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Jimena de la Torre: "La Corte Suprema se debe integrar por dos mujeres"

La abogada y consejera de la Magistratura de la Nación, Jimena de la Torre, analizó el presente y futuro de una Justicia que deja mucho que desear de cara al público.

Jimena de la Torre, abogada en el Consejo de la Magistratura.

Jimena de la Torre, abogada en el Consejo de la Magistratura.

Desde la jueza Makintach, pasando por su misma institución, el Concejo de la Magistratura, hasta la Corte Suprema, Jimena de la Torre dialogó con MDZ, analizando el panorama legal del país. Con mucho que reformar, la abogada no deja de ver potenciales soluciones a un sistema que debe revertir su popularidad en la sociedad que luego pretende juzgar.

-Estábamos hablando del caso de la jueza Mackintach en la provincia de Buenos Aires y por lo que sabemos, que vos escribiste, si eso pasaría en la Justicia Federal, no sería posible removerla del cargo.
-Sí, en realidad la ley de la Provincia de Buenos Aires lo que trae son tres figuras distintas. O sea, tres herramientas diferentes que le da a la Justicia y al Jurado de Enjuiciamiento para tomar medidas preventivas en situaciones obviamente complejas, como es la de la jueza Makintach. Ellos tienen, por un lado que el jurado de enjuiciamiento tiene la figura de la suspensión, que es una figura preventiva, pero en la suspensión vos no tenés goce de sueldo. Y mientras tramitan el juicio político estás apartado de tu cargo. Pero también tienen algo que es anterior a la suspensión, que es la la el apartamiento preventivo. En el apartamiento preventivo, el juez investigado, en todo caso, tiene posibilidades de cobrar su sueldo, pero se lo aparta preventivamente mientras se instruye toda la investigación ,y hasta el momento en que se inicia el juicio político. Y lo que sucedió con Makintach es la tercera figura, que en realidad es resorte de la Suprema Corte de la Provincia, que es lo que se llama licencia forzosa. La licencia forzosa la concede el órgano de superintendencia, en este caso la la Suprema Corte de la Provincia, que tiene la posibilidad de entonces forzar a una licencia apartándola del cargo.

En Nación, cuando uno va a mirar, mucha gente nos pregunta ¿por qué, si tienen jueces que están investigando y que de hecho tienen muy avanzadas investigaciones penales, en algunos casos están procesados, tienen procesamientos firmes, en otros casos tienen dictada incluso prisiones preventivas? La figura de la prisión preventiva recordemos que lo que busca es apartar a la persona investigada en prisión porque, o hay peligro de fuga o hay peligro de que esta persona entorpezca la investigación que se está llevando a cabo.

En el caso de un juez con una una prisión preventiva dictada, difícilmente el origen sea el peligro de fuga. Sobre todo en un juez federal, con el poder que tienen, lo que vos tenés ahí es que hay un riesgo de entorpecer la investigación. Ahora, tenemos casos en donde hay jueces con prisión preventiva ya firme, incluso confirmada en segunda instancia y sin embargo siguen sentados en su juzgado firmando. Con lo cual, esta figura lo que busca es tratar de apartar a aquel que puede entorpecer una investigación.

Entonces esta idea del apartamiento preventivo, que es una herramienta que en el Consejo de la Magistratura no tenemos, cobra relevancia. Hoy solo podemos suspender cuando ya abrís el juicio político, cuando le das inicio al juicio político. Pero en el mientras tanto, vos tenés que generar todos los elementos probatorios que luego vas a llevar al juicio político para que ese juicio sea robusto y llegue a buen puerto. Si no, seguramente vas a fracasar. Y en el período en que estás investigando no podés apartar preventivamente a un juez.

-Jimena, todo esto tiene mucho que ver con la ética judicial y por lo que sé, vos estás impulsando un Código de Ética Judicial. Quería saber cómo va avanzando eso.
-Sí, te termino. En realidad, para cerrar la idea: ¿Qué necesitamos a nivel nacional? Una ley del Congreso de la Nación que reforme la ley del Consejo de la Magistratura, para incorporar la figura del apartamiento preventivo, que es lo que nos va a permitir entonces darle una respuesta más rápida a la sociedad.

