Cómo fueron las últimas 72 horas de Jorge Lanata antes de su muerte
El periodista murió en la tarde del lunes en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires, tras dos críticas semanas de internación. Sus momentos finales.
Tras seis meses de internaciones, el mítico periodista argentino, Jorge Lanata, murió la tarde de este lunes que se tiñó de negro. Luego de varios meses de alerta por su salud, sus últimas horas fueron críticas y apagaron las esperanzas de una recuperación.
En las últimas dos semanas su familia y sus amigos más íntimos lo acompañaron en el Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires, a la espera de una nueva recuperación, pero el panorama empeoró notablemente en este fin de año.
Lo que se pudo reconstruir sobre sus últimos días, gracias a las declaraciones de su esposa, Elba Marcovecchio, y demás allegados a Jorge Lanata, fue que pasó las horas finales alejado del mundo, pero cerca de sus personas queridas.

Se supo que durante la noche del 24 de diciembre, el conductor de Periodismo Para Todos permaneció sedado en su habitación de terapia intensiva del Hospital Italiano junto a su amigo y colega Gabriel Levinas, quien decidió acompañarlo para que su familia pudiera celebrar en su casa porteña.
También estuvieron presentes durante este proceso sus hijas, Lola y Bárbara, quien explicó que su padre alternaba entre momentos de lucidez y otros en los que no estaba completamente orientado en tiempo y espacio, aunque podía comunicarse.
En el Hospital Italiano, Lanata atravesó un complejo cuadro clínico marcado por complicaciones respiratorias, trombosis venosa profunda y la necesidad de drenajes por acumulación de líquido abdominal, pero en las últimas horas se había mantenido estable.
Según su entorno, Lanata pasó la jornada sin fiebre y con signos estables, aunque enfrentó molestias por dos procedimientos menores realizados ese día. Allí, Marcovecchio pudo aprovechar a leerle al periodista el libro Contra la verdad, de Nietzsche, a pesar de que “a él le gusta más la poesía”.
“Siempre tengo fe. Una parte mía siempre dice ‘vamos a salir adelante’”, expresó su esposa sobre ese momento, pese a la dura situación que atravesaba el periodista desde su internación del 14 de junio.
A pesar de que su familia y los médicos reportaron que se encontraba afebril y estable hemodinámicamente, la fragilidad de su estado retrasó los planes de trasladarlo a la Clínica Santa Catalina, donde estaba previsto iniciar un tratamiento de rehabilitación motora y fonoaudiológica.
El último parte médico, emitido en diciembre, confirmó que Lanata respiraba de forma espontánea durante el día, aunque requería de ventilación mecánica por las noches. Pese a los rayos de esperanza, su estado seguía siendo crítico, con una atención que priorizaba estabilizarlo antes de considerar cualquier cambio en su tratamiento.
Desde la semana pasada, el conductor atravesó problemas de salud que agravaron notablemente su estado general. Producto de una escara, le colocaron una funda, un dispositivo para que al evacuar no contaminara la zona.
En ese momento, los profesionales creían que sangraba por hemorroides, pero notaron que en realidad era debido a una úlcera sangrante. Tras hincharse, le inyectaron inotrópicos para mejorar el funcionamiento del corazón y controlar la presión, mientras lo mantenían sedado. El jueves pasado repuntó, pero el viernes volvió a recaer y su estado fue empeorando en forma paulatina.
Tras meses de internación, incontables intervenciones, e infinitas notas periodísticas sobre el estado de salud del periodista, su esposa, Elba Marcovecchio, vio venir el final. “Jorge está mal”, se lamentó horas antes de confirmar la noticia.

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