Arde la interna

Efecto Berni: en el "albertismo" planean una dura venganza contra Kicillof

La línea dura que acompaña al presidente recomienda tomar represalias contra Axel Kicillof. Lo culpan de las declaraciones de su ministro de Seguridad. La experiencia Scioli sobre la mesa.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño miércoles, 25 de mayo de 2022 · 14:33 hs
Efecto Berni: en el "albertismo" planean una dura venganza contra Kicillof

"En el campo siempre estamos en las jineteadas y en los momentos lindos de las jineteadas aparece un borrachín a hacer lío. ¿Qué dice el locutor? ‘El que trajo al borracho, que se lo lleve". La frase sobre el presidente y la vicepresidenta la lanzó Sergio Berni, imperturbable el lunes a la madrugada, y aceleró la embestida del kirchnerismo sobre el albertismo.

Los "halcones" (que los hay) que acompañan al jefe de Estado quieren saber algo fundamental: si el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires habló como librepensador, o si se presentó en televisión para enviar un mensaje de la gestión Axel Kicillof, donde además comparte Gabinete junto a Andrés "Cuervo" Larroque. Ya se enviaron emisarios a La Plata para conocer la respuesta. Pero no son pocos los que en el entorno del presidente ya presionan por pasar a la acción para "disciplinar" (o algo parecido) al kirchnerismo en el territorio donde administra su representante ejecutivo más notable.  

Los sectores más duros que trabajan cerca del presidente, creen que las declaraciones de Berni se suman a las de Larroque y el teorema de la Mesa de Luz, a los misiles periódicos pero constantes de Kicillof contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y al mensaje sobre que "en el conurbano y en el interior de la provincia no da más la situación social"; lo que ya justificarían una acción directa y firme del Ejecutivo. No definitiva, pero sí que represente una muestra  de poder del presidente al principal gobernador de la Argentina, al menos en cantidad de pobladores. Al menos para dejarle en claro al ex ministro de Economía que una cosa es "soportar" embestidas desde el Congreso en todas sus variantes K; pero otra de un gobernador. Más si es dependiente de la acción financiera de la Casa Rosada. O al menos así se ve desde la Plaza de Mayo.

Como ya contó este medio, la mirada cruzada sobre Kicillof y su gestión está orientada específicamente a cuestiones económicas y administrativas, sin mención de cuestiones políticas internas, y sin alterar un sólo punto los compromisos ya firmados y acordados con la gestión bonaerense. Pero sin un punto más de coparticipación comprometida o ya acordada. Y que cualquier intento de mejora relativa en el valor agregado del gasto público en la provincia, fundamentalmente en el conurbano profundo y kirchnerista sea financiado con los propios fondos que pueda recaudar el gobernador.

Lo que el "albertismo halcón" analiza seriamente, y pretende que el presidente decida, es que se avance sobre la relación de dependencia fiscal bonaerense de la Nación, amparado en el dato que en lo que va del complicado 2022, Buenos Aires fue la repartición más favorecida de los últimos tiempos en cuanto al aumento de las partidas de pesos redirigidas a alguna región del país. Se asegura en la Casa Rosada que ya hay quejas de otros gobernadores peronistas por el tratamiento fiscal hacia La Plata, en tiempos en los que el presidente se apoya en esos dirigentes del interior; lo que en general más ponderan su gestión política.

El sector más cercano al presidente considera que el golpe más duro posible sería a Kicillof, el principal referente del kirchnerismo que debe gobernar; lejos de la cierta "comodidad" (siempre en términos albertistas) de la actividad legislativa, siempre más cómoda para la crítica extrema contra el presidente. "Si nos atacan desde el Senado, Diputados, La Plata o por televisión, contestamos enfriando la relación fiscal con Buenos Aires", es la máxima de hipótesis de conflicto que se examina en el albertismo.

Nada nuevo dentro del oficialismo, afirman en el Ejecutivo. Sería replicar la relación entre la Nación y la provincia que en su momento aplicó Néstor Kirchner sobre Daniel Scioli, en diferentes períodos de tiempo durante la gestión en la que el exmotonauta quería levantar la cabeza política; y desde la Casa Rosada se elaboraba un mecanismo de relojería fiscal para que sufra en el nivel de administración de sus gastos. Hasta que el gobernador se ubicara dentro del mosaico kirchnerista y hocicara. Uno de esos momentos fue en 2009 cuando el gobernador comenzaba a despuntar su intención de vuelo político a nivel Nacional, con la amenaza de algún armado por fuera de la decisión del ya expresidente.

Sólo con un par de reportajes que Scioli hizo en medios no alineados, donde deslizó sus planes electorales con ciertos aires independentistas, provocó que Kirchner le aplique una especie de Doble Nelson fiscal. Por un lado le retrasó en 48 horas el giro de los dineros necesarios para poder pagar en tiempo y forma los salarios de la administración y la seguridad provincial. Por el otro le congeló durante dos meses cualquier atisbo de incremento de dinero de transmisión para obras públicas o similar.

Se sabe, y reconocen en el "albertismo duro", que una embestida contra Kicillof, aunque sea leve y tenue, inevitablemente generaría un contraataque directo contra la Casa Rosada. Y se sabe que si el ataque es de un equivalente a un punto, la ofensiva desde el Senado podría llegar a 100. Pero también se cree que sería "pegar donde duele". Y donde se sabe hay poder de acción. Por ahora, sólo por ahora, es un plan que acelera su análisis.

Archivado en