La moneda está en el aire: ¿Cómo impactará el acuerdo Cornejo-Milei?
La condescendencia de Mendoza con la Nación incomoda y hubo un ejemplo en el Senado. La pelea por los recursos. El futuro político de la "generación frustrada" dentro de Cambia Mendoza.

Alfredo Cornejo está a punto de ejecutar una de las maniobras más azarosas de su carrera política. El Gobernador es un dirigente cauto, conservador para tomar decisiones que hacen a su futuro; al punto de no avanzar si no está seguro de un rédito o, al menos, conocer las consecuencias que tendrá cada decisión. Por eso hasta dudó en ser candidato a gobernador en 2015, cuando tenía todo servido. Sin embargo la aventura política en la que introdujo a su sector y también a la provincia para aliarse y rendirse a los pies de Javier Milei tiene un margen de incertidumbre amplísimo que lo ha llevado a tener que improvisar argumentativa y políticamente tras las decisiones del Presidente. Es todo “ex post”, sin margen para influir.
El resultado es una política zigzagueante y un discurso plagado de silencios incómodos. Mejor callar, antes que tropezar con las propias palabras. El oficialismo local, por ahora bajo la marca “Cambia Mendoza” va camino a firmar un acuerdo por conveniencia y con amplias desigualdades en que también está en juego el vínculo institucional con la Nación y, de arrastre, el futuro político de una generación de dirigentes que, como Didi y Gogo lo hacen con Godot, esperan. El resultado de esa alianza es incierto; la moneda está en el aire.
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El errático desempeño de los senadores oficialistas es una pequeña muestra de la improvisación a la que están sometidos los dirigentes oficialistas para ejecutar sin incomodar a Casa Rosada. Rodolfo Suarez se tomó vacaciones y no estuvo en la sesión, en un hecho que llama la atención sobremanera no solo por la poca relevancia política del exgobernador (que llegó al cargo luego de haber sido electo suplente mientras era primer mandatario provincial) sino por la inoportuna decisión de tomar licencia en una de las pocas sesiones políticamente relevantes. La discrecionalidad con la que se maneja no corresponde con la responsabilidad de ejercer el cargo de representante de la Provincia en el Congreso. Más digno fue el accionar de Mariana Juri, que argumentó su decisión política de ausentarse en sesión, aunque los eufemismos argumentativos usados sean poco reales desde el punto de vista político: faltó para ser complaciente con la estrategia del Gobierno nacional, tal como quería Alfredo Cornejo.
Más incómodo quedará el Gobierno local cuando Javier Milei avance contra la idea de que se coparticipen proporcionalmente algunos impuestos, como el de los combustibles o los ATN que la Nación se guarda. Por ahora Milei recauda como todos los gobiernos anteriores, pero no los reparte como corresponde. Para muchos especialistas hay retenciones ilegales de recursos. Se nota con las últimas decisiones: el desmantelamiento de Vialidad Nacional es una señal de que no habrá recursos distribuidos. Mendoza reacciona con pasividad ante ese escenario.
Hace un año Javier Milei anunciaba el "Pacto de Mayo", que en realidad se firmó en julio. Pero en 2025 esa idea quedó en la nada y a Tucumán no viajó ni él para recordar ese acuerdo. Cornejo ocupa el incómodo lugar de presidente del Consejo de Mayo, también quedó expuesto.
No solo no hay reacción ni accionar de reclamo, sino una política de sustitución de responsabilidades. La Provincia cubre los errores de la Nación con recursos propios; con fondos de la hacienda local. En la vida cotidiana es lo que pasa con los fondos educativos (todos los programas nacionales desaparecieron, incluidos los de formación básica y aportes para salarios y los paga la Provincia). Funciona, mientras haya recursos. En cuanto a las obras, la Provincia usará ahorros propios para pagar lo que la Nación abandona.
