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El poder en juego, la sátira del Pato Juan y la otra elección clave que tendrá Mendoza

Las verdaderas razones del acuerdo entre La Libertad Avanza y la UCR. Cómo opera Alfredo Cornejo para sostener el poder. La elección clave que habrá en noviembre y depende de lo que pase en octubre.

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Un dirigente político requiere de algunos elementos fundamentales para poder crecer; en dosis adecuadas, claro. Ambición; ese motorcito indispensable para impulsar objetivos individuales y colectivos hacia adelante; y amor propio, es decir la idea de “creer que es uno” quien puede o está mejor capacitado para liderar ese recorrido. Alfredo Cornejo tiene ambas características y debería ser un cientista político quien evalúe la concentración en sangre que tiene de ambos genes.

Él no está decidido a declinar su poder y, con una alta autoestima, no admite comparaciones vernáculas, mientras se pone a la altura de Churchill y otros dirigentes relevantes de la historia política de la humanidad, o se autoreferencia como estadista. Más aún, acaba de sellar un acuerdo político relevante de manera individual, llevando consigo a su partido, a su frente y al Gobierno de Mendoza. Todo, en el ejercicio de una década de poder: Cornejo ganó las primeras elecciones el 21 de junio de 2015, iniciando una década que quedará en la historia, aunque, nuevamente, serán los científicos quienes evaluarán el resultado de ese proceso.

El pragmatismo y la sátira del Pato Juan

Cornejo es amante del fútbol, pero hasta en esa disciplina es pragmático. Por eso, como se ha repetido, pudo cambiar de pasión, contradiciendo a Pablo Sandoval. Siguiendo la línea futbolera, el Gobernador de Mendoza es un “tiempista” de la política que suele adelantarse a las jugadas para, luego, actuar de manera pragmática.

Con el tiempo también cambió de posición en el campo de juego. De ser un de “5” pensante, ahora ocupa un rol defensivo. Ayudando a agrandar su amor propio, es una especie de Matheus de la política, que pasó del mediocampo a la saga central; a defender para tratar de ganar los partidos. Es lo que ocurrió con su desguazado frente Cambia Mendoza, que ahora es aliado defensivo de La Libertad Avanza. En la larga lista de acuerdos políticos que ha construido, el ejecutado con LLA es el más impredecible, por la característica de los liderazgos libertarios, la poca permeabilidad y también la fragilidad estructural de ese acuerdo. Lo más incómodo es la dificultad para sostener un aliado que puede jugar en contra de los intereses particulares de Cornejo como gobernador de la provincia.

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El "Caso del pato Juan" es una sátira de la política mendocina. Genera "movilización" en tiempos de descreimiento problemas de representatividad. 

El "Caso del pato Juan" es una sátira de la política mendocina. Genera "movilización" en tiempos de descreimiento problemas de representatividad.

En Casa de Gobierno relativizan el impacto futuro y aseguran que es un mero acuerdo electoral. Esa idea de “pasar octubre” y el temor a que el año que viene sea más duro que el complejo 2025 sirve de consuelo para alivianar algunas cargas éticas negativas que tiene haberse aliado con quien suele hacer del insulto a los gobernadores y a los políticos clásicos, como Cornejo, un modo de vida.

Gran favor le hicieron a Cornejo la pasividad de los propios y la impericia creativa de los opositores para construir una alternativa. En una década, no hay ninguna fuerza política que haya logrado tener un proyecto diferente de poder o de provincia que tenga alguna relevancia para hacer sombra. La estructura opositora tiene, incluso, las huellas explícitas o implícitas del paso de Cornejo. El Partido Verde acogió a los cornejistas de Libres del Sur, que aún tienen la silla del Ejecutivo caliente, y todos recuerdan la denuncia de De Marchi contra Mario Vadillo por su supuesto acuerdo con el oficialismo para no sumarse a la Unión Mendocina. Daniel Orozco se une a José Luis Ramón, justo cuando desde la justicia se había levantado temporalmente el pie del acelerador (en la justicia ningún los temas relacionados a la política tienen un doble conforme informal) para que el exintendente respire políticamente y tenga una opción dispersa. Y hasta la torpeza de los opositores más duros es funcional: el bloque Provincias Argentinas demandará el “aval” de la Junta Electoral (que es controlada por el cornejismo) para sumar al Pro de Omar De Marchi y evitar así la orfandad política de quien fuera el principal opositor de Cornejo.

La de octubre será una elección de sensaciones, más que de liderazgos: en las boletas será más importante lo que llevan implícito, que los candidatos. Milei, Cornejo, Petri; que no son candidatos, superan ampliamente a los nombres propios de las boletas (más allá de la curiosidad de la agrupación “hermanas” que lleva Cambia Mendoza). Allí, además, comenzará a configurarse el poder futuro: entre otras cosas, los legisladores que resulten electos convivirán con el sucesor de Cornejo y el Gobernador quiere mantener el control, aún fuera del sillón de San Martín. Costumbres, son costumbres.

El primer obstáculo que deberán superar los dirigentes políticos será el desinterés; lograr algún entusiasmo y, luego, motivar el voto.

La sátira del Pato Juan es la mejor representación de la realidad política mendocina: la absurda pelea por la presencia de un ave de corral en pleno centro mendocino generó revuelo, acciones y movilización política. Carteles, firmas, reclamos, horas de TV y posteos en redes sociales, ese nuevo ring donde se define la política. El “sintiente” pero no pensante Pato Juan es la envidia de los dirigentes que ambicionan pero no logran representar ni ser representativos de causas reales y dramas con los que conviven los mendocinos. La “causa del pato juan” es la burla llana de los problemas de representación que vive la política.

