Durísima crítica de un exasesor de Javier Milei: "Un presidente desquiciado"
Carlos Rodríguez, exasesor del Gobierno nacional, publicó un extenso texto con fuertes críticas a Javier Milei.
Javier Milei recibió fuertes críticas
Noticias ArgentinasCarlos Rodríguez, exasesor de Javier Milei, realizó una fuerte crítica al Gobierno nacional y al propio presidente: “Era una persona centrada y racional”, disparó en el inicio de su extenso posteo en X denominado “Interpretando al ‘fenómeno Milei’”. El economista y fundador de la Universidad del CEMA comenzó describiendo su relación con Milei cuando aceptó el cargo de jefe de asesores económicos “sin firma y sin haberes”.
“En un principio me confundió”, dijo sobre el presidente: “Era una persona centrada y racional. No salía con modelos matemáticos ridículos y axiomas incomprensibles y fuera de contexto. Era educado y no gritaba ni hacía gestos raros”.
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Después confesó que “Milei me estaba usando” con un plan que era incompatible con sus ideas y aseguró que pasó a ser “una persona muy desequilibrada”, por lo que renunció.
“Después de asumir, el desequilibrio mental se hizo mucho más evidente. Insultos, gestos faciales rarísimos, despidos arbitrarios, peleas innecesarias, idas y vueltas, ejército de trolls, ideas de supremacía intelectual de los liberales, perros en el cielo, etc”, disparó. Durísimo.
Finalmente, concluyó: “Un presidente desquiciado, apoyado legislativamente por un grupo formado mayormente por fanáticos incompetentes y oportunistas no augura una mejora y más sostenibilidad en la segunda parte de este gobierno”.
Carlos Rodríguez fue una figura clave en la campaña presidencial de Milei, pero su relación con el oficialismo se enfrió tras el inicio del gobierno. Desde entonces, se ha convertido en uno de los economistas más críticos del equipo económico, señalando reiteradamente inconsistencias en la política fiscal y monetaria.
El texto completo de Carlos Rodríguez criticando a Javier Milei
Interpretando al “Fenómeno Milei”
Milei, en un principio, me confundió. Conmigo era una persona centrada y racional. No salía con modelos matemáticos ridículos y axiomas incomprensibles y fuera de contexto. Era educado y no gritaba nunca ni hacía gestos raros.
Acepté el (futuro) cargo de jefe de asesores económicos. Sería sin firma y sin haberes.
Cuando simultáneamente desde su equipo de prensa me pidieron que no saliera en los medios y nunca me consultó o pidió que forme equipos, me empecé a dar cuenta que algo raro había. Las noches que lo vi en el Luna Park y el Movistar Arena diciendo que era el León, gruñendo y contorsionándose, se confirmaron mis sospechas: Milei me estaba usando, tenía otro plan incompatible con mis ideas, no precisaba mi colaboración, solo mi nombre, y lo más importante, era una persona muy desequilibrada. Renuncié.
Después de asumir, el desequilibrio mental se hizo mucho más evidente. Insultos, gestos faciales rarísimos, despidos arbitrarios, peleas innecesarias, idas y vueltas, ejército de trolls, ideas de supremacía intelectual de los liberales, perros en el cielo, etc.
Lo mismo que percibo yo es percibido por mucha gente importante que decide inversiones. No creen posible que una personalidad con esas características pueda liderar un cambio sostenible en la sociedad argentina.
Eso debilita la percepción de sostenibilidad del gobierno. Sin ese crucial elemento es difícil que se logre un ritmo importante de inversiones como requiere el cambio en argentina.
Yo diría que los inversores locales y extranjeros están en una posición de pausa a la espera de poder entender un poco más lo que está pasando.
Esta tarea es difícil ya que implica entender qué quiere realmente el “triángulo de hierro" y que posibilidades tiene de lograrlo.
Hay muchos miles de millones de dólares de empresas extranjeras retenidos sin esperanza alguna... salvo pesos o Bonos.
El país se ha convertido en uno de los más caros del mundo debido al atraso cambiario sostenido por carry trade, deuda, cepo e intervenciones varias de las autoridades monetarias.
La economía se está abriendo rápidamente, algo que gusta a los consumidores y a la vez ataca la inflación, igual que el atraso cambiario. Pero sin reformas profundas en el plano fiscal y laboral, apertura y atraso cambiario son un cocktail explosivo, que ya hemos experimentado en el pasado cercano.
Se está haciendo mucho en materia de desregulación. Ojalá esos cambios duren. En los 90’s se hizo mucho en materia de desregulación y casi todo se revirtió en los siguientes gobiernos populistas.
También se acabaron los cortes y piquetes (queda la batalla de los miércoles) y se mejoró sustancialmente el reparto de los fondos de asistencia social.
A pesar de la interminable sucesión de despidos y renuncias en altos cargos, ha quedado un grupo muy reducido de funcionarios comprometidos con el cambio, que ejercen sus tareas tal como se esperaría.
El ajuste fiscal tiene muchas luces y sombras. Quizá lo mejor será resumirlo en la reciente medida: se pospone la reducción de subsidios a gas y electricidad hasta el próximo octubre, ¡cuando ocurran las elecciones!
El equipo de gente que Milei logró colocar en el Congreso carece en gran parte de consistencia ideológica y de capacidad técnica para ejecutar los cambios que son necesarios. Hay mucho de fanatismo y oportunismo. Los escándalos que generan están a la orden del día.
Me preocupa la capacidad de los nuevos candidatos que Milei logre proponer para las próximas elecciones. Poca gente capaz va a arriesgar su reputación incorporándose a un movimiento dirigido por una persona inestable.
Me dirán que los legisladores de la oposición sólo saben levantar la mano.
Quizá sea cierto, pero de un partido que pretende cambiar la argentina, uno debería esperar mucho más que los que la gobernaron antes.
Un presidente desquiciado, apoyado legislativamente por un grupo formado mayormente por fanáticos incompetentes y oportunistas no augura una mejora y más sostenibilidad en la segunda parte de este gobierno.
LLA debe recrearse antes que se convierta en uno de esos partidos que ofrecen “mas de lo mismo”. Aun estamos a tiempo. La sociedad demanda cambios…la puerta está abierta.