Yendo ahora al Código de Ética, vemos una jueza, comparando con la jueza Mackintach, que ya de por sí venía mostrando comportamientos que no son propios al decoro que debe mantener un juez. Es lo que exigen los estándares internacionales. Esto no es ser purista o antiguo. Lo cierto es que vos, en lo que es en las normas de Bangalore, el Código de Ética del Juez Iberoamericano, los estándares que te fija, por ejemplo, todo lo que es el ecosistema de protección de los Derechos Humanos a nivel de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana, todos hablan de que el juez no solamente debe ser imparcial, debe actuar con decoro, debe mostrarse independiente, sino que también debe parecerlo. ¿Y esto qué significa? Debe comportarse en la esfera pública como privada, de manera tal que la ciudadanía confíe en que esos jueces realmente se van a comportar con la independencia y la imparcialidad que necesitamos para confiar en el Poder Judicial, que que está tan vapuleado.

Hoy en la opinión pública, el Poder Judicial es uno de los organismos de menor prestigio. Y eso es lo que buscamos revertir con códigos de ética robustos, modernos, que introduzcan normas de comportamiento respecto de uso de redes sociales, nuevas tecnologías, qué hacemos con la inteligencia artificial...Bueno, todo eso es parte de este Código de Ética que venimos trabajando hace ya más de cuatro meses con toda la abogacía unida, porque tenemos a la FACA, que es la Federación Argentina de Colegios de Abogados, que nuclea a todos los colegios del país, también el Colegio de la Ciudad de Buenos Aires y el Colegio Público de Capital Federal. Entre los cuatro, digamos la vocalía mía con estas tres instituciones, trabajamos en este Código de Ética, que el martes lo presentamos formalmente ante el Consejo de la Magistratura para que sea el disparador que nos permita finalmente aprobar un código de ética de cumplimiento obligatorio para toda la justicia federal.

-Hablábamos del Consejo de Magistratura. Hace poco estaba escuchando una entrevista a Juan Manuel Olmos, político peronista tradicional de la Ciudad de Buenos Aires, y él hace una fuerte crítica al Consejo de la Magistratura. Decía que es una incorporación de la reforma del ´94 que no funciona. Le echaba la culpa que al Consejo por no tener muchos de los jueces que se necesitan designados. ¿Qué podes responder a eso? ¿Cómo funciona hoy en día el Consejo?
-Mirá, lo primero que tengo para decirte es que la figura del Consejo de la Magistratura vino a incorporarse en la reforma de la Constitución del ´94 gracias a la pérdida de confianza y los escándalos que se habían generado en esos jueces que antes se ponían, de alguna manera, a dedo. Recordemos a la gente que nos escucha que, previo a esa reforma del ´94, los jueces eran elegidos como se eligen hoy los jueces de corte. El presidente decidía qué candidatos presentaba. Lo hacía sin ningún tipo de necesidad de fundamentar absolutamente nada. Había un margen de discrecionalidad enorme para elegir al candidato. Lo único que necesitaba después era la aprobación del Senado. El Consejo de la Magistratura genera una instancia previa, en donde lo que hay que robustecer y ahí sí te digo, hay mucho trabajo todavía por hacer, es el proceso de selección que tenemos dentro del Consejo de la Magistratura, para que realmente garanticemos que estamos eligiendo a los más idóneos, a los mejores. El Consejo le quita discrecionalidad al Ejecutivo, le eleva una terna, o sea, eleva tres posibilidades para ese Ejecutivo, y el Ejecutivo, entonces, tiene la posibilidad de elegir entre esos tres. En principio deberían ser los tres mejores.

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-Perdón, pero si vos me decís "no se está eligiendo la gente más idónea, hay que robustecer eso", ¿cómo se hace? ¿poniendo gente más idónea en el Consejo o qué hay que cambiar?
-Mejorar los procesos. Mirá, acá tenemos un poco la obsesión, de la vocalía mía, ha sido siempre la transparencia en en todo sentido. La rendición de cuentas...la Justicia no puede estar ajena a esa transparencia que buscamos en todo lo que es gestión pública. Y hoy tenés un concurso, un proceso de selección que básicamente cuenta con un examen, un momento donde se evalúan los antecedentes, o sea toda la trayectoria, todos los antecedentes académicos, experiencia laboral, etcétera. Eso va sumando un puntaje y va a una entrevista.

