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Recreos con risas y concentración en las aulas, los resultados de sacar los teléfonos en el San Luis Gonzaga

En marzo, las autoridades del colegio San Luis Gonzaga decidieron regular el uso de los teléfonos en las aulas. Las voces de alumnos, docentes y directivos.

En el colegio San Luis Gonzaga los chicos volvieron a jugar y reír en los recreos.

En el colegio San Luis Gonzaga los chicos volvieron a jugar y reír en los recreos.

ALF PONCE MERCADO / MDZ

“Ahora me puedo concentrar, nos escuchamos en las exposiciones”, “Mejoró el rendimiento académico ”, “Volvieron a reír y jugar”, son algunos de los testimonios de alumnos, docentes y directivos del colegio San Luis Gonzaga a dos meses de la implementación de una medida revolucionaria en el ámbito educativo de Mendoza: prohibir el uso de celulares en las aulas.

La metodología es simple, cada mañana cuando entran al aula los estudiantes de la secundaria dejan sus teléfonos en una caja numerada ubicada cerca del escritorio del docente. En nivel inicial y primario directamente, los alumnos no llevan los celulares a la escuela.

Los teléfonos quedan guardados en silencio durante toda la jornada escolar y solo se sacan si el docente necesita que los alumnos trabajen un tema específico del aula virtual. En general, son trabajos de investigación. Los chicos buscan información, terminan la tarea y los celulares vuelven a la caja. Recién cuando toca el último timbre para salir de la escuela, los estudiantes retiran sus teléfonos.

Celulares colegio San Luis Gonzaga

Aunque al principio muchos estudiantes se sorprendieron con la medida y hasta les pareció una “locura” estar sin el teléfono en la mano, con el pasar de los días se fueron acostumbrando y hasta empezaron a prescindir del aparato fuera de la escuela.

Al principio, los docentes también tuvieron dudas respecto a la implementación y a la posible resistencia por parte de los alumnos, sin embargo, los primeros meses de experiencia demostraron lo contrario y evalúan la medida como muy positiva.

Sin celulares mejoró la concentración en las aulas

“Siempre tengo el celular en la mano. Veo la hora, miro cuánto falta para el recreo, reviso si me llegó un mensaje, lo uso si tengo que imprimir algo, es un instrumento de uso regular en mi vida que no es solo para entretenimiento”, explicó Leticia (17) que cursa el último año de la secundaria.

“A mi la medida me impactó pero personalmente a mí me ha ayudado un montón más que nada en el tema del estudio y la concentración. Hacemos exposiciones y prestamos atención. Ahora dejo el celular y no tengo la necesidad de fijarme algo, puedo estudiar minutos y horas sin mirar el celular. Esto me viene re bien ahora que voy a empezar la universidad y necesito separarme del teléfono y ponerme a estudiar”, agregó la adolescente que quiere estudiar Periodismo.

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Los teléfonos quedan guardados en un caja cerca del escritorio del docente.

Los teléfonos quedan guardados en un caja cerca del escritorio del docente.

Por su parte, para Santino (17) fue mucho más fácil acatar la medida de cero pantallas en clases porque no lo utilizaba mucho en su vida diaria. “Hay materias en las que nos devuelven el celular para diferentes actividades, yo hago la tarea y lo dejo”, detalló el joven estudiante.

“Ahora cuando estamos con los chicos charlamos o cosas así. Antes todos estaban como en su mundo en el teléfono y ahora, están más en la realidad, en la ahora. Es un cambio bueno para mi”, agregó.

Mejoraron las notas

La medida de los celulares también impactó en las notas de los alumnos. En general, el rendimiento académico mejoró. “Prestan más atención en clases, están más concentrados y mejora el rendimiento en general. Hay casos puntuales en los que hay que hacer seguimiento, pero en general mejoraron las notas”, comentó la docente y tutora de secundaria, Florencia Herrera.

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En el recreo juegan al fútbol.

En el recreo juegan al fútbol.

Desde el equipo docente también tenían dudas sobre la implementación y la respuesta de los alumnos. “Al principio pensamos, ¿cómo vamos a contenerlos? Y la verdad que ha sido sumamente positiva la experiencia. Los chicos se hablan, se encuentran, resurgió el cara a cara, también se aburren”, agregó.

Además, resaltó que hasta el momento han recibido el acompañamiento de las familias y no hay ni una sola queja o reclamo.

Una decisión planificada

El rector de los tres niveles del colegio San Luis Gonzaga, Julio Navarro, explicó que vienen trabajando desde hace tres años en la estrategia de los celulares. “La medida es el resultado de un proceso de un camino en el cual nos hemos tomado tiempo para pensar, reflexionar, estudiar y escuchar a toda la comunidad educativa porque nos desvela que los chicos aprendan más y mejor las disciplinas y que también aprendan a encontrarse con ellos mismo, con los demás, con el entorno y con Dios”, detalló.

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El rector del colegio San Luis Gonzaga, Julio Navarro.

El rector del colegio San Luis Gonzaga, Julio Navarro.

“Las posibilidades de aprendizaje, concentración, pensamiento profundo, atención sostenida, construcción autónoma de procesos y resultados se ven entorpecidos por las pantallas. A la vez, los teléfonos bien usados potencian algunos procesos. Entonces, resolvimos decirle sí a las pantallas, pero de manera regulada”, agregó.

Las consecuencias de sacar los teléfonos de las aulas

“Llevamos 15 minutos del primer tiempo, este partido recién comienza, y vamos ganando 2 a 0. Falta un buen rato de partido, pero vamos llevando re bien”, describió -en términos futbolísticos- el balance de los dos meses sin teléfonos en las aulas, el director Julio Navarro. Y dio una serie de beneficios:

  • Ayuda a la autorregulación y adaptación de los chicos.
  • Potencia la concentración, la atención y la participación en clases.
  • El teléfono se puede usar cuando se necesita en el aula con autorización del docente
  • Recreos más activos, lúdicos y con diálogo

“Nos encanta que los chicos jueguen, se diviertan, se miren a los ojos, incluso que se peleen, que discutan y si hay algún un conflicto, enseñarles a cómo se resuelve un conflicto”, cerró Navarro.