Ese camino, según aseguran dirigentes opositores y algunos oficialistas consultados por MDZ, pone en duda el orden de prioridades del Gobernador y si, como corresponde para el cargo, cumple con uno de los deberes fundamentales como funcionario. Es decir, defender los intereses de los mendocinos. Intereses jurisdiccionales y patrimoniales. Un breve recorrido por los cambios que hubo en el discurso oficial sobre el uso de los recursos del fondo de resarcimiento también ilustra las idas y vueltas políticas. Los 1023 millones de dólares iban a usarse para construir Portezuelo del Viento, en un plan que fracasó por los errores en el proyecto (las dimensiones y problemas ambientales del plan), los sobreprecios evidentes del único oferente (que ofertó más que el presupuesto oficial y luego “rebajó” más de 200 millones de dólares) y también la inoportunidad política (ejecutada por Alberto Fernández). Con esa obra caída, se improvisó un plan hídrico que tenía a El Baqueano como estandarte, aún sin que hubiera un plan ejecutivo. Luego, la idea era un plan de obras hídricas y energéticas fundamentales. Con la venia de Milei, se cambió el objeto y el margen de discrecionalidad autorizado se ejecuta sin contrapeso. Por eso se anunció desde un tren, hasta obras en rutas urbanas, pasando por tendidos de transporte eléctrico.
La alianza Milei – Cornejo que será oficializada pronto abre el juego para un nuevo camino político dentro y fuera del partido gobernante. La resiliencia política será extrema para un grupo que está acostumbrado a adecuarse desde el cálido confort del poder.
El confort del poder, la frustración de no ser
“El 2027 es nuestro”, dice ilusionado un dirigente cornejista que hace una década, cuando comenzaba a gestarse el modelo político que luego controlaría el poder en Mendoza, era joven. La frase suena a anhelo, pero arrastra la historia de una generación política dentro del oficialismo que tiene una característica particular: tienen poder, pero lo ejercen de manera subordinada y la obediencia es el lema tácito que los guía. Obediencia a Alfredo Cornejo, el mentor y también su tope; quien le cedió un cómodo bienestar político que adormeció cualquier intento de rebeldía.
La generación “frustrada” de radicales que hoy están en la primera línea de los tres poderes del Estado tienen la misma génesis y características similares. Surgieron de la cantera cornejista, tienen una atadura eterna con su líder.
Tadeo García Zalazar, a cargo de Educación e Infancias, es el ministro más importante del Gobierno y Cornejo lo empoderó dándole más competencias y liberando recursos por sobre la media. El exintendente es el principal ejemplo de la cómoda lealtad a Cornejo, con quien tiene una confianza casi sanguínea: en 2023 fue García Zalazar quien más sufrió la decisión de Cornejo de ser candidato a Gobernador, frenando cualquier intento de crecimiento de la generación frustrada. Pablo Andrés Lombardi (Peti, para todos) es el hombre de confianza de Cornejo en la rosca política y en la Legislatura. Surgido del “grupo Ébano”, comenzó a meter el cornejismo en territorio “enemigo”, es decir Capital. Antes había sido un gran armador político en la Universidad Nacional de Cuyo, donde también ocurrió con esa generación, lograron el objetivo de tener el poder, pero no el control de la casa de estudios. Dalmiro Garay es presidente de la Suprema Corte, tras haber sido ponderado como juez por Cornejo y lidera ese Tribunal, pero con el Gobernador a tiro de teléfono. Los tres son los principales representantes de esa generación que logró la cumbre política, pero con la particular características de rendir cuentas y no rebelarse ante su mentor.
Esa lista es más extensa y la integran, por ejemplo, dirigentes como Pamela Verasay, que pasó por el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación adaptándose a las zigzagueantes posturas del oficialismo local; también Natacha Eisenchlas que lideró la Legislatura en la era Suarez, y hasta Jimena Latorr, que es más joven y comenzó un armado propio, pero siempre con la obediencia a Cornejo como norte. Incluso la nueva generación, donde están dirigentes como Natalio Mema, tienen como característica y habilidad la dinámica discursiva para argumentar decisiones de otros.
Esa generación tiene una cuota de incomodidad más a la ecléctica historia política que llevan en su currículum, pues el propio líder los lleva a acordar con Javier Milei y su gobierno, en un plan político en el que no todos creen. Se les suma, además, un escenario desconocido: crecieron con el éxito político construido por Cornejo y el confort puede haberles atrofiado los músculos de la competencia. No tendrá, claro, mucho trabajo en el gimnasio político, pues tampoco ha surgido una fuerza política competitiva que les haga sombra en todo el territorio.