Ahora, en en ese proceso, hay muchas instancias que todavía tienen que seguir ajustándose e inclusive incorporando nuevas tecnologías para darle mayor transparencia a la manera en que se toman los exámenes: mejorar la calidad de lo que se pregunta, de los casos que se arman, mejorar los estándares de corrección de esos exámenes, publicar esos exámenes para que la sociedad pueda ver qué respondió el postulante, quién le corrigió el examen, qué nota se sacó...para que los ciudadanos podamos ver y también formarnos una opinión respecto a la manera en que se corrigió a ese postulante. Eso hoy no ni siquiera se publica.

Ese es el oscurantismo que nos obsesionamos por mejorar. Luego, en los antecedentes, tenés una norma que te dice cuántos puntajes hay que asignarle a cada una de las doctorados, maestrías, libros publicados, años de experiencia. Pero siempre hay situaciones en donde, por alguna razón, unos puntúan de una manera, otros puntúan de otra. Y la realidad es que debería haber un criterio objetivo. Ahí es donde yo digo, incorporemos nuevas tecnologías, donde directamente la persona pueda subir toda la información y todos sus antecedentes electrónicamente, y que sea la propia tecnología la que te arroje un puntaje. Si al final del camino es prácticamente un Excel lo que tenés que hacer, o sea un poquito más refinado. Pero no es mucho más que eso. Luego, podrás darle una cierto margen al consejero para apartarse, pero en todo caso, si se aparta, que por lo menos argumente por qué se está apartando. Y al examen también lo tenés que mejorar. Porque lo que nos está pasando es que además, cada vez que presencias un examen, cuando se abren los casos, están mal planteados, o están repetidos. Porque en principio tienen que ser cuatro casos y, entonces, en vez de haber cuatro casos, hay tres, porque hay dos que están en el mismo sobre....pasan muchas cosas. Lo que sabemos también ,porque ya ha sucedido, es que a veces esos exámenes se le adelantan a algunos postulantes y a otros no. Eso es algo que, en la medida que vos tengas el factor humano...¿cómo hacés para que eso este sea más transparente? Bueno, armemos un banco de exámenes con un número lo suficientemente amplio para que podamos publicarlo y que, si algún postulante se estudia todos los casos, bienvenido sea este. Pero si yo tengo 2000 casos publicados, y bueno, hay que estudiarse 2000 casos. Después, de esos 2000 sortiémoslo con un mecanismo de sorteo encriptado. Y todo esto hacer inteligencia artificial.

-Y darle más confianza a la Justicia en sí, que antes vos me decías que ante la sociedad deja mucho que desear. Y por eso mismo te quería preguntar. Yendo al máximo organismo que tiene la Justicia, que es la Corte Suprema, se está planteando también adaptarla a estos tiempos y reformarla. No sé si vos estás a favor o en contra.
-Lo que pasa es que vos hablás de adaptarla a estos tiempos y yo ahí, así como soy muy moderna y muy abierta a las nuevas tecnologías, también tengo cierto apego a las tradiciones. Porque creo que la estabilidad jurídica es fundamental. Y digo estabilidad y no seguridad jurídica. La Corte de cinco miembros que tenemos hoy, es una Corte que primero, ha sido la primer Corte que tuvimos en la Argentina, porque si bien en la primera Constitución Nacional se fijaba una corte de nueve miembros, estaba en el texto constitucional, lo cierto es que esa Corte no se llegó nunca a constituir. Luego tuvimos la reforma constitucional constitucional de 1860 y ahí se elimina el número de integrantes de la Corte, pero la primer corte que tuvimos, que fue por supuesto creada por ley, fue de cinco miembros y esa Corte duró casi 100 años, hasta 1958. En 1958 se la eleva a siete miembros, pero dura solo seis años y vuelve otra vez la Corte de cinco miembros, hasta 1990. Y en 1990, con Menem, se eleva a nueve miembros. Pero también de vuelta, en 2006, con Cristina Fernández de Kirchner, se vuelve al número original de cinco.

