Análisis

La grieta perversa que amenaza con comerse también al feminismo

Críticas por un lado, silencio por el otro. Una lucha que debería abstraerse de las banderas partidarias, termina cayendo en la grieta de siempre con el riesgo de perder su fuerza. La perspectiva de género no debe convertirse en una herramienta política y se debe exigir a todos por igual.

Mariano Bustos
Mariano Bustos domingo, 14 de marzo de 2021 · 06:19 hs
La grieta perversa que amenaza con comerse también al feminismo
Foto: Comunicación Senado

Una vez más la grieta. Si hay algo que ha destacado al feminismo en estos últimos años es su capacidad de unirse más allá de las diferencias partidarias. Así fue como se lograron grandes hitos como la ley de Paridad de Género y sobre todo la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Triunfos construidos en base al empuje colectivo de mujeres comprometidas con la causa que supieron relegar cuestiones políticas y laureles personales. Pero la "grieta" en Argentina es poderosa y avasalladora y ahora amenaza con romper esa unidad.

Sea cual sea la explicación que dé el diputado Alfredo Cornejo sobre sus dichos en Santa Rosa, sus palabras fueron desafortunadas. Decir que la intendenta Flor Destéfanis "se hace la feminista" pero que al municipio "lo maneja el marido" es ofensivo y retrocede casilleros en el proceso de deconstrucción social en el que todos estamos comprendidos. Más allá de que luego haya aclarado el verdadero sentido de sus declaraciones y se entienda que la crítica del ejercicio del poder no está relacionada con el género, la forma en la que lo dijo merece ser criticada. Sin embargo, el silencio primó dentro del radicalismo y ninguna legisladora dijo nada.

Pero la grieta mete la cola y la política empezó a usar la perspectiva de género como una herramienta. Legisladoras y militantes del peronismo salieron a repudiar abiertamente al exgobernador e incluso se ha pedido su expulsión de la Cámara de Diputados. La diputada nacional jujeña, Carolina Moisés, basa su petición en el artículo 66 de la Constitución Nacional que señala que se puede sancionar a un parlamentario por inconducta o inhabilidad moral y junto a ella la firman otras diputadas del Frente de Todos.

Algo similar ocurre en la Justicia, donde la vicepresidenta Cristina Kirchner y el presidente Alberto Fernández salieron a cuestionar al juez de Casación Juan Carlos Gemignani por la forma en la que saludó a sus colegas mujeres en un grupo de Whatsapp en el que les dijo "feliz día delincuentes". Luego de ello, el presidente del Consejo de la Magistratura de la Nación, Diego Molea, denunció a Gemignani para que sea investigado por mal desempeño y pidió medidas urgentes.

“Es fundamental la intervención de este Consejo ya que, de ser comprobadas, las gravísimas expresiones del Dr. Gemignani resultan totalmente incompatibles con los esfuerzos que el Poder Judicial de la Nación está desarrollando para actuar y resolver con perspectiva de género”, manifestó.

Pero mientras el oficialismo nacional repudia y pide castigos contra Cornejo y Gemignani, guarda silencio respecto a temas sensibles como las denuncias sobre mujeres embarazadas de Formosa que se esconden en el monte por temor a que el gobierno de Gildo Insfrán las encierre en un centro de aislamientos y sean separadas durante 14 días de sus hijos al dar a luz. O las denuncias por abuso sexual de una sobrina del senador del PJ José Alperovich

 

"Ha pasado un año. Sigo esperando, día a día, respuestas, investigaciones serias, medidas, justicia. Y mientras, miro a mi alrededor y advierto que ni el horror que me tocó vivir, ni los infiernos que atraviesan miles de mujeres y niñas son suficientes para que traten las causas con la responsabilidad y debida diligencia que merecen", escribió la sobrina de Alperovich denunciando la falta de acción en la causa.

En diálogo con MDZ Radio la socióloga con perspectiva de género y capacitadora de la Ley Micaela, Leticia Femenía, reconoció que la grieta selectiva a la hora de salir a repudiar situaciones puntuales le hace daño a todo el movimiento colectivo. Específicamente criticó el silencio de funcionarias, legisladoras y militantes del radicalismo que no salieron a cuestionar las expresiones del presidente de la UCR Alfredo Cornejo.

 

Pero lo mismo aplica para la ausencia de cuestionamientos desde el peronismo respecto de lo que sucede en Formosa o las denuncias contra el exgobernador de Tucumán. Si la "lealtad" de la que tanto se jactan los partidos políticos va a primar por sobre la sororidad, no solo se corre el riesgo de que se desvirtúe la lucha sino incluso de que termine perdiendo fuerza. 

No puede ni debe existir una doble vara a la hora de exigir perspectiva de género. Si se convierte en un instrumento de persecución política contra el que representa a otro partido o en un silencio cómplice cuando salpica a los propios, terminará cayendo en el barro de la grieta político partidaria. 

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