Precios altos, salarios bajos: el explosivo combo que hace complejo vivir en Mendoza
La inflación en Mendoza es más alta que en el resto del país y se suma a los bajos salarios. Los alimentos se encarecen aún más y puede subir la indigencia.
En Mendoza los precios suben más y las personas tienen menos ingresos. También en Mendoza se potencia el turismo de lujo y la "calidad de vida" de exportación. Pero en la misma provincia, 6 de cada 10 niños viven en hogares pobres y se baten récords negativos. La inflación mensual más alta del país. Marca nacional en cuanto a suba de precios en lo que va del año y un número que asusta en los últimos 12 meses. El telón de fondo es que Mendoza también tiene los sueldos más bajos del país. Ese combo hace difícil la vida en la provincia. La inflación de septiembre fue del 16,9%, la más alta desde desde la hiperinflación y sin señales de baja.
Hay que recorrer la historia para hallar datos tan negativos; hasta antes de marzo del 1991. Hasta ahora Mendoza acumula 105,5% de inflación en 9 meses y 140,2% de manera interanual, es decir entre septiembre de 2022 y septiembre de 2023. Pero la inflación real, la que afecta a la mayoría de las personas, es aún mayor: 152,8% subieron los alimentos en un año en Mendoza. Es el dato que más grafica la desigualdad, pues las personas con ingresos bajos destinan una porción mucho mayor de su sueldo a esos productos y por eso el "impuesto inflacionario" es el más injusto de todos.
En el último mes, la incidencia de la suba de alimentos fue brutal: 7,6% de la inflación se explica por esos productos básicos. La incertidumbre agita aún más los fantasmas. Los mendocinos lo sufren mucho más de lo que indican los números. Y como ya ocurrió con la última medición, la suba de los alimentos impactará de lleno en la vida cotidiana, pues habrá más familias a las que no les alcanzarán sus ingresos para comprar lo mínimo indispensable. Es decir, volverá a subir la indigencia, indicador que casi se suplicó en Mendoza.
La paradoja es que en la provincia donde los precios suben más, hay un boom de ventas. Pero no de mendocinos, sino de visitantes chilenos que aprovechan las ventajas del tipo de cambio informal. Mil pesos por un dólar; carritos y autos de patente trasandina repletos de mercadería y los consumidores locales de testigos. Nuevamente, como en 2002, también se sienten los efectos colaterales de ese auge con incrementos por encima.
Mendoza tiene una base social que se deteriora. Crecen los problemas de empleo, pero sobre todo por la calidad de las oportunidades: precariedad, bajos salarios e inestabilidad. Un 33% de las personas que tienen trabajo buscan otro empleo para poder mantenerse. Y el fenómeno de los trabajadores pobres crece.