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Con lo cual estamos hablando, que si sumas los distintos períodos, hace por lo menos más de 130 años que tenemos una Corte de cinco y ha demostrado que funciona esa Corte de cinco. Ahora, si el problema es que no logras los consensos para designar a dos miembros de la Corte porque tenés dos vacantes, entonces estamos hablando que es un problema coyuntural de que no estás pudiendo lograr los consensos necesarios.

Yo te pregunto, si yo quiero poner a mi candidato y vos querés poner al tuyo, tu candidato te responde a vos y mi candidato me responde a mí, pero resulta que ni siquiera entre los dos juntamos los 2/3, sino que también necesitamos un poco más...

-Es muy difícil
-Y bueno, pongamos a un tercer candidato que no te respondan ni a vos ni a mí, pero que sepamos que va a cumplir con la Constitución y con las leyes. Ese candidato seguramente logre el consenso que te pide la Constitución Nacional, porque por algo la Constitución pide 2/3, para que nadie pueda imponer un número y se logren esos candidatos que no responden a nadie. Y eso es lo que tenemos que buscar. Si yo voy a buscar aumentar la cantidad de miembros de la Corte para repartirte dos caramelos a vos, un caramelo al otro, yo me quedo con otros dos caramelos...no estamos logrando consensos, estamos sumando voluntades individuales, pero poniendo cada uno a su propio candidato, al que me va a responder a mí. Imagínate como puede funcionar esa corte. Con lo cual yo, en esta, me quedo con la tradición.

-Hablando de designaciones, generó mucha polémica en su momento la de García Mancilla y Ariel Lijo. ¿Cómo ves ahí vos la cuestión de la legalidad, o no, de esa designación que se discutió mucho?
-Lo primero que tengo para decirte es que la Corte se debe integrar por dos mujeres. Pero no por cupo, porque yo no soy muy amiga de los cupos. Ahora, nadie me puede decir que no hay dos mujeres abogadas, funcionarias judiciales, que no hay dos mujeres en el país que puedan ocupar ese cargo. Y mientras tanto, es fundamental la representatividad de la sociedad en una Corte Suprema. Vos fijate que la Corte Suprema de Estados Unidos que, dicho sea de paso tiene nueve miembros, pero en realidad lo importante es que tiene nueve miembros hace más de 100 años también, tiene una representatividad muy grande. Porque no solamente está integrado por hombres y mujeres, sino que además tiene representatividad en las minorías. Tiene un ministro latino, un ministro afro, digo, va buscando esa representatividad de la sociedad en la integración de la Corte Suprema. Así que, lo primero, dos mujeres a la Corte, en esa corte de cinco. Y luego, lo mismo. O sea, si vos no lograste los consensos porque querías a dos candidatos, no logras los 2/3, te pasaste todo un periodo legislativo tratando de conseguir esos 2/3, después llamaste a extraordinarias...en el período de extraordinarias tampoco logras los 2/3 y en la brecha que tenés de una semana, hasta que nuevamente se reabre el Congreso, decidís designar por decreto... En realidad, la Constitución es cierto que establece esta herramienta, pero no estaba pensada para burlar los 2/3. Está pensada para que en una situación de emergencia vos puedas cubrir las vacancias y luego sigas buscando los consensos, que es un poco lo que sucedió en el gobierno de Mauricio Macri, que al final ni siquiera asumieron por decreto. Pero sí, el Congreso estaba cerrado en ese momento. Acá, aprovecharon la ventana de un Congreso cerrado de una semana para designarlos. La prueba es que se cayeron las designaciones.

-Jimena, siguiendo el hilo, para terminar, ¿hace falta una reforma constitucional o no?
-No creo que estén dadas las condiciones. El clima argentino está muy polarizado. Yo creo que en un momento de tanta beligerancia, sueño con una Argentina mucho más pacífica. Somos un pueblo pacífico. No hemos tenido prácticamente guerras, han sido, tenemos una muy reciente, la de Malvinas, pero digo, somos un pueblo pacífico. Y este nivel de de agresividad, de cancelación permanente al que piensa distinto, creo que no genera las condiciones para pensar siquiera en una reforma constitucional. Creo que sería muy peligroso.

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De la Torre entrevista completa

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