La otra elección

Jose Valerio Juez Suprema Corte Justicia (1)

Hay otra elección relevante que ocurrirá inmediatamente después, a fines de noviembre de este año, y que tiene una trascendencia institucional más importante que la de la propia Legislatura. Se trata de la votación interna para decidir quién será el presidente o la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, decisión que será, nuevamente, el clímax de una crisis interna profunda.

El desequilibrio de poder a favor del oficialismo está en riesgo por la explícita pelea entre Dalmiro Garay y José Valerio, ambos jueces que llegaron apadrinados por Alfredo Cornejo pero tienen un presente distinto. El penalista, que surgió de la UCR, fue legislador pero hizo una larga carrera en el Poder Judicial, tiene un enfrentamiento abierto con Garay, a quien acusa de ser un mero apéndice de Cornejo. En el edificio de tribunales las energías políticas se traducen en fallos y, sobre todo, en aceleración o pausa de las causas. Por eso los expedientes que incomodan al gobierno o algún poder, juntan polvo y horas de pausa en los sistemas electrónicos, mientras que otros pueden tomar la vía rápida.

La presidencia de la Corte tomó un poder mayor con el nuevo sistema y el “cuarto voto” más aún: las causas más relevantes desde lo político se definen en plenario (votan los 7 jueces) y el peso de tener la mayoría es enorme. Quien maneje la Corte controla el al Jury de enjuiciamiento, el Consejo de la Magistratura y la Junta Electoral. Más aún si hay coincidencia de posturas políticas con otros organismos que cruzan a esas instituciones, como la corporación de los jueces, la Legislatura y el Colegio de Abogados.

Alcanza con ver cómo funciona el sistema de presión mediática, política e institucional para movilizar a los jueces. En lo operativo, para que “trabajen más” o cambien su impronta, y en estratégico. Las amenazas políticas hacia el juez Sebastián Sarmiento se concretaron tras haber pasado el camino de arena: acusaciones del Poder Ejecutivo, orquesta de tuits de dirigentes oficialistas y un expediente expedito en el Jury, que termina trasluciendo también la interna de la Suprema Corte y hasta en la política partidaria. Sin entrar en el detalle de las causas del Jury, Sarmiento no parece correr la misma suerte de otros jueces con tropiezos más evidentes dentro del sistema que han recibido el beneficio del traslado y otros mecanismos de cuidado para evitar sanciones. La amenaza de Jury suele coincidir también con los años relevantes en la política judicial, como la elección del Presidente.

Los jueces son, en el plano de los agentes públicos, los más privilegiados en cuanto a sus condiciones. Salario atado al mejor estándar nacional, días y horarios con un libre albedrio envidiable y baja exposición pública. Pero tienen fragilidades institucionales y en Mendoza un plus: el temor. El Gobierno liderado por Cornejo entendió esa lógica. Desde 2015 los jueces dejaron de tener inconvenientes salariales como los atrasos en la actualización de sueldos y otros detalles que hacen al confort de sus privilegios. A cambio pidió rigor para ejecutar las reformas que impulsó y ahora, en su segundo mandato, asegura que hay flojera. Por eso retomó un camino que, además, rinde políticamente: cuestionar a los jueces es un activo político, pues para la ciudadanía la justicia tiene más desprestigio que el Gobierno y los jueces no responden como colectivo.

En los cuestionamientos hay varios matices complejos. El sistema de sentencia rápida motivado por el oficialismo a través de juicios abreviados en los que suelen quedar cabos sueltos aún con sentencias condenatorias terminó jugando en contra de los propios intereses discursivos de la política criminal oficial. Muchos acuerdos, muchas sentencias y también penas más “leves” de las esperadas que terminan con delincuentes “sueltos” (también hay denuncias de condenados que podrían haber sido absueltos en otros procesos). El sistema de salidas transitorias, beneficios y control de los liberados es un arma de doble filo para el Gobierno, pues aunque el Poder Judicial dispone, el Ministerio de Seguridad es parte también del sistema como gestor de las cárceles y el seguimiento. Mucho más cuestionado que Sarmiento podría esta la jueza que liberó al brutal femicida de Las Heras, que estaba aún bajo custodia estatal.

La elección del Presidente de la Corte estará teñida de política. La “nueva mayoría” que podrían formar Mario Adaro, Omar Palermo, Julio Gómez y José Valerio podrían hacer pesar sus votos. Claro, hay allí también flancos permeables a las presiones y propuestas del oficialismo judicial y político, tal como ya se vio en la elección de hace dos años y en otras decisiones de Tribunales.

En la mente estratégica del oficialismo hay quienes piensan en un plan B, al menos en la “denominación” del representante del oficialismo, tras el desgaste de los últimos 4 años.

Al elemento disuasivo que ejecuta el oficialismo con todo su poder comunicacional en redes e institucional, se le sumará la “energía” que emanen las elecciones de octubre. Con una oposición dispersa, desde la Corte podría surgir “el freno” al propio Ejecutivo en caso de cambiar de aire. Claro, no será lo mismo si el frente La Libertad Avanza-Cambia Mendoza revalida poder de manera muy potente.

Allí radica una de las claves de la decisión estratégica de Cornejo para acordar con Milei: revalidar de manera contundente en las urnas la potencia electoral, política e institucional que le permita sostener el poder y su capilaridad en todos lados, incluso más allá de su propia supervivencia como salieris de San Martín.