Guerra declarada: Javier Milei rompe con Victoria Villarruel y empieza la cacería de "traidores"
Guillermo Montenegro y el distanciamiento. La furia amarilla y los traidores cazados. Javier Milei empieza a gobernar sin vice y el kirchnerismo y Patricia Bullrich festejan por igual.
Guillermo Montenegro se distanció de la vicepresidente, la relación no es la que era ni va a volver a serlo. Victoria Villarruel pasa su tiempo en el Senado, donde las internas la tienen absolutamente al borde de la furia, y la traición es la única moneda de cambio que encuentra hace dos meses. Los “amarillos” festejaron en Casa Rosada, Javier Milei lo supo ese mismo día, y Agustin Giustinian, lejos de la posible lealtad por haber compartido la primaria con Montenegro, siguió trabajando codo a codo con Humberto Schiavoni, misionero y hombre fuerte del PRO.
Es la síntesis del final de la relación política de Victoria Villarruel y Javier Milei, que empezó a enrarecerse después del debate en el que las miradas se posaron sobre la mujer que investigó y denunció asesinatos de la guerrilla, publicó un libro sobre el tema, y quedó en el ojo de la tormenta por visitar a Jorge Rafael Videla en prisión. Su amiga personal, María Izzo, le había adelantado una docena de pálidas a la vice, que sabe que Javier Milei trabaja sin descanso para despojarla de poder y financiamiento y que quede reducida a la conducción de las sesiones.
Agustín Giustinian condujo la reunión de labor parlamentaria que se trabajó levantar el DNU y que finalmente habilitó su caida. Su relación estrecha con el portal LPO se hizo hostil en el mundo del Senado, donde cada decisión conversada en privado y con pedido de sigilo absoluto se empezó a publicar a la velocidad del sonido en el portal que Victoria Villarruel considera hostil y poco veraz con la información. Esperó Montenegro una lealtad que nunca llegó.
Guillermo Montenegro iba a ser secretario parlamentario, pero prefirió ser diputado. Los roces con Victoria Villarruel se hicieron más frecuentes y las condiciones para volver a trabajar en la oficina contigua de la vice eran innegociables. Lo discutieron en su oficina y ella plantó una serie de medidas que tenían que adoptarse para su regreso, lo que Montenegro rechazó de plano y dio por terminado el diálogo. Fue un día negro, pero no el primero.
Victoria Villarruel empezó entonces una caza de brujas en el Senado para con toda las personas que habían trabajado con Guillermo Montenegro. Incluso hay quienes aseguran que Miguel Ángel Pichetto estuvo reunido con la vice el lunes por la tarde. Sería el final anticipado y el urgente motivo para que más de un macrista dé explicaciones. Ahí entonces oficialistas y UCR hicieron pedido de sesión sin tema de DNU y ella llamó a sesión especial sumando el DNU que en realidad se lo había pedido en otro caso el bloque kirchnerista. La bronca amarilla era total y le dijeron que no podía incumplir el reglamento; y el kirchnerismo festejaba. Le recordaron que no era parte del cuerpo, no es senadora.
Los que principalmente operaron todo el caos, siempre según distintas fuentes del Senado, fueron las espadas de primera y segunda línea del PRO. Todo indica que el nivel de hostilidad entre el presidente y la vice era insostenible. Tal es así, que Victoria Villarruel no terminó de desplazar directores que vienen de la gestión de Cristina Kirchner. “Está perdida y sin brújula, lo único que piensa es en retener el poder en los senadores del bloque, a los que los trata cada día un poco peor”. Es la definición de un hombre del sur que todo lo escucha hace años en la Cámara Alta.
Las dudas ahora pesan sobre el rumbo del Gabinete para con ministros que tienen buena relación con la vicepresidenta, los que buscaron equilibrio y que ahora verán entonces la peor faceta de Javier Milei, enemistado con su propia compañera de fórmula. Hay quienes consideran no menor el rol de Mariano Cúneo Libarona como promotor de la ruptura a sabiendas que la vice es detractora de su elección como titular de Justicia. Javier Milei empieza ahora a transitar un viejo y conocido camino, que Cristina Kirchner conoce como nadie: gobernar con un vice opositor.
MDZ comprobó una reunión secreta de absoluta tensión entre el diputado y la vicepresidente. La información fue chequeada con dos fuentes, pero la oficina de prensa de la vicepresidente rechazó de plano que esa situación se haya dado. El distanciamiento entre ambos fue reconocida por su equipo de prensa, pero no el encuentro.