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El Estado inútil

La situación que se vive en la escuela José Sixto Álvarez de Maipú evidenció las falencias de un Estado inútil y con una alarmante burocracia.

Redacción MDZ
Redacción MDZ jueves, 6 de octubre de 2022 · 18:38 hs
El Estado inútil
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Inútil es aquello que no es útil, no sirve o no cumple su función. Es imprescindible definir lo que significa esta palabra por el título de la nota.

El disparador fue un mensaje de un oyente, en el programa Uno nunca sabe de MDZ Radio,  conducido por el periodista Marcelo Arce. En él se denunciaba el periplo frustrante de una directora de escuela en su objetivo de techar el patio del establecimiento para brindar un mejor desenvolvimiento a la actividad escolar, protegiendo alumnos, maestros y personal de los avatares climáticos e incluso posibilitando una correcta y amplia interacción con los padres y familiares de alumnos.

El punto es que luego de dos años de peregrinaje por diversos órganos administrativos y funcionarios públicos, con el aporte privado de fondos por parte de Universo Vigil, institución liderada por Alejandro Vigil, la directora que lleva adelante la cruzada no logra ser escuchada ni atendida.

Es otro y lamentable ejemplo de lo continuo y frustrante que abunda en nuestro país y en la querida provincia. Hace ya demasiado tiempo se define de diversas maneras el modelo ideal de Estado.

Estado presente, Estado grande, Estado inclusivo, Estado necesario. Estado eficiente. Todas estas definiciones han concluido concretamente en la presencia de un Estado Inútil.

Pobre económicamente, deficiente en prevención y represión del delito, con debilidad peligrosa en el servicio de salud y omnipresente y asfixiante en presión impositiva e intervención en la actividad privada, el Estado en todas sus dimensiones no ha sido útil en la prestación de servicios a sus ciudadanos, que lo sostienen con sus tributos y lo sufren con su accionar.

Estado útil es lo que hace falta. Marcelo Arce impactado por el mensaje recibido en su programa se ocupó del tema e interiorizado, trató públicamente y al aire la posibilidad de desentrañar el intríngulis frustrante.

Fue en vano. La maraña burocrática se multiplicó, con una única pero importante diferencia. El recorrido fue en esta ocasión , en directo y con su numerosa audiencia de testigo.

Funcionarios que no atendieron sus llamados, aquellos que si lo hicieron y encargados de prensa dejaron en evidencia dos aspectos fundamentales. Los disponibles evidenciaron su molestia y mala voluntad por el requerimiento y se excusaron de ser los encargados y responsables de la falta de acción de la burocracia estatal.

Cumplieron con el sino mayoritario de la acción fallida habitual. Siempre hay una excusa formal exculpatoria. Se termina la tarea encontrando la excusa. “No es de mi área, no es mi función, no conozco el caso, la directora no habló conmigo”, fueron las respuestas.

En este caso, la necesidad lleva dos años esperando y sigue en paréntesis. El inmenso e inútil Estado burocrático sigue su derrotero inevitable e imperturbable. 

Es imprescindible, conveniente y necesario que con urgencia, convicción y determinación se reconvierta en en uno útil al servicio de la sufrida ciudadanía y en beneficio del bien común.  Caso contrario el Leviatán seguirá oprimiendo con su torpeza y tamaño monstruoso.

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