y precandidatos quienes con su silencio dan a entender que estos temas no mueven la aguja electoral.
Si lo urgente manda sobre lo importante, para buena parte de los políticos mendocinos (a decir verdad, a nivel nacional no es muy distinto), la prioridad pasa por cómo armarse para salir victoriosos de la batalla de las urnas. Después, recién después, irrumpe esa economía en rojo, cuyos tentáculos lo abarcan todo. Todo, menos el conocimiento.
Ya sea porque Fernández Sagasti entendió lo que viene proponiendo MDZ con su sección #Evolución, donde este medio invita a los referentes de los distintos sectores productivos a pensar la Mendoza del futuro (es decir, de mañana mismo), o acaso por una cuestión generacional, la actual legisladora de 34 años considera que aplicando el conocimiento a la industria existente se pueden alcanzar procesos más virtuosos y competitivos para reactivar la provincia. Para esto, imagina un Estado atravesado por la tecnología, pero mejorando la infraestructura local que, según su criterio, aún es muy precaria.
Lo de la precandidata de Unidad Ciudadana se destaca en sí mismo más que por mérito propio por la ausencia notoria de sus pares. Se dirá que es muy pronto para la campaña, pero no lo es para que el electorado empiece a escuchar ideas, propuestas, programas de gobierno, políticas de Estado, que apliquen un necesario F5 (reinicio) sobre Mendoza.
Como estrategia indispensable para el crecimiento, el conocimiento debe atravesar todas las áreas de una sociedad que no puede quedarse atrás. La demanda, claro está, no es únicamente para los políticos ya que supone un salto cualitativo sin demora. Dado el impacto fenomenal a escala planetaria, el mundo de las ideas no puede estar ajeno de ninguna agenda pública.
Si como sostiene el indio Ravi Bangar, "el futuro de la próxima revolución no será la industria sino la creación de conocimientos; una industria intelectual que se enfoque en la innovación", conjugar lo mejor de lo humano y lo virtual es una tarea que desde ya nos involucra a todos. Aunque no tengamos muy claro cómo actuar al respecto.
En un año donde los políticos van a tener una notable visibilidad en medios, redes sociales y en la calle misma, es una oportunidad ineludible para saber qué estrategia tienen nuestros futuros representantes para instalar al conocimiento en el centro de sus planes de gobierno. No verlo así nos ubicará más cerca del descenso que de la pelea por el campeonato. Y el precio, eso sí, no será una metáfora. Será más pobreza